Desde el día domingo, el presidente estadounidense ha dado inicio a una nueva campaña que tiene sorprendentemente a los Latinos como protagonistas positivos.

Esta vez, Donald Trump no ha mencionado que son “traficantes” o “criminales”, sino que ha asegurado que son una demografía que le apoya más ahora.

“Acabo de escuchar que mis números en las encuestas con los Hispanos han subido 19%, hacia 50%”, escribió. “Esto es porque conocen el asunto de la frontera mejor que nadie, y quieren seguridad, que sólo puede conseguirse con un muro”.

Pasando por alto la generalización presidencial que equipara a “hispano” con “frontera”, lo que realmente quieren decir las cifras va mucho más allá.

Los datos fueron publicados la semana pasada gracias a una evaluación llevada a cabo entre PBS y NPR, y que encontró que “el 50% de los adultos Latinos aprueban el trabajo de Trump como presidente”, en un aumento considerable de 31 puntos desde el mes de diciembre.

Esta ha sido la primera encuesta que le ha gustado al presidente.

Su campaña por las noticias falsas y el desprestigio de las fuentes oficiales contrasta mucho con su repentina aprobación de una encuesta que rompe con los mitos a nivel nacional, y no es para menos.

Pero generalizar al hablar de los Latinos en Estados Unidos es caer en inexactitudes tácitas.

Por ejemplo, una encuesta dirigida por la Universidad Internacional de Florida en conjunto con Adsmovil, determinó que en Florida, uno de los estados que volteó los resultados de las elecciones del 2016 a su favor, menos del 13% de los votantes Latinos está considerando en votar por el Partido Republicano en las próximas elecciones.

Siempre ha existido una base hispana profundamente conservadora, con tradiciones religiosas y políticas que se han mantenido durante generaciones, y que apoyó al presidente desde el principio, es sólo que él nunca estuvo muy al tanto del asunto.

Sin embargo, y mientras sus alegrías decantan por otro lado, el verdadero descubrimiento de la encuesta es que más de la mitad del país duda de su gestión, cuando no la descalifica por completo, pues su aprobación se encuentra en el 39% del país entero, y menos del 80% entre los votantes que le llevaron al lugar donde está.

“Por primera vez, vimos un patrón bastante consistente de grietas en su base”, dijo Lee Miringoff, director del Marist Institute for Public Opinion que realizó la encuesta. “No sé si eso es temporal, vinculado al cierre del gobierno, o un problema más amplio que está enfrentando el presidente”.