El liderazgo de Michelle Lujan Grisham: Una fuerza a tener en cuenta
La gobernadora Latina de Nuevo México ha sido una de las pocas líderes en controlar efectivamente la pandemia del COVID-19.
Hacer una carrera como político Latino en Estados Unidos tiene un antes y un después de Donald J. Trump. Para Michelle Luján Grisham, estos últimos años han sido una carrera de obstáculos que le han transformado en un ícono hispano en la historia del país.
Aunque desconocida para muchos, la gobernadora de Nuevo México ha sido una de las pocas líderes del país en controlar de una u otra manera el impacto del nuevo coronavirus en su estado, lo que le ha hecho el foco de atención nacional, ganándole incluso la consideración del equipo Biden para el puesto de compañera de boleta en noviembre.
Michelle Lynn Lujan Grisham 60, nació en Los Alamos, Nuevo México, donde sus raíces familiares se remontan a doce generaciones. De hecho, Lujan Grisham carga consigo un patrimonio familiar político con más de 30 años de vigencia en el país.
En aquél entonces, el dicho en las calles era que en Nuevo México habían tres partidos políticos: los Demócratas, los Republicanos y los Luján.
Aunque no todos los Luján están relacionados por una línea consanguínea directa, su nombre ha formado parte de las bases políticas de Nuevo México por partes iguales.
En el caso de Luján Grisham, y aunque su abuelo Eugene Luján fue el primer presidente hispano de la Corte Suprema de Nuevo México y su primo Manuel Luján fue el Secretario de Interior del presidente George H.W. Bush, sus inicios en la vida política se darían por iniciativa propia.
Tras recibir una licenciatura en ciencias de la Universidad de Nuevo México (UNM) en 1981, Lujan Grisham dio los primeros pasos hacia una vida política al obtener un Doctorado en Derecho de la Escuela de Derecho de la Universidad de Nuevo México en 1987.
Su experiencia en el servicio público bajo los gobernadores Bruce King, Gary Johnson y Bill Richardson en el Departamento de Envejecimiento y Servicios a Largo Plazo le permitieron ascender al nivel de gabinete estatal.
En 1997, y durante su gestión como jefa del Departamento de Envejecimiento, Lujan Grisham apareció en los titulares cuando se infiltró en un asilo de ancianos administrado por el Estado después de escuchar quejas sobre las instalaciones. Según reportaron los medios entonces, fingió un derrame cerebral y se internó en un centro, donde fue descuidada durante horas y le robaron artículos. Más tarde promocionó la operación encubierta en sus campañas para el congreso y la gobernación.
En 2004 Richardson le nombró como Secretaria de Salud de Nuevo México, donde sirvió durante tres años.
Pasar del servicio público estatal a la Cámara de Representantes de los Estados Unidos no fue fácil para Luján Grisham. En el 2008 renunció al puesto de Secretaria de Salud de nuevo México para buscar representar a su estado en el Congreso, perdiendo la primaria demócrata contra Martin Heinrich, quien ganó con el 44% de los votos.
Luján Grisham quedó de tercera con sólo el 24% de los votos.
Cuatro años después, Luján Grisham volvió a intentar ganar la nominación demócrata una vez Heinrich decidiera buscar un puesto en el Senado, y ganó con un 59% de los votos.
Durante los cuatro años siguientes, la ahora representante del Congreso fue reelecta con más del 50% de los votos, y en el 2016, coincidiendo con la victoria presidencial de Donald J. Trump, Luján Grisham fue electa como presidenta del Caucus Hispano en el Congreso.
Aunque hoy en día personajes políticos como la Senadora Elizabeth Warren parecen ser no sólo lo común sino lo necesario, en el momento en el que Michelle Luján Grisham se abría paso en la vida política nacional, ser progresista no era algo recibido con brazos abiertos.
Su tiempo en el Congreso estuvo enmarcado en misiones inamovibles, como preservar y promover los derechos de la mujer, en especial cuando se trataba de desmontar los argumentos republicanos en contra del aborto. Su campaña para el Congreso prometía la inyección de capital a las pequeñas empresas y aumentar los puestos de trabajo, la disciplina y la justicia fiscal.
Sin embargo, la nueva congresista seguía pasando desapercibida.
No fue sino hasta que la Administración Trump iniciara su cruzada contra el Programa de Acción Diferida (DACA) que Luján Grisham comenzó a hacerse notar en una campaña en redes sociales y en los pasillos del Congreso para convencer al entonces presidente de la Cámara de Representantes, el Republicano Paul Ryan, de que no abandonara el programa.
