El candidato
por el Partido Verde, Antanas
Mockus, y el ex alcalde de Medellín Sergio Fajardo sellaron este lunes la
alianza con la que aspiran ganar la Presidencia de Colombia en la
primera vuelta electoral del 30 de mayo, ya desde el segundo puesto
en las encuestas.

La Registraduría Nacional del Estado Civil
vivió una "fiesta
verde", en la que participaron casi 500 seguidores, con la
inscripción de Fajardo como compañero de fórmula de Mockus y
candidato a la Vicepresidencia.

Mockus y Fajardo fueron alcaldes
de las dos principales ciudades
colombianas, Bogotá y Medellín, respectivamente, en las que
desarrollaron gestiones transparentes y bien valoradas, por lo que
la alianza anunciada la semana pasada y cerrada este lunes les ha llevado a
ocupar el segundo puesto en los sondeos de intención de voto.

"Ganaremos
en primera vuelta", afirmó Mockus a los seguidores que
lo acompañaron a la Registraduría con un lápiz en mano, "el arma que
van a utilizar para transformar a Colombia con educación".

El
aspirante presidencial ya está trazando con Fajardo las líneas
de Gobierno que les permitirían el triunfo el 30 de mayo en la
primera vuelta.

"Estamos suponiendo que no hay segunda vuelta",
agregó y aseguró
que trabajarán incansablemente durante la campaña.

El ex alcalde
de Bogotá agradeció a Fajardo por su ejemplo y por
la "racionalidad" con la que han trabajado en las últimas semanas.

Y
esa racionalidad es la que ha llevado a Mockus a contar con
Fajardo en su apuesta ya que ambos son matemáticos de profesión.

"La
racionalidad de su equipo salvó el balón, está en nuestra
cancha y ahora somos un equipo mucho más grande, mucho más poderoso,
mucho más potente", aseguró, convencido de que llenarán las urnas de
"votos libres de presiones, para construir entre todos un país
prospero y limpio".

Fajardo, el artífice de la transformación de
Medellín, antaño la
ciudad más violenta de América Latina, reconoció que aún les falta
avanzar para convencer a más colombianos, pero a eso se dedicarán
los menos de dos meses que quedan de campaña.

"Pero ya la semilla
está sembrada y el reto ahora es un trabajo
intenso por todo el país, que toda Colombia se sienta unida", agregó
el aspirante a vicepresidente.

Bajo la consiga "la unión hace la
fuerza", los dos ex alcaldes
anunciaron que los puntos clave de su campaña son la educación, la
cultura ciudadana, la seguridad y justicia, y la dignificación de la
vida en el campo.

"Vamos a demostrar que es posible trabajar
unidos por el país,
construir la Colombia que queremos, fortalecer la legalidad y
apostarle al talento y a las capacidades de la gente. Unidos podemos
más", señala la proclama de integración.

Mockus, a sus 58 años,
ha sido alcalde de Bogotá en dos periodos
(1995-1997 y 2001-2003) y se ha erigido en la vía alternativa a los
candidatos tradicionales y favoritos hace sólo una semana: el
oficialista Juan Manuel Santos, del Partido de la U, y la
conservadora Noemí Sanín.

Su eficiente y transparente gestión
como alcalde capitalino y el
haberse alzado como la "tercera vía" a la estela de la política de
Seguridad Democrática del presidente Álvaro Uribe, le ha impulsado
no solo en los sondeos, sino también en redes sociales de Internet,
como Facebook y Twitter.

Un salto en el ha sido decisiva su
apuesta por Fajardo, un
político independiente y también alternativo que tiene en su haber
su gestión al frente de Medellín entre 2004 y 2007.

La más
reciente encuesta publicada el viernes por el diario El
Tiempo colocaba al oficialista Santos como el favorito a ganar las
elecciones con un 29,5 por ciento de la intención de voto, seguido
de Mockus, con el 24,8 por ciento.

Esto significaría que Santos y
Mockus se disputarían la segunda
vuelta el 20 de junio próximo.

Les sigue la ex canciller Noemí
Sanín, del Partido Conservador,
con un 16,4 por ciento, después de que el candidato verde le
arrebatara el segundo el puesto hace menos de una semana.

En
Colombia los medios ya han bautizado el fenómeno
Mockus-Fajardo, la llaman "revolución verde" o "marea verde" y,
según la revista Semana, podría tratarse de la primera victoria
electoral sin el apoyo de la clase política tradicional.