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Positivo para COVID y bajo arresto domiciliario, Álvaro Uribe tiene que rendir cuentas

Una de las figuras más influyentes de Colombia está librando batallas en dos frentes.

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La Corte Suprema de Justicia de Colombia ordenó el martes que el ex presidente Álvaro Uribe Vélez sea puesto bajo arresto domiciliario debido a un caso en curso que lo acusa de manipulación de testigos y fraude en una investigación que lo vincula con grupos paramilitares. 

Es la primera vez que el más alto tribunal del país ordena una medida tan elevada para un ex presidente. 

Uribe escribió en Twitter que su confinamiento causa una profunda tristeza a su familia y a sus seguidores. 

La privación de mi libertad me causa profunda tristeza por mi señora, por mi familia y por los colombianos que todavía creen que algo bueno he hecho por la Patria

Al día siguiente, el ex jefe de estado anunció que había dado positivo para el nuevo coronavirus. 

Colombia tiene el sexto número más alto de casos de COVID-19 en las Américas, así como la séptima peor tasa de mortalidad en la región, según el Centro de Recursos de Coronavirus de Johns Hopkins. 

Fue presidente de Colombia durante dos mandatos de 2002 a 2010 y desde 2014 ha reclamado un escaño en el Senado del país. 

En 2014, formó el Partido de Centro Democrático que tiene la pluralidad de asientos tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, así como la presidencia con Iván Duque Márquez

En ese año, el senador de la izquierda Iván Cepeda acusó a Uribe de ser el responsable del surgimiento de grupos paramilitares que perseguían a miles de personas afiliadas a grupos guerrilleros de la izquierda. 

Cepeda usó testimonios de ex paramilitares para respaldar sus afirmaciones y cuando el caso llegó a la Corte Suprema, Uribe alegó que el senador izquierdista manipuló sus historias. 

Con el paso de los años se profundizó en la investigación y el reciente fallo de la corte sugiere que hay razones para creer que el ex presidente fue en realidad quien manipuló los testigos y fue puesto bajo arresto domiciliario como un potencial riesgo de fuga. 

Uribe está vinculado a las Autodefensas Unidas de Colombia (UAC), un paramilitar de derecha que utilizó tácticas como la extorsión, la violación y el asesinato para silenciar la creciente influencia de los grupos insurgentes de izquierda.

La insurgencia estaba formada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). 

Todo ello tras un escándalo que tuvo lugar en 2015 y que dio lugar a que la Corte Suprema condenara al ex jefe de la agencia de inteligencia colombiana y al ex jefe de gabinete de Uribe a la cárcel por espiar a periodistas, políticos e incluso a miembros del alto tribunal. 

Uribe sigue siendo considerado un importante actor político en Colombia porque desempeñó un papel fundamental en la promoción de los dos presidentes que le siguieron, Juan Manuel Santos y Duque.

El martes, el actual presidente Duque se expresó sobre las acusaciones hechas contra su mentor político y aliado. 

“Soy y seré siempre un creyente en la inocencia y honorabilidad de quien con su ejemplo se ha ganado un lugar en la historia de Colombia. Como presidente hago un llamado a la reflexión. Entiendo el papel de las instituciones y la independencia de poderes,” dijo el presidente. 

Los partidarios de Uribe lo ven como alguien que salvó al país del colapso porque al aplastar la fuerza de las FARC, la seguridad aumentó, lo que trajo más inversión directa extranjera. 

No logró impulsar una enmienda a la constitución que le permitiera buscar un tercer mandato. Muchos pensaron que habría ganado porque dejó el cargo con un 75% de aprobación. 

A diferencia de otras naciones latinoamericanas, Colombia no tiene una historia reciente marcada por el arresto de antiguos líderes. Esto fue visto como un punto de orgullo para ellos, especialmente con Uribe siendo visto por sus seguidores como alguien que trajo estabilidad a su país. 

El Perú encarceló a su ex presidente Alberto Fujimori, cuyo mandato duró de 1990 a 2000, y fue condenado por abusos de los derechos humanos. Esto se debió a su participación en asesinatos y secuestros cometidos por escuadrones de la muerte autorizados por el Gobierno. 

La represión del gobierno contra los grupos guerrilleros izquierdistas tuvo como resultado unas 69.000 muertes

Fujimori se ha declarado inocente de esos cargos, pero se ha declarado culpable de varios casos de soborno, uno de los cuales involucra a su jefe de inteligencia. 

Sigue en prisión hasta el día de hoy, aunque su hija, Keiko Fujimori, que también se ha presentado como candidata a la presidencia, ha estado haciendo campaña para que sea liberado. 

Luiz Inácio Lula da Silva también fue un líder transformador para Brasil, ya que sus políticas trajeron un rápido desarrollo económico y redujeron la desigualdad de ingresos.   

Después de dejar el poder en 2010, fue acusado de múltiples casos de corrupción y lavado de dinero que implicaban a muchos altos funcionarios. 

En 2018 comenzó a cumplir una condena de 12 años de prisión que, según sus partidarios, tenía una motivación política, ya que le impedía presentarse a las elecciones presidenciales de ese año.

Lula era tan popular en Brasil que lideraba en las encuestas al militar retirado de la derecha Jair Bolsonaro, a pesar de que no podía presentarse por estar en prisión. 

Fue liberado en noviembre de 2019 después de que la Corte Suprema dictaminara que los acusados pueden permanecer libres hasta que agoten todas sus apelaciones.