Una absurda tragedia, como muchas que se presentan en el escabroso camino que los migrantes deben recorrer para intentar llegar a los Estados Unidos, ocurrió, en este caso, en las aguas del Río Grande, las cuales separan a México de su vecino del norte. Según lo expuesto en un comunicado de las autoridades mexicanas, luego de que la Patrulla Fronteriza estadounidense diera aviso de una niña que había desaparecido mientras intentaba cruzar el río, personal de Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración de México se movilizó a la zona, hallando a la menor de edad sin signos vitales.

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“Miles de venezolanos se juegan todo huyendo del desastre generado por la dictadura de Maduro. Están buscando un mejor presente y futuro. Más de 6 millones de exiliados y contando. Para detener esta crisis internacional de migrantes venezolanos necesitamos acabar con la raíz del problema”, escribió en su cuenta de Twitter Carlos Vecchio, embajador venezolano para EE. UU. del gobierno interino, luego de lamentar la muerte de la niña de 7 años quien intentaba cruzar el Río Grande en compañía de su madre. 

El portavoz de la Patrulla Fronteriza, Jesse Moreno, le dijo al medio la Voz de América que “era muy peligroso” intentar ingresar a Estados Unidos de manera ilegal de esta manera, en especial si no se sabe nadar o si un padre intenta hacerlo con un hijo, “es muy peligroso”, asegura mientas recomienda a los migrantes no arriesgar sus vidas. Por lo pronto, el cuerpo de la menor, que fue llevado a Ciudad Acuña, Coahuila, en México, se encuentra a la espera de que los esfuerzos que se hacen para ser repatriado surtan efecto. 

Cuatro días antes del mortal accidente de la niña venezolana, varios migrantes habían sido rescatados de las peligrosas aguas de este río, por lo que no sorprende que más del 50 % de los decesos de migrantes se hayan presentado en los Valles del Río Grande, Del Río y en Laredo.

El año pasado se constituyó en el periodo con más muertes en la frontera sur de Estados Unidos, donde de acuerdo con datos oficiales, al menos 557 migrantes perdieron la vida al ingresar en suelo norteamericano.