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Una rara avis en la trayectoria de la pintora, cuyas obras tienen en su mayoría un formato más pequeño. Foto: La Voz de Galicia. 
Una rara avis en la trayectoria de la pintora, cuyas obras tienen en su mayoría un formato más pequeño. Foto: La Voz de Galicia. 

Reaparece un misterioso cuadro de Frida Kahlo más de medio siglo después

La mesa herida es una de las obras más importantes de la artista mexicana, pero desapareció en 1955 sin dejar rastro.

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“Burguesa, formalista y decadente”, así calificaron los soviéticos La mesa herida, el más colosal de los cuadros que Kahlo realizó como una donación para sus camaradas y que ellos rechazaron de pleno. 

Un terrible y bellísimo óleo -como todos los de la artista- en el que aparece la pintora vestida con un traje tradicional de tehuana, sentada en el centro de una mesa con salpicaduras de sangre y escoltada por un esqueleto de papel maché y un personaje precolombino. Frida se representa a sí misma de dos formas, con su autorretrato y a través de la mesa, y nos ubica en un escenario teatral con un telón y dos niños en el costado izquierdo de la mesa, mientras que un ciervo aparece en el otro extremo. 

El cuadro fue devuelto a México, luego viajó a una muestra en Europa y ahí se perdió la pista. Fue en 1955, en Varsovia (Polonia), formando parte de la Exposición de pintura y gráfica mexicana de la capital un año después de que la artista muriese y Diego Rivera hiciese las negociaciones para mandar el cuadro a Varsovia. 

Hace unos días, La mesa herida volvió a aparecer para sorpresa de todos. Se anunció su salida a subasta en Galicia (España) tras más de medio siglo de que se evaporase de forma misteriosa. 

La pieza mide 1.21 por 2.24 metros, lo que la convierte en una rara avis dentro de la carrera de la artista junto a Las dos fridas, ya que la mayoría de sus obras tienen formatos más reducidos porque solía pintarlas postrada en la cama. 

Según el marchante español Cristian López Márquez, copropietario de la compañía dedicada a la compra-venta de arte THe Billion Art, esta joya del surrealismo había pasado por dos colecciones privadas antes de que la consiguiera su actual propietario, cuyo nombre no se ha revelado. 

“En 1956, dos años después de la muerte de la pintora, su esposo, Diego Rivera, quiso recuperar el cuadro con el apoyo de su amigo Ignacio Márquez Rodiles, que finalmente fue uno de los responsables de la desaparición, además de ser uno de los encargados del manejo del cuadro entre México y la Unión Soviética”, dijo a La voz de Galicia.

La obra, cuyo valor se estima entre los 40 y los 50 millones de euros, no se trata de ninguna falsificación y su propietario, de acuerdo al marchante, busca un comprador “dentro de los círculos del arte europeo, en los que grandes coleccionistas de obras se hacen con cuadros de este estilo”.

"Hoy en día, el 95% de las obras que se ponen a la venta en el mundo son falsificadas, pero este es el cuadro original porque ha sido analizado por expertos. En primer lugar, en la propia casa del propietario, que decidió posteriormente ponerlo en una bóveda de alta seguridad, donde permanece. El cuadro se encuentra en perfecto estado, algo que podía preocupar a los seguidores de la autora, que llevan años esperando a que reaparezca”, añadió.

Márquez también aseguró que la obra aún conserva las etiquetas un poco deterioradas que acreditan la participación de  La mesa herida en tres exposiciones, entre ellas la Muestra Internacional de Surrealismo celebrada en la Ciudad de México en 1940.