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Fernando Karadima enfrentó a la justicia civil, pero fue sobreseído. Sin embargo, su condena por abusos sexuales provino de la justicia canónica, que lo sentenció al retiro a una vida de oración y penitencia. Crédito de la imagen: Agencia Uno (archivo)
Fernando Karadima enfrentó a la justicia civil, pero fue sobreseído. Sin embargo, su condena por abusos sexuales provino de la justicia canónica, que lo sentenció al retiro a una vida de oración y penitencia. Crédito de la imagen: Agencia Uno (archivo)

Maciel y Karadima, los casos más emblemáticos de la pederastia en América Latina

El escándalo de pederastia en la Iglesia Católica tiene tentáculos en todos los países, también en Latinoamérica.

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El escándalo de pederastia en la Iglesia Católica tiene tentáculos en todos los países, también en Latinoamérica. Cuando se conocieron los primeros casos en Europa y Estados Unidos a finales de los años noventa, nadie se preguntaba por qué esto no ocurría en América Latina, una de las regiones con más fieles católicos en el mundo. Nadie se hacía la pregunta, o al menos no en voz alta.

Sin embargo todo empezó a cambiar con la muerte del papa Juan Pablo II en 2005 y la llegada de Benedicto XVI. Según el diario El País, una simple sentencia del entonces Joseph Ratzinger, “¡Cuánta suciedad hay en la Iglesia!”, le valió su nombramiento como nuevo papa. Ratzinger hablaba justamente de la pederastia y asumió la investigación casos en países de altísima tradición católica.  El más escandaloso fue el del mexicano Marcial Maciel, fundador de la congregación de los Legionarios de Cristo, y persona del círculo de Juan Pablo II.

La investigación contra Maciel, que estaba engavetada en el Vaticano, destapó la doble vida del sacerdote: tenía cuatro hijos reconocidos, era drogadicto y se le relacionó denuncias sobre abuso sexual. Pero castigar a uno de los hombres más fuertes de la Iglesia en México, con escuelas, seminarios y universidades no solo en México sino en otros países como España, no era tan sencillo.

En 2006, Benedicto ordenó a Maciel, de casi 90 años a "una vida reservada de oración y penitencia, renunciando a cualquier forma de ministerio público", así, en medio del escándalo, murió en 2008.

Ha pasado algo más de una década del caso Maciel y de a poco se han ido destapando algunos otros en países tanto o más católicos que México. Todos parecen tener las mismas características: sacerdotes poderosos y carismáticos, con gran influencia en su comunidad, con halo de santos y seguidores que parecen formar casi una secta, cercanos a los hilos del poder en sus ciudades y países, el silencio y encubrimiento de las autoridades eclesiásticas y la poca o nula eficiencia del sistema judicial.

El caso del sacerdote chileno, Fernando Karadima, acusado por al menos veinte víctimas de abuso sexual parece reproducir el de Maciel.

Igual que Maciel, Karadima era uno de los sacerdotes más reconocidos entre la alta sociedad chilena y las denuncias en su contra se conocieron muchos años después de que la Iglesia y las autoridades judiciales tuvieran conocimiento de ellas. El escándalo se destapó en 2010, aun cuando las denuncias en su contra databan de 2004.

Un año después, aun durante el pontificado de Benedicto XVI, el destino de Karadima, de 81 años, parecía ser el mismo de Maciel, "una vida reservada de oración y penitencia…".

Pero en enero de 2018 el papa Francisco visitó  Chile y Perú, y la gira no salió como se esperaba. El tema de la pederastia y los abusos de los sacerdotes encabezados por la figura de Karadima se llevaron todos los titulares. En mayo, en una decisión sin precedentes, el papa Francisco pidió la renuncia a todos los obispos chilenos por el encubrimiento de casos de abuso y en septiembre suspendió del sacerdocio a Karadima.

En Perú la cosa iba por el mismo camino, días antes de la llegada de Francisco al país, el fundador de la organización católica Sodalicio de Vida, Luis Fernando Figari, y algunos de sus miembros fueron llevados a prisión por abusar sexualmente de 36 personas, entre ellas 19 menores.

Si bien en las últimas décadas el número de latinoamericanos que se consideran católicos ha disminuido, de 80% en 1995 a 59% en 2017,  estos casos son muestra de lo que ocurre en una sociedad que a pesar de considerarse laica sigue teniendo fuerte influencia de la iglesia y la religión.

En países como Colombia, donde el 73% de las personas se reconoce católica,  periodistas de la emisora W Radio destaparon el encubrimiento de abusos de al menos 33 sacerdotes por parte de la diócesis de Medellín, entre ellos Roberto Cadavid, quien pese a haber sido expulsado de la Iglesia en 2012, recibió el respaldo del arzobispo de Medellín, Ricardo Tobón, para ejercer el sacerdocio en Nueva York, según detalla The Gothamist. Este caso aún no ha pasado de los titulares de prensa, y a diferencia de lo que ocurrió en Perú y Chile, las investigaciones no han dado resultado y la discusión se ha desviado a los enfrentamientos judiciales entre los sacerdotes involucrados y los periodistas.