Ortega asfixia la prensa nicaragüense, pero tal parece que Dios proveerá
El gobierno de Daniel Ortega ha retenido en aduana toneladas de insumos necesarios para la impresión de periódicos en una lenta y sistemática asfixia de los…
El pasado 27 de septiembre de 2019, el diario nicaragüense El Nuevo Diario anunció que, tras casi 40 años de trabajo, cesaba funciones, tanto en su edición impresa como en la digital, de manera indefinida. Esto debido a dificultades económicas, técnicas y logísticas que no pudieron seguir afrontando. Al tiempo, por hacer parte de la misma casa editorial, cerró Metro, otro medio de comunicación impreso.
Q’hubo, un periódico sobre temas populares, también cerró su tiraje impreso a partir del 21 de diciembre de 2018.
Los tres tenían en común tener que cerrar por la retención de su materia prima: el papel y la tinta.
En última semana de enero de 2020, el periódico más antiguo de Nicaragua, La Prensa, sacó un editorial alertando sobre la inminente posibilidad de que sufriera el mismo destino que sus colegas.
Pese a que durante los últimos años La Prensa se ha dedicado a fortalecer su edición digital y ésta no cerraría, de parar el tiraje, Nicaragua se convertiría en el primer país del mundo sin ningún periódico impreso.
De acuerdo a ese editorial, hasta “en Cuba, donde no hay libertad de expresión ni prensa independiente, el mismo régimen comunista publica los periódicos de información y propaganda oficialista, Granma y Juventud Rebelde. […] Inclusive en los Estados fallidos, como Siria, Somalia y Sudán del Sur, hay diarios escritos”.
Durante más de 500 días, el gobierno de Ortega ha retenido en Aduana un aproximado de 94 toneladas de papel en bobinas, tintas y repuestos para maquinaria que el periódico usaba en sus rotativas.
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Así, poco a poco lo fue asfixiando.
La Prensa, buscando alargar su subsistencia, ha recurrido a múltiples opciones: acortar su extensión de casi 100 páginas a 4, dejar de distribuir en todo el país para hacerlo solamente en cuatro ciudades, recortes de personal, imprimir en otros tipos de papel más costosos, pero aún más abundantes en el territorio, ha sido una guerra de desgaste.
A esto hay que sumar las 1.080 violaciones a la libertad de prensa (entre las que se cuenta la retención sistemática e injustificada de materias primas) que la Fundación Violeta Barrios ha registrado entre abril de 2018 y 2019. Entre ellas se cuentan el asesinato del periodista Ángel Gahona, el encarcelamiento de los periodistas Miguel Mora y Lucía Pineda por presunta incitación al odio (quienes fueron liberados tras seis meses de presidio), la confiscación de las oficinas del diario Confidencial y 100% Noticias, un diario televisivo.
La voz de alarma dada por La Prensa causó preocupación internacional y, entre otras voces de apoyo, llegó la de la Iglesia.
El Nuncio Apostólico Monseñor Waldemar Sommertag (equivalente a un embajador del Vaticano en Nicaragua) gestionó la apertura de un canal de comunicación con la administración de Ortega para que La Prensa tenga acceso a la revisión de la materia retenida y, eventualmente, a su uso. Esto, a su vez, fue respaldado por el cardenal Leopoldo Brenes.
La noticia fue dada a conocer en un comunicado de la Junta Directiva de Editorial La Prensa donde se siente su precaución ante el gobierno pero también la esperanza de que, tal vez, Dios provea.
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