LIVE STREAMING

Relato de un "abuso de autoridad"

Los Ramos denuncian atropellos de la Policía de Filadelfia, sus vecinos los apoyan, y la Policía dice que los miembros jóvenes de la familia incitaron a los…

MÁS EN ESTA SECCIÓN

Diez asuntos clave para 2025

¿Dónde está la plata?

Sobrerreacción en las bolsas

¡La FED lo vuelve a hacer!

¡Deportaciones masivas!

El misterio de los drones

¿Dinero más barato?

¿Listos para la deportación?

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

José Ramos todavía no entiende cómo pasó lo que pasó. Se pregunta una y otra vez cómo su vida lo condujo hasta ese episodio. Hace 39 años nació en San Lorenzo, Puerto Rico. Hace 26 llegó a Filadelfia y conoció a Ibeth Montijo. Hace 21 tuvo su primer hijo, Jeremy. Hace 12 consiguió trabajo en la corporación Elliot Lewis, el mismo año en que nació la menor de sus cinco hijos –su única niña–, Kendra. Hace cinco se mudó al bloque 500 de la calle Cortland, en el norte de la ciudad. Hace un mes se separó de Ibeth. Y hasta el domingo 22 de agosto nunca se había detenido a recordar todas estas fechas. Después del domingo no lo puede evitar. La historia de su vida se detuvo ese día y volvió a comenzar.

El domingo 22 de agosto José Ramos se despertó a las 8 de la mañana para preparar el desayuno a sus cinco hijos. Desde que se separó de Ibeth las labores de la casa pasaron a ser responsabilidad suya.

A las nueve despertó uno por uno a sus hijos. Jeremy, el mayor, dormía en el sótano junto con Alex, de 19. Y arriba, en cuartos separados, estaban los otros tres: Christopher, de 18; Brandon, de 14, y Kedra, de 13. En el aire flotaba el olor de los huevos con tocino, así que no fue problema convencerlos para que se pusieran en pie.

Después de desayunar José, Christopher y Kendra se arreglaron y salieron para la iglesia de San Ambrosio, en la calle Seis y Ontario. Al salir notaron una escaramuza entre dos familias afroamericanas en la esquina de la calle D, en frente de su casa, pero no le hicieron caso. No es raro ver personas discutiendo en el barrio.

Jeremy, Alex y Brandon prefi - rieron no ir a la iglesia y se quedaron en casa viendo televisión y jugando x-box. Una amarga casualidad cayó más tarde sobre los tres que no asistieron a la iglesia. 

A las dos de la tarde José regresó a casa junto con los dos hijos que lo acompañaron a la iglesia. Jeremy, Alex y Brandon todavía no se habían cambiado la pijama y así se sentaron todos a ver el partido de los Phillies contra los Astros de Houston. Los acompañaba, además, la novia de Alex, Deina, y la de la Chris, Malenie. Al terminar el partido José se puso a hacer la comida, macarrones con pollo. Luego la sirvió. Pero nunca ninguno llegó a probarla.

Escucharon gritos y la sirena de un carro de policía. Se asomaron por la ventana. En ese momento la escaramuza que había comenzado en la mañana se volvió física. A los diez minutos llegaron más carros de policía y José dijo a sus hijos: "Voy a ver qué pasa". Jeremy, Alex y Brandon salieron tras él.

Afuera se había formado una tremenda pelea entre más de cien personas. Según los vecinos, habían cuchillos, bates e incluso un muchacho tenía una pistola. La Policía no se atrevía a meterse en medio. Los habitantes de la cuadra coinciden en que los ofi ciales eran unos espectadores más entre los muchos que había. Entonces sucedió lo incomprensible. El castigo de la policía cayó sobre la familia Ramos.

Todas las versiones coinciden en que la policía estaba desalojando a los espectadores y se produjo un altercado entre un oficial y el menor de los hijos de José, Brandon. Según la policía, Brandon saltó sin motivo sobre el cuello del ofi cial. Según la familia Ramos y los vecinos, el oficial tomó a Brandon del cuello para expulsarlo del perímetro de la pelea. Entonces su hermano Alex intercedió en su favor, pidiendo al ofi cial que lo soltara. Y de ahí en adelante todo fue confusión. Veinte minutos después, Alex estaba esposado en la patrulla de la policía con la cabeza sangrando, perdiendo el conocimiento por momentos. A su lado estaban Jeremy, con marcas de golpes en el cuello, y Brandon, también con la cabeza lastimada. Desde afuera, retenido por la policía, José veía todo con un brazo fracturado. Luego se reunió con los vecinos en el balcón de su casa a pensar con cabeza fría. 

Los tres jóvenes fueron llevados al Distrito 25. El primero en salir fue Jeremy, una hora más tarde. Luego salió Brandon, a las tres de la mañana, y casi veinte horas después salió Alex. Los dos últimos acusados con tres y cinco cargos en contra respectivamente.

El reporte de la policía asegura que los jóvenes incitaron y desafi aron la autoridad de los ofi ciales. Sin embargo, ninguno de los implicados en la pelea fue arrestado.

Los vecinos, por su parte comparten todos la certeza de que fue un abuso policial, un atropello sin justifi cación. Todos declaran que la policía arrebataba cámaras y repartía golpes de manera indiscriminada. José cree era el producto de la frustración.

El 24 de agosto los vecinos de la familia Ramos se solidarizaron en una marcha por el barrio. Y el viernes 27 se movilizarán hasta el Distrito 25 a pedir justicia.