De Subestimado a Ícono: El Verdadero Logro de Julián
Cuando nadie creía que un Latino podía llegar a la Casa Blanca, el ex secretario de vivienda demostró que no se trata sólo de una nominación, sino del futuro…
Los últimos doce meses han visto aparecer y desaparecer nombres en la carrera por la nominación demócrata para competir contra Donald Trump este mes de noviembre.
De ser la carrera más diversa en la historia, las primarias demócratas decantaron nuevamente en un puñado de candidatos blancos. Pero quienes lucharon por conseguir el apoyo de la maquinaria demócrata consiguieron mucho más que los que quedaron en la recta final.
Entre ellos, Julián Castro, ex secretario de vivienda y alcalde de San Antonio; único Latino en la contienda y el candidato que demostró que Estados Unidos no está realmente preparado para un cambio radical.
Julián Castro nació en 1974 en San Antonio (Texas) de padres mexicanos y completó su carrera universitaria en Derecho con honores en las universidades de Stanford y Harvard entre los años 1996 y 2000. A los 26 años llegó a ser el concejal electo más joven en la historia de San Antonio, y posteriormente, en el 2009, se convirtió también en el alcalde electo más joven de una de las principales ciudades de Estados Unidos.
Su trabajo político se ha enfocado en la implementación de una visión de crecimiento económico paralela a la elevación de la calidad de vida de sus ciudadanos. Asimismo, Castro ha trabajado en el servicio comunitario con asociaciones como Servicios Familiares y ha dictado cursos en la Universidad de Texas.
Julián Castro hizo su aparición en la escena nacional al entrar en la lista de posibles compañeros de fórmula de Hillary Clinton durante el 2016, y posteriormente al ser uno de los oradores invitados para el New Hampshire Young Democrats 2018 Granite Slate Awards Dinner donde fue promocionado como “una estrella en ascenso nacional del Partido Demócrata”.
Si bien Castro no había hecho ninguna declaración pública con respecto a sus intenciones de postularse a la campaña presidencial para aquel entonces, eventualmente “avivó los rumores” formando un Comité de Acción Política “Oportunidad Primero” (mejor conocido como PAC, por sus siglas en inglés).
En una entrevista con NBC, el joven político aseguró que su meta era “ayudar a que los Demócratas electos ganen puestos en las legislaturas estatales y ayudar al partido a retomar la mayoría en el Congreso”.
Para Castro, el trabajo inmediato era “expandir el control Demócrata a nivel estatal y federal” en un país donde Donald Trump se sienta en la Casa Blanca.
“Este tipo está llevando al país en una dirección completamente equivocada y está haciéndole daño a la gente en el trayecto”, aseguró. “Tengo una visión completamente diferente del país y parece que este es un momento importante para voltear las cosas”.
Pero el trabajo que quedaba por hacer antes de lanzar un programa de campaña, era arduo. Según explicó Castro a NBC durante su entrevista, “No es suficiente con no tener a Donald Trump. Hace falta una visión positiva del futuro del país” aseguró con respecto a lograr vencer la posible reelección del actual presidente. “Puedo asegurar que en el 2020 el pueblo estadounidense estará buscando una nueva generación de liderazgo”.
Durante las elecciones de mitad de período en el 2018, Castro conversó con la Rolling Stone sobre su visión del país, su perspectiva sobre los errores cometidos en las elecciones del 2016 y los cambios necesarios para enderezar el rumbo que lleva la nación.
“Tengo una fuerte visión para el país”, aseguró. “Creo que nuestro país va en la dirección contraria y que necesita un nuevo liderazgo”.
Castro hace eco del eslogan que ha acuñado desde hace seis años sobre “siempre ir hacia delante”, una postura que conecta directamente con la travesía de su abuela como inmigrante en el país, y que representa el “optimismo” típico de quienes buscan moverse siempre en dirección opuesta a lo que les hace estancarse.
“La historia de muchas comunidades vulnerables a lo largo de los años ha sido que cada vez hay más oportunidades de avanzar”, explicó. “No queremos retroceder, y eso es lo que parece que estamos haciendo ahora”.
Después de haber asomado la posibilidad de una candidatura presidencial a principios de año, Castro eventualmente consiguió el apoyo suficiente para tomarse el asunto en serio.
“Los estadounidenses están listos para salir de esta oscuridad. Estamos listos para cumplir nuestras promesas y no vamos a esperar. Vamos a trabajar”, decía el ex alcalde de San Antonio en un vídeo publicado por su comité.
“Es por eso que estoy explorando una candidatura para presidente de los Estados Unidos en 2020”, agregó.