A sabiendas de que la suspensión de la iniciativa migratoria de la administración Obama dejaría a más de 600.000 jóvenes indocumentados (Dreamers) sin protección, Luján Grisham entregó a Ryan notas diarias desde el 8 de marzo del 2018 explicándole la importancia de aprobar la Dream Act y otorgarles un camino a la ciudadanía.
“Usted y yo. Sentémonos a trabajar juntos”, era el mensaje que repetía diariamente al líder Republicano en la Cámara para intentar conseguir una solución antes de que fuera demasiado tarde.
Sin embargo, el objetivo de la congresista era servir al pueblo de Nuevo México de la manera más justa y responsable posible.
En diciembre del 2016, y tan sólo una semana después de que Tom Udall anunciara que no buscaría el puesto de gobernador del estado, Luján Grisham fue la primera persona en anunciar su candidatura para suceder a Susana Martínez.
"Nuevo México necesita a alguien que sea un luchador y un líder", dijo al Albuquerque Journal en ese momento. "No dudo que tendré que hacer algunos sacrificios, pero tengo un gran equipo en el Congreso y no necesito muchas horas de sueño".
En junio del 2018, ganó las primarias Demócratas para convertirse en la nominada del partido, y se sumó así a una gran lista de candidatas hispanas que buscaban hacer realidad la promesa de la Ola Azul que pusiera un freno a las erráticas maniobras de la Administración Trump.
El 6 de noviembre del 2018, Luján Grisham fue electa gobernadora de Nuevo México, venciendo al Republicano Steve Pearce con el 56.9% de los votos, y transformándose así en la primera mujer demócrata elegida gobernadora del estado y en la primera latina demócrata elegida jefa de estado en la historia de los Estados Unidos.
Hasta ese momento, Nuevo México era un territorio dividido desde el 2011, entre un Partido Republicano en control de la gobernación y un Partido Demórcata en el control de ambas cámaras de la Legislatura del Estado.
Durante las presidenciales del 2016, Nuevo México fue uno de los ocho estados que Hillary Clinton ganó a pesar de tener un republicano ocupando la oficina del gobernador.
Y entonces llegó Luján Grisham.
Aunque Luján Grisham se ha descrito a sí misma como socialmente liberal y conservadora fiscal, su voz ha sido una de las más potentes durante los últimos años; no sólo por ser mujer y Latina, sino por ser uno de los líderes con mayor aprobación a nivel nacional.
Al llegar a la gobernación de Nuevo México, Luján Grisham dijo que la principal preocupación de los nuevomexicanos era el crecimiento del empleo, por lo cual diseñó el plan económico “Construye Nuevo México” que incluía la creación de concejos comerciales y empresariales.
De igual manera, propuso el desarrollo de cuatro Centros de Excelencia en las universidades estatales en biociencia, ciberseguridad, agricultura y energía, y propuso la eliminación de las matrículas universitarias.
Entre la diversificación de la economía y el establecimiento de estrategias de asociación público-privada, la gobernadora hacía de la seguridad económica una prioridad en su gestión.
En cuanto a las armas, firmó una ley que amplía la verificación de antecedentes para casi todas las ventas de armas de fuego. Los políticos de más de dos docenas de condados de un total de 33 rechazaron la ley, firmando declaraciones de "santuario de la Segunda Enmienda" en protesta.
Al año siguiente, ella firmó un proyecto de ley de armas de bandera roja, advirtiendo a los sheriffs que si no tienen la intención de hacerla cumplir, "deberían renunciar como oficial de la ley y líder de esa comunidad".
Y como Latina orgullosa de sus raíces, Luján Grisham continuó su cruzada contra las medidas anti-inmigrantes de la Administración, oponiéndose radicalmente al envío de la Guardia Nacional o la construcción del muro fronterizo del presidente, lo que catalogó como “militarización de la frontera”.
Su llegada al puesto fue clave para el futuro del estado, en especial en el proceso de redistribución de distritos que se prevé llevar a cabo después del censo 2020.
Liderazgo en tiempos de pandemia
A pesar de la tardía y desorganizada respuesta del gobierno ante el estallido de la pandemia del coronavirus en Estados Unidos a principios de año, Michelle Luján Grisham supo exactamente qué hacer – en parte gracias a su experiencia como Secretaria de Salud en el estado.
En aquellas primeras experiencias, Luján Grisham se había enfrentado a un brote de gripe en el estado, y sabía que lo primero que había que hacer en una situación parecida era asegurar los suministros de pruebas y emitir órdenes de cierre anticipado cuando sólo había unos pocos casos en Nuevo México.
