Según un informe de la consultora Stratfor, a la economía mexicana ingresan anualmente alrededor de 40.000 millones de dólares producto del tráfico de narcóticos hacia Estados Unidos. Si el gobierno mexicano, la Iniciativa Mérida o la divina providencia lograran acabar de sopetón con el flagelo, la cantidad de dinero que deja de entrar, ese faltante, generaría un verdadero colapso en la economía nacional.

Aunque las cifras varían desde los 15.000 millones (gobierno de México) hasta los 40.000 (la ilegalidad y la informalidad del negocio sólo posibilitan un cálculo empiríco), ciertamente se trata de un negocio multimillonario, parte integral de la economía de México y en el mundo.

Según un estimado de la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Crimen, el narcotráfico deja en Estados Unidos réditos por 125.000 millones al año (la cifra del gobierno es 65.000 millones).  Especialistas concuerdan en que la parte más “jugosa” de las ganancias se quedan en “la última milla”, que corresponde a la comercialización y distribución medudeada; los que mueven la mercancía en los grandes centros de consumo se llevan la tajada más grande del pastel.

El dinero ilícito de los narcóticos se “lava” a través de negocios lícitos y se inyecta directamente en la economía formal de los mexicanos. Cuestiones como éstas han sido eludidas durante años por el gobierno mexicano. Su lucha contra las drogas ha estado erradamente enfocada hacia la eliminación de la producción únicamente, a la fuerza, sin estar acopañada de un paquete de medidas financieras e industriales que garanticen que cuando el negocio se acabe la economía doméstica no colapse y que estimulen un saneamiento programado.

El gobierno debe pensar en los millones de personas, miles de familias trabajadoras, que directa o indirectamente se benefician de los réditos del narcotráfico y del verdadero papel de estos ingresos en la economía de México. Mientras tanto, la “guerra” frontal de Calderón seguirá aumentando el precio de las drogas, mejorando las ganacias de los narcotráficantes e inflando las finanzas del país.

Así reportó El País