Castro comenzó a hacer eco de su visión en cuanto a asuntos de debate nacional, como un Medicare para todos, la importancia del acceso a la educación y los impuestos a los más pudientes.
Era primera vez que la comunidad percibía a “uno de los suyos” en la carrera: un nieto de inmigrante, activista y con experiencia de primera mano en lo que significa surgir desde abajo en un país como Estados Unidos.
En el momento de sumarse a la carrera por la nominación demócrata, Castro enfrentaba una competencia de hasta 18 candidatos. Marcar la diferencia era precisamente el reto más importante al despegar su campaña.
Mientras el tradicionalismo político estadounidense hace a todos los candidatos peregrinar a Iowa una vez han decidido buscar la presidencia, Castro decidió romper con el esquema y viajar antes que nada a la isla de Puerto Rico.
“Quiero que la gente de Puerto Rico sepa esto”, dijo Castro durante su visita, “si soy elegido presidente, trabajaré todos los días para asegurarme de que (la Isla) no sólo se recuperará, sino también prosperará, será respetada y contará”.
Este gesto marcó la pauta para el resto de su campaña, una odisea donde el ex alcalde de San Antonio tuvo que mantener el balance entre el peso de su ascendencia étnica y el valor de sus propuestas políticas.
Tras infinidad de entrevistas y apariciones públicas, el candidato dibujó su hoja de ruta y lo que pondría en marcha de ser elegido presidente de Estados Unidos. Entre ellos, el apoyo al libre comercio, una estrategia energética que incluya combustibles fósiles, el respeto a la comunidad LGBTQ+, y la libre elección en cuanto al aborto.
Todas estas opciones están más o menos barajadas por la gran mayoría de los candidatos demócratas. Sin embargo, hay cosas que sólo Castro puso sobre la mesa:
Castro insistió durante su campaña en que “la crueldad no es la solución” al problema migratorio, como lo plantea la Administración Trump.
Haciendo frecuentes referencias a la historia de su familia, el candidato hizo siempre la distinción entre un sistema migratorio que funcione y la campaña radical anti-inmigrante.
“Sí, necesitamos tener seguridad fronteriza, pero hay una manera inteligente y humana de hacerlo”, dijo en su discurso inaugural de campaña. “Y no hay forma en este mundo de que encerrar a bebés sea una manera inteligente, buena o correcta de hacerlo. Decimos ‘no’ a construir un muro y ‘sí’ a construir comunidad”.
Sus ideas se fusionaron posteriormente en su proyecto “People First Immigration Policy”, donde describía las prioridades para el país:
Reformar el sistema de inmigración y que incluyera: una vía a la ciudadanía para los indocumentados que habían hecho vida en el país, modernizar el sistema de visas y revertir los cambios radicales instaurados por la Administración Trump (como vetos migratorios o sistemas de desnaturalización de ciudadanos).
Una política de “frontera humana”, que volviera a la catalogación del cruce ilegal fronterizo como una falta civil y no criminal; evitar así la separación de familias y que la industria de prisiones privadas se siguiera lucrando a través del sufrimiento de familias inmigrantes.
Reconstituir la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE).
Establecer un Plan Marshall del siglo XXI para Centroamérica que incluyera la modernización de la diplomacia, altos estándares de gobierno, transparencia y campañas anticorrupción, mejorando así las condiciones de vida de quienes huyen hacia la frontera estadounidense.
Mientras sus contrincantes demócratas resaltaban la atención médica o el salario mínimo y pasaban por alto este asunto, Castro decidió oponerse de frente al discurso republicano y retomar el control de la narrativa migratoria desde la perspectiva de quienes realmente saben del asunto.
“Si no logro llegar a la siguiente fase de debates, no podremos sostener una campaña que llegue a Iowa en Febrero”, dijo la campaña del ex secretario de vivienda Julián Castro a sus seguidores en un correo electrónico durante el mes de octubre del 2019.
“Mi campaña presidencial necesita urgentemente recursos financieros para continuar”, agregó.
A pesar de ser uno de los pocos candidatos con proyectos sólidos y factibles en la carrera por la nominación demócrata, los últimos sondeos le ubicaban en el 1% entre los posibles votantes demócratas.
Para poder impulsar su campaña en estados clave y cambiar esta tendencia, su equipo necesitaba fondos urgentemente.
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“Todo el progreso que hemos realizado está en grave peligro”, explicó el candidato. “Comencé esta campaña con un presupuesto muy reducido en el vecindario en el que crecí. No empecé como favorito. No tenía riqueza personal para inyectar en esta carrera, y hemos construido esta campaña sin un centavo de Comités de Acción Política o multimillonarios”.