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Tan pronto como el 11 de marzo, la gobernadora declaró una emergencia estatal por COVID-19 cuando sólo habían cuatro casos en Nuevo México.
"Ya me había enfrentado a una pandemia antes", dijo al Washington Post, "y cuanto antes empiezas, más agresivamente empiezas, mejores esfuerzos de control y gestión tienes. Y este es el problema: porque no puedes ver la pandemia, todos, creo, asumen falsamente que no llegará aquí".
"Tienes que moverte inmediatamente", dijo.
Luján Grisham aseguró que sabía lo que se avecinaba en diciembre y puso a su equipo a trabajar en medidas de contención a partir de enero. Entre mesas de discusión y la búsqueda de suministros suficientes de equipos de protección, Nuevo México estaba mejor preparado que el resto del país para enfrentar la pandemia.
La diferencia entre sus decisiones y las del gobierno federal eran abismales.
"En mis sueños más salvajes no pasaría mi propio tiempo buscando suministros para pruebas y los fabricantes adecuados, consiguiendo hisopos y luego persiguiendo PPE", dijo recientemente a The Washington Post.
Luján Grisham admitió su sorpresa al ver cómo los gobernadores debieron hacer frente a la peor crisis de salud pública jamás vista en el país sin el apoyo de Washington y debiendo proteger sus propios insumos del gobierno federal.
"Es el ambiente más indignante en el que he trabajado en toda mi carrera", dijo.
A pesar de haber logrado allanar la curva de contagios a tiempo, Nuevo México debió enfrentar problemas más complicados a la hora de mantener la situación bajo control.
Los índices de contagio y muerte en la Nación Navajo – una reserva que comprende regiones de Utah, Arizona y Nuevo México – fue el ejemplo perfecto de las consecuencias de no tener una estrategia cohesiva a nivel nacional.
Como gobernadora, Luján Grisham se vio obligada a tomar medidas de contención como el cierre de los establecimientos públicos, la cuarentena obligatoria para los viajeros y el uso mandatorio de mascarillas.
Nuevo México cuenta con un total de 21,566 casos y 667 muertes por COVID-19 desde que se registrara el primer contagio.
De 329 nuevos casos a mediados de junio, Nuevo México logró contener los contagios y allanar la curva con 200 casos menos por día, pero la paulatina reapertura de la economía facilitó una alzada radical de contagios a 460, obligando a Luján Grisham a cerrar los parques nacionales, suspender el turismo de verano, cerrar restaurantes y hacer obligatorio el uso de mascarillas.
A pesar del rechazo y las demandas de algunos gremios, su decisión ha sido rotunda.
De igual manera, estados vecinos como Arizona, que cuenta con más de mil casos de COVID-19, han debido recurrir a Nuevo México para conseguir camas de hospitalización y asistencia médica para sus pacientes.
Aunque la carrera presidencial del 2020 tiene ya a sus dos candidatos, las campañas han debido sortear los impedimentos de la pandemia del COVID, así como también hacer frente a una revolución social en las calles contra el racismo.
En Nuevo México, las protestas contra el exceso de la violencia policial y el racismo han tenido también su capítulo.
La noticia de un manifestante herido de bala después de que una milicia de extrema derecha abriera fuego en una protesta, representó otro reto más para la gobernadora Luján Grisham.
"Este es un estado que ha institucionalizado el racismo y tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para abordarlo", admitió la gobernadora, añadiendo que el estado presentaría cargos contra la organización nacionalista.
Para resolverlo, su gobierno ha puesto en marcha una investigación con una comisión de derechos humanos que evaluará la violencia policial en el estado, y delinear así nuevos mecanismos para la rendición de cuentas dentro de los departamentos de policía.
Estas decisiones públicas le han ganado el apoyo de sus constituyentes, al punto de ser reconocida a nivel nacional como una de los líderes con mayor aprobación en las encuestas (un 53%), y una de las candidatas consideradas por el equipo del vicepresidente Joe Biden para el puesto de vicepresidenta.
De ser elegida, Luján Grisham se convertiría en la primera mujer Latina en estar en una boleta para la presidencia.
Reflexionando sobre lo que esa consideración significa en su trayectoria profesional, la gobernadora de Nuevo México dijo que la prioridad es tener una Casa Blanca Biden que se preocupe por el país y reconozca su pluralidad.
"Quiero que Biden elija a la persona que haga que su candidatura sea elegida, y le permita hacer el tipo de renovaciones de liderazgo y esfuerzos en este país que tanto se necesitan", concluyó. "Por lo tanto, es halagador, pero trato de mantener el enfoque aquí [en Nuevo México]."
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