“Usted y yo. Sentémonos a trabajar juntos”, ha sido el lema de la representante del 1er Distrito del Congreso de Nuevo México, Michelle Luján Grisham, a la hora de intentar por todos los medios convencer al presidente de la Cámara de Representantes, el Republicano Paul Ryan, a no abandonar el programa DACA.

Hula-Hoops, café molido, piñatas y autobuses de juguete, tazas y fotos, son sólo algunos de los simbólicos “obsequios” que la Representante ha entregado en la oficina de Ryan junto con incontables notas escritas a mano para recordarle cada día la importancia que tiene salvar el Programa de Acción Diferida.

Desde el 8 de marzo, Luján Grisham ha entregado a Ryan notas explicándole que “los Dreamers trabajan arduamente cada día. Ahora cuentan con nosotros para que trabajemos en una solución legislativa que les permita quedarse en el único país que conocen,” escribió. “Estoy segura de que podemos resolver esto. ¡Aprobemos la Dream Act hoy!”

Después de que se venciera el plazo impuesto por el presidente Trump al Congreso para solucionar la situación de cientos de jóvenes llegados al país sin documentos cuando eran niños (Dreamers), tanto Lujan como el Caucus Hispano han cerrado filas en el apoyo incondicional a los jóvenes, y han urgido a los líderes Republicanos y al Presidente Trump “que trabajen con nosotros en una propuesta justa, permanente y bipartidista que proteja a los Dreamers y que pueda pasar tanto la Cámara como el Senado”.

A pesar de la reticencia del Congreso y de la aprobación de la Ley de Gastos que ignoró por completo la urgencia de los jóvenes, esta representante ha prometido jamás olvidar.

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