Para Maya Rupert, directora de campaña de Castro, este era su mayor desafío.
“El secretario Castro realizó una campaña histórica que cambió la naturaleza de las elecciones para el 2020 y presionó al partido demócrata en una serie de grandes ideas”, dijo en un comunicado. “Desafortunadamente, no vemos un camino hacia la victoria que no incluya llegar a la etapa de debate de noviembre, y sin un aumento significativo en nuestra recaudación de fondos, no podremos llegar a ese debate”.
Aunque sabíamos que podría pasar en cualquier momento, el anuncio de que Julián Castro se retiraba de las primarias demócratas fue un golpe muy duro para quienes observábamos de cerca su carrera.
En un mensaje en Twitter, el ex Secretario de Vivienda y Alcalde de San Antonio anunció “con profunda gratitud a todos nuestros seguidores” que suspende su campaña para la presidencia.
“Estoy muy orgulloso de todo lo que hemos logrado juntos”, agregó. “Seguiré luchando por un Estados Unidos donde todos cuenten. Espero que ustedes se unan a mí en esta lucha”.
Como bien nos enseña la política en cuanto a paradojas, Castro fue uno de los pocos candidatos de color en las primarias, representando a la minoría étnica más fuerte en el país, y aún así sus esfuerzos no lograron llevarlo a la meta.
Hablando siempre desde su experiencia como segunda generación de inmigrantes, Castro recorrió casi todo el país con su plan, que incluía a discapacitados, inmigrantes y personas de color, utilizando la dignidad como estandarte.
Aún siendo uno de los candidatos con un programa sólido, factible e inclusivo, que no dejó de lado a ninguna comunidad, Castro se vio devorado por el sistema demócrata, donde pareciera que ser hombre y blanco sigue siendo la ruta preferida por los que no entienden que el país está listo para ver un cambio.
Su lucha, sin embargo, ha dejado una profunda marca en el país, después de que su participación en el debate nacional pusiera sobre la mesa los nombres de las víctimas por violencia policial, la desigualdad de razas y la falta de representación en el sistema político.
“Voy a decir la verdad. Es hora de que el Partido Demócrata cambie la forma en que hacemos nuestro proceso de nominación presidencial”, dijo Castro en su despedida. “Estoy muy orgulloso de la campaña que hemos llevado juntos. Hemos dado forma a la conversación sobre tantos temas importantes en esta carrera, hemos defendido a las personas más vulnerables y hemos dado voz a los que a menudo son olvidados.”
La promesa de Castro de “seguir la lucha” no tardó en cumplirse.
El ex secretario de vivienda y único candidato Latino en la carrera por la nominación demócrata anunció que daría su respaldo a la Senadora Elizabeth Warren, tan sólo días después de dar por finalizada su propia campaña.
En un mensaje publicado en Twitter, Castro dijo estar orgulloso de respaldar a Warren en su carrera por la presidencia.
“Elizabeth y yo compartimos una visión de América donde todos cuentan”, aseguró. “Una América en la que la gente, no los ricos o los que tienen buenas conexiones, es puesta primero. Estoy orgulloso de unirme con ella en la lucha por una gran cambio estructural”.
El apoyo de Castro llega en un momento clave para la carrera de Warren, quien se ha visto rezagada en las encuestas durante las últimas semanas, siguiendo de cerca al Senador de Vermont, Bernie Sanders, y al ex vicepresidente Joe Biden.
Mientras Sanders cuenta con el apoyo de otra Latina pesada en la política nacional, la representante del Bronx Alexandria Ocasio-Cortéz, el respaldo de Castro a Warren podría representar un giro importante en el perfil de las primarias demócratas.
“Hay una candidata que veo que no teme luchar como nadie para asegurarse de que la promesa de Estados Unidos sea de todos”, dijo Castro en un vídeo que acompaña su anuncio. “La Sra. Warren se asegurará de que, sin importar dónde vivas o de dónde venga tu familia, tú también tengas un camino hacia la oportunidad”.
Por su parte, la Senadora de Massachusetts agradeció el apoyo de su ex contrincante, asegurando sentirse honrada por su apoyo.
“Juntos lucharemos para asegurarnos de que cada familia de América tenga un camino hacia la oportunidad”, agregó en un mensaje en Twitter.
Aunque Castro ya no esté en la boleta para las primarias, sigue con las mangas recogidas y con las manos puestas en lo que realmente importa: trabajar por el futuro del país.
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