El Gobierno venezolano acusó
este viernes al
de Colombia de "destruir" las relaciones bilaterales y pretender
pasar ese "triste legado" a su sucesor, a lo que desde Bogotá se
respondió diciendo que "el embargo" que afecta al comercio entre
ambos países lo impuso Venezuela.

Un caso de supuesto espionaje
por parte de colombianos en
Venezuela ha vuelto a poner al rojo vivo las tensas relaciones entre
ambos países vecinos, sobre todo después de que Colombia manifestase
preocupación e incluso recurriese a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos por el trato que pueden recibir los acusados de
preparar el terreno para sabotear el sistema eléctrico venezolano.

"Una
vez más pretende el Gobierno actual de Colombia presentarse
como víctima, en un caso que implica a un grupo de personas
capturadas en flagrancia con pruebas de espionaje que atentan contra
nuestra patria", señaló un texto oficial publicado hoy en Caracas.

En
el comunicado, cuya divulgación fue anunciada ayer por el
presidente Hugo Chávez, se califica de "posición inaceptable" la
mantenida por el Gobierno de Álvaro Uribe respecto a los presuntos
espías detenidos a fines de marzo en Venezuela.

"Se trata de una
maniobra de distracción, ante la gravedad de
hechos que demuestran la acción constante de grupos conspirativos
contra la paz y la seguridad", agrega el texto en referencia a las
manifestaciones de preocupación por la situación de los detenidos y
en general de los colombianos radicados en Venezuela que ha hecho el
Gobierno de Uribe.

Esas manifestaciones -agrega el texto oficial-
"constituyen un
intento para minar de forma duradera el posible camino al
restablecimiento de relaciones normales" entre los dos países.

"No
contento con haber destruido las relaciones políticas,
diplomáticas y comerciales entre Venezuela y Colombia, ahora (Uribe)
pretende forzar a quien le suceda en el cargo a adoptar ese triste
legado", añade el documento.

La respuesta desde Bogotá no se hizo
esperar. "El embargo
comercial por razones políticas lo impuso Venezuela" el pasado
agosto, señaló el canciller colombiano, Jaime Bermúdez.

Bermúdez
reiteró su "afecto por el pueblo de Venezuela" y dijo
que a pesar de la nueva crisis, Colombia permanece abierta "a una
interlocución directa bajo las bases del respeto".

Las relaciones
comerciales bilaterales están congeladas desde
agosto pasado por decisión de Chávez, que reaccionó así a la firma
de un acuerdo militar entre Colombia y EE.UU., lo que ha tenido un
serio impacto en las exportaciones colombianas.

El Ejecutivo
venezolano ha dicho en reiteradas ocasiones que no
piensa dialogar ya con Uribe, sino con quien le suceda en el
Gobierno, que será quien gane las elecciones del 30 de mayo próximo.

El
nuevo motivo de fricción entre ambas naciones son ocho
colombianos, al parecer integrantes de una misma familia radicada en
Venezuela, que, según las autoridades venezolanas, estaban dedicados
a labores de espionaje con vistas a actos de sabotaje.

En las
últimas horas las autoridades venezolanas recabaron
"indicios más graves" de que se iba a atacar "la infraestructura
eléctrica, vial y de servicios públicos", afirmó el ministro del
Interior, Tareck El Aissami.

Esta semana, al informar de las
detenciones, Chávez dijo que a
los detenidos se les encontró "computadoras, muchas fotografías,
códigos secretos o semisecretos, actividades extrañas,
contradicciones entre ellos".

También indicó que dos de ellos
tenían carnés del Ejército
colombiano y que el Gobierno de Uribe debería aclararlo, "porque
pudieran ser falsos".

El Gobierno colombiano ha negado que esas
personas estén
relacionadas con el Ejército, salvo dos que trabajaron en su día
para un dispensario médico militar, y afirma que estaban radicados
en Venezuela desde hace años y regentaban una fábrica de helados.

Venezuela
sufre desde hace meses un déficit de energía eléctrica
que ha obligado a racionamientos, lo cual, según el Gobierno, se
debe a cuestiones climáticas y, en opinión de la oposición, a falta
de inversiones.

"¿Quién sabe cuántos de estos apagones han sido
producto del
sabotaje?", se preguntó Chávez el pasado martes cuando remarcó que
las detenciones de los ocho colombianos no son un hecho "aislado",
sino que tienen relación con las bases militares que Estados Unidos
utiliza en Colombia.