Después de que recientemente en Alabama se aprobara la ley antiaborto más restrictiva de EE.UU., grupos de mujeres en todo el mundo levantaron su voz para exigir, una vez más, poder elegir sobre sus cuerpos.

Las mujeres argentinas, por ejemplo, no se rinden: esta semana introdujeron por octava vez en la historia el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) al Congreso de su país.

Fue durante el pasado Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres y en medio de una concentración nacional que pintó de verde (el color que la lucha proaborto adoptó la campaña) a 100 ciudades de Argentina, incluyendo a Buenos Aires, la capital, en donde está ubicado el Congreso.

Esta propuesta de despenalización del aborto durante las primeras 14 semanas de gestación fue aprobada el año pasado por la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación, pero rechazada por pocos votos de diferencia en la siguiente instancia por la que debe ser sometida toda posible ley en el país: el Senado.

El documento sufrió algunas modificaciones para esta nueva presentación. Entre esas:

• Se sustituye la figura “mujer” por “identidades con capacidad de gestar” para abarcar también a las personas que no se identifican como mujer y que necesiten practicarse un aborto legal.
• Propone despenalizar el aborto antes de las 14 semanas de gestación, pero también en caso de que corra riesgo la vida o salud de la persona gestante, y en casos de violación (que ya está previsto en el Código Penal desde 1921, pero no siempre se cumple).
• Esta vez no se incluye la objeción de conciencia para los profesionales de salud, algo que sí estaba en el documento anterior.
• Exige la implementación de la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas (presentando al aborto como derecho y no como problemática) y que haya consejerías sobre derechos sexuales y reproductivos en los centros de salud.
• Mantiene la solicitud de autorización por parte de un adulto para abortos de personas menores de 13 y hasta 16 años de edad, pero siempre privilegiando la decisión de la persona gestante.
• Y en los casos de personas con discapacidad o capacidades restringidas, el consentimiento debe ser exclusivamente personal.

A diferencia del año pasado, cuando el proyecto de ley dividió a la Argentina en dos -siendo rechazado finalmente después de un gran debate nacional-, este año hay más obstáculos que juegan en contra.

Como reseñó el diario LA NACIÓN, los propios diputados consideran poco probable que el proyecto se debata este año. Y si se llega a debatir, será en noviembre, después de las elecciones presidenciales.

En todo caso, si la Cámara de Diputados aprueba el proyecto como en 2018, solo un cambio de composición de los miembros del Senado permitiría una victoria este año (por ahora, son las mismas personas del año pasado las que toman las decisiones).

Además, este año el Congreso no está en pleno funcionamiento debido a la campaña electoral.

Pero nada de esto detiene a “las pibas”.

“Nuestro objetivo es visibilizar el derecho al aborto y que los candidatos y candidatas se expresen: estamos a días del cierre de listas y de la próxima composición del Congreso depende que el proyecto pueda salir", dijo a LA NACIÓN Victoria Tesoriero, integrante de la Campaña proaborto.

Y lo hicieron. Al menos los dos principales candidatos a la presidencia.

El candidato opositor Alberto Fernández, aliado de Cristina Fernández de Kirchner, dijo que no había “necesidad de avanzar tan rápidamente en la legalización”, aunque afirmó que se necesitaba más educación al respecto en la sociedad argentina.

Mauricio Macri, actual presidente y candidato a la reelección, propició el debate el año pasado en el Congreso, pero se mantuvo distante y se confesó en contra del aborto, aunque apoyaba que las mujeres tuviesen la posibilidad de elegir.

¿Qué posición tomará esta vez? Probablemente la misma.

De todas formas, ¿por qué los hombres deben opinar y legislar sobre el cuerpo de las mujeres?