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Las personas que usan máscaras y guantes esperan para pagar en Walmart el 03 de abril de 2020, en Uniondale, Nueva York. Al Bello/Getty Images
Las personas que usan máscaras y guantes esperan para pagar en Walmart el 03 de abril de 2020, en Uniondale, Nueva York. Al Bello/Getty Images

La paradoja de la economía y las máscaras de protección contra el Coronavirus

Mientras Estados Unidos es considerado una potencia económica a nivel mundial, el motor productor demostró no estar preparado para proteger a sus ciudadanos…

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La crisis de salud pública más importante en las últimas décadas parece estar dejando en claro lo que realmente no funciona en los sistemas gubernamentales a nivel internacional.

La falta de confianza en especialistas epidemiológicos, así como la presunta incapacidad de los gobiernos para ponerse de acuerdo con una estrategia para combatir a un virus tan agresivo, han costado miles de vidas en tan sólo tres meses.

Estados Unidos, y según las cifras del 2019, es considerada la mayor economía del mundo, con un PIB nominal de 21.44 billones de dólares; es decir, una cuarta parte de la economía mundial, según explica Nasdaq.

Junto a China, Japón, Alemania e India, este motor económico contribuye con un 55% del PIB mundial.

Este tipo de cifras son precisamente eso: cifras.

El apelativo “economía desarrollada” ha dejado siempre grietas a través de las cuales se puede ver el verdadero estado del sistema social; grietas que la crisis del COVID-19 no ha hecho sino agrandar.

Cuando de salvar vidas se trata, el sistema económico estadounidense ha demostrado no poder materializar su poder en soluciones palpables para sus ciudadanos.

Según explicó The Guardian, en el país hay 2.9 camas de hospital por cada 1.000 personas, menos que otros países como Turkmenistán (7.4), Mongolia (7.0), Argentina (5.0) y Libia (3.7).

Y si hablamos de médicos, en esta “potencia mundial” hay 2.6 médicos por cada 1.000 habitantes, “lo que los coloca detrás de Trinidad y Tobago (2.7), y Rusia (4.0)”, agrega el medio.

Siguiendo esta línea de pensamiento, la America’s Health Rankings demostró en su informe del 2018 cómo la tasa de mortalidad infantil de Estados Unidos es de 5.9 muertes por cada 1.000 nacidos vivos, encontrándose muy por debajo de la mayoría de los países europeos y de Chile.

De hecho, en un ranking de 36 países, Estados Unidos ocupa el puesto 33.

Las cifras de muertes de adultos, no son muy diferentes, y se agravan aún más por las brechas de desigualdad económica basadas en raza.

Según cifras de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), la desigualdad económica en Estados Unidos es una de las más altas del mundo –alcanzando su punto máximo durante el 2019, a pesar de que la tasa de desempleado se mantenía en un mínimo histórico.

¿Entonces por qué no hay suficientes máscaras de protección contra el Coronavirus en hospitales y centros de atención médica?

Siendo ahora el epicentro de la pandemia, hospitales en todo el país están denunciando una grave escasez de equipos médicos vitales –incluyendo kits de pruebas y termómetros– sintiéndose incapaces de siquiera proteger a los miles de médicos que están en el frente de la batalla día a día, explicó NBC News.

Según un informe interno de vigilancia del gobierno publicado el día lunes, los centros y funcionarios médicos no sólo se encuentran con las manos vacías a la hora de luchar contra el “enemigo invisible”, sino que se han debido enfrentar a mensajes contradictorios por parte de un gobierno que no sabe por dónde empezar.

El informe, que se basa en entrevistas con administradores de 324 hospitales y redes de hospitales de diversos tamaños, dice que el equipo suministrado a los hospitales por el gobierno federal “está muy por debajo de lo que se necesita y a veces no es utilizable o es de baja calidad.”

Según el informe, un hospital recibió dos envíos de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias con equipo de protección que había caducado en 2010. Otro sistema hospitalario recibió 1.000 máscaras del gobierno federal y estatal, aunque esperaba una entrega mucho mayor, y "500 de las máscaras eran para niños y por lo tanto inutilizables para el personal adulto", según el informe. El elástico de las máscaras N95 de una reserva del gobierno estatal se había "podrido en seco" y no se podía utilizar, agregó.

Siendo el Coronavirus un agente que se contagia por gotas suspendidas en el aire después de un estornudo o tos de una persona contaminada, los médicos deben protegerse al máximo y cambiar frecuentemente máscaras y guantes para evitar el contagio.

Lo que realmente está sucediendo es que deben reutilizar sus protecciones una y otra vez por falta de suministros.

Si bien es cierto que las compras desesperadas de los ciudadanos ha limitado el stock nacional, “el prolongado brote en China redujo el suministro”, según explicó el New York Times.

“Incluso antes de que el coronavirus emergiera, China producía cerca de la mitad de las máscaras del mundo”, agrega el medio. “Durante el brote, amplió su producción de máscaras casi 12 veces”.

El gobierno anunció a mediados de marzo que había ordenado “cientos de millones de máscaras” para hospitales a nivel nacional, pero nadie sabe exactamente de dónde saldrán o cuándo serán entregadas.

El 2 de abril el presidente Trump invocó la Ley de Producción de Defensa para obligar a 3M, una de las únicas compañías que fabrican las máscaras N95 en el país, a aumentar la producción, según explicó Vox.

Trump llegó a escribir en Twitter que 3M “tendrá que pagar un gran precio” en la exportación de máscaras.

La empresa dejó nuevamente en evidencia la incongruencia de los mecanismos gubernamentales cuando respondió en un comunicado que, si el presidente cumplía su promesa de castigarles en sus exportaciones, habrían “implicaciones humanitarias” en otras partes del mundo.

Entre donaciones multiplicadas en todo el país e individuos y organizaciones poniendo en marcha máquinas de coser para intentar echar una mano, la pregunta sigue siendo ¿por qué no estábamos lo suficientemente preparados?

"Es increíble para mí que en el Estado de Nueva York, en los Estados Unidos de América, no podamos fabricar estos materiales, y que todos estemos comprando en China para tratar de conseguir estos materiales, y que todos estemos compitiendo unos contra otros", dijo durante una conferencia de prensa el gobernador Andrew Cuomo. Refiriéndose a una máscara N95, dijo: "No puede ser que no podamos hacer esto".

Después de todo, ser una economía “desarrollada” no es garantía contra todo.