[OP-ED]: Tentaciones de la juventud
El conferencista Montel Williams, apuesto afroamericano de 35 años de edad, graduado en la Academia Naval estadounidense, oficial de inteligencia retirado, entrenado en Rusia y en China, descubrió que tenía dotes de orador y que era grande su compromiso en encontrar una solución a los problemas de la juventud: drogas, alcohol, embarazos tempranos, deserción escolar. A sólo nueve años de su jubilación dejó el puesto para dedicar tiempo completo a los adolescentes de Norteamérica.
Las balas de mentira son uno de los trucos que utiliza para llegar a las juventudes. Grita a voz en cuello: “Montaña, montaña…” Y rueda por las gradas arrancando risitas nerviosas de los chicos. “Montaña, montaña, retírate de mi camino.” De un salto sube espectacularmente al foro y resbala de un extremo a otro. Montaña es el símbolo que Williams utiliza para representar las tentaciones de la juventud. Ha cautivado al auditorio.
“Si salen a las calles a comprar droga, las balas serán balas de verdad. Los malvivientes que venden droga les robarán el dinero y la vida.” Su estentórea voz cimbra hasta la última butaca. Insiste en que la educación y la buena vida van de la mano y que los narcóticos están casados con la cárcel y la muerte. Ante el desconcierto de los chicos, les habla en ruso y chino. “Si dejan la escuela, jamás hablarán ni chino ni ruso y cuando los chinos y los rusos obtengan sus títulos en inglés y se establezcan en Estados Unidos con una buena profesión, ustedes estarán dorando papas en McDonald’s y lustrando sus zapatos.” A las chicas les dice sin rodeos. “Grávense bien esto para toda la vida: JAMÁS se acostarán con un hombre para obtener drogas, o vestidos, o para que les pague la renta porque ustedes valen mucho para venderse.” A los chicos les grita: “No los considero todavía hombres aunque ustedes crean que ya lo son. Dios les dio el equipo para hacer bebés, pero les dio algo más precioso: el cerebro. Dios quiere que aprendan a ser responsables. Y si hacen un niño, más les vale que se dediquen a cuidarlo.” El auditorio estalla en aplausos.
Hace algunos años Williams comenzó a hablarles a los muchachos sobre las “Tres Erres” (Responsibility, Restraint, Respect): Responsabilidad, Abstinencia y Respeto. Afirma que si los chicos creen en las tres erres y se arman de educación y de fe moverán montañas: combatirán el alcohol, las drogas y el sexo temprano. Pasa a los maestros al foro y grita a los chicos: “Ante ustedes, las personas que harán posible un buen futuro, respétenlas.”
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Los chicos, emocionados, lo rodean después de cada actuación: “Si mi hermana hubiera escuchado tus palabras, no se hubiera suicidado.” “Tú me has ayudado a dejar las drogas.” “Nunca nos abandones.”
¿Por qué se drogan los chicos? Williams dice que piden a gritos atención, afecto y respeto: sufren angustia vital. Afirma que les hemos enseñado que cuando se tiene un problema, hay que tomar una bebida para sentirse mejor. Los chicos toman y se drogan más cada día y recurren al sexo a edades más tempranas. Dejan la escuela. No les hemos enseñado a manejar los conflictos: no es suficiente que aprendan a decir no a las drogas, sino que aprendan también a decir sí a la autoridad, a la disciplina y a la responsabilidad.
Hollywood lo ha contratado para una serie televisiva. Asegura que aunque la serie no trata siempre de tópicos concernientes a la juventud, él insistirá en cubrir esos temas. ¿Durará su determinación en el mundo de celuloide? Williams afirma que su compromiso es de por vida: lo lleva muy dentro de su corazón.
Detrás de las rejas de las ventanas de la escuela, semejantes a las de una prisión, se escucha el coro de los chicos, quienes entusiasmados lo despiden: “Montaña, montaña, apártate de mi camino.”
“Si tienen fe y educación, moverán montañas”, contesta Williams.
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