Catalunya - España: la amarga resaca del Referéndum de Independencia
La sociedad catalana, en shock tras las escenas de violencia policial vividas el domingo, cuando el país celebraba un referendum por la independencia que…
La sociedad catalana amaneció este lunes con las imágenes de la violencia desmesurada perpetuada por la policía española contra los ciudadanos pacíficos que el domingo intentaron votar en un referéndum de independencia considerado ‘ilegal”. Más de 800 personas resultaron heridos bajo la carga policial ordenada por el gobierno central, controlado por el conservador Partido Popular. El gobierno catalán considera el resultado del referndum válido y se plantea declarar la independencia de forma unilateral.
El domingo a las ocho de la noche, hora de cierre de los colegios electorales, decenas de ciudadanos reunidos frente a las puertas del colegio La Concepció de Barcelona empezaron a corear al unísono, con gran entusiasmo: “Hem votat, hem votat” (Hemos votado, en catalán). Al eslogan le siguieron cantos del himno nacional catalán y otros vítores populares, como “la calle es nuestra” o “No pasarán”. Sus rostros denotaban entusiasmo, pero también cansancio. Muchos de ellos llevaban desde las cinco de la mañana en pie, protegiendo el colegio, y evitar así que la policía española precintara el recinto. Tuvieron suerte. EL colegio de La Concepció no se encontró entre la veintena de escuelas donde las fuerzas del orden- siguiendo instrucciones de Madrid- arremetieron con violencia desmesurada con el fin de confiscar urnas y desalojar a los ciudadanos armados simplemente con papeletas de voto.
“Mi madre me llamó llorando desde su colegio electoral, ha sido horrible, han tirado gente mayor al suelo, les han dado patadas”, explica alterado Ramon Turró, médico de Barcelona que hasta hace una semana no tenía intención de votar en un referéndum de independencia convocado uniteralmente por el gobierno catalán, y que la Justicia española considera ilegal. Turró, como muchos catalanes, no desea la independencia de España. Cree que las diferencias entre Madrid y Catalunya – entre ellas, la repetida petición de mayor autonomía fiscal por parte de Catalunya- pueden solucionarse mediante el diálogo político, y que el gobierno catalán, controlado por las fuerzas independentistas, se ha precipitado acelerando la vía separatista.
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Sin embargo, cuando la semana pasada presenció la llegada de centenares de policías nacionales y agentes de la Guardia Civil a Barcelona – la ciudad lleva literalmente una semana “sitiada” - , y Madrid ordenó la detención de 12 funcionarios públicos catalanes implicados en la organización del referéndum, empezó a replantearse la cuestión. “Solo es una votación, aunque sea ilegal, por qué tanta represión?
Tras una semana bajo presión policial (Catalunya tiene su propia policía regional) , en el que se llevaron a cabo más registros de departamentos del gobierno catalán, confiscación de urnas y propaganda electoral, así como el bloqueo de webs vinculadas al referéndum, a Turró le pareció que la situación se iba de las manos. Y “ayer cruzaron la línea roja, esto ya no tiene marcha atrás,” comenta, emocionado, al recordar la violencia policial de la que fueron testigo él y su madre en los dos colegios electorales donde fueron a votar. Los policías, cubiertos con escudos y cascos habituales de los antidisturbios, aparecieron en patrullas y arremetieron contra ancianos, mujeres y jóvenes, rompiendo cristales de los colegios y repartiendo porrazos o disparando con pelotas de goma. “No veía yo esto desde el franquismo, es una vergüenza”, dijo una mujer de pelo blanco, muy alterada. Su hija, vocal en una mesa electoral en un suburbio de Barcelona, acababa de enviarle un video con lo sucedido en el interior de la escuela: la policía empujando a mujeres por las escaleras o arrastrándolas por el cabello. En Lleida, ciudad a unas 150 millas de Barcelona, un hombre de 70 años sufrió un ataque de corazón cuando los antidisturbios arremetieron contra su escuela. Cuando un hombre se acerca a ayudar, un policía le empuja y le da un puntapié.
La càrrega a la Mariola mentres un home patia un infart. Penós, lamentable, deplorable... #Vergüenza #Vergonya #Shame @JulianAssange pic.twitter.com/TEzRbOfjwb
— Postureig de Lleida (@PostureigLleida) 1 de octubre de 2017
Esta mañana, buena parte de la sociedad española esperaba una fuerte condena por parte de la Unión Europea sobre lo sucedido. El presidente de la Comisión Europea se ha limitado a decir “que la violencia nunca puede ser un instrumento de la política”. El resto de líderes europeos tampoco se ha pronunciado ante la violación de derechos civiles perpetuada por las fuerzas policiales españolas.
“Europa, dónde estás,” podía leerse en algunas de las pancartas de los universitarios que este lunes se han concentrado frente a la Jefatura de la Policía Española de Barcelona. Algunos se han acercado hacia los agentes con las manos en alto, coreando “estas son nuestras armas”. También coreaban “Policía, asesina” o “Podrían haber sido vuestros abuelos”, o “Fuera, Fuera”. Estos días, la desilusión, indignación y enfado son sentimientos a flor de piel en los catalanes. De mientras, el gobierno central de Madrid, presidido por Mariano Rajoy, ignora lo sucedido y repite -ridículamente – que el referéndum no tuvo lugar y que la policía hizo lo debido. Hasta la CNN le dedicó una portada mofándose de Rajoy, en la que se leía “No ha pasado Nada” y debajo, las fotos de gente con el rostro ensangrentado, víctimas de la violencia policial contra unas personas que solo querían votar.
Por su parte, el gobierno catalán considera legítimo el resultado del referendum, en el que solo votó el 42% de la población y el Sí ganó de goleada, y se plantea declarar de forma unilateral la independencia. Aunque, de entrada, no parece que la comunidad internacional vaya a reconocerla.
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