¿Por qué la Florida es tan importante para los Republicanos?
Demócratas y Republicanos comienzan el juego del acoso en el estado soleado, como preámbulo a las elecciones de 2020.
El presidente Donald Trump cree que Florida es un estado que puede y debe ganar. Sin embargo, después de dos años y medio de una presidencia confusa y dañina, esta vez Florida no será un objetivo fácil.
Su carnavalesco mitin de la semana pasada, acompañado por una amenaza de redadas y deportaciones en masa, fue una pequeña muestra de la batalla que se librará esta vez por Florida y por sus votos electorales.
Junto a su familia y sus consejeros más cercanos, Trump descendió al podio como un Mesías del cielo. Se refirió a sus eternos fantasmas: Hillary Clinton, la investigación Mueller, el muro, los trabajos ... Una imagen de la realidad del país que está lejos de la verdad de cualquiera, al menos de cualquiera que no estuviera en la multitud aplaudiendo sus payasadas.
Ahora bien, ¿por qué Florida?
Fue aquél el fatídico día de noviembre de 2016 en el que el país, al borde de su asiento, esperaba los resultados de la votación en Florida. Cuando el mapa se pintó de rojo, quedó claro que Donald Trump había sido elegido como el próximo presidente de los Estados Unidos.
Aunque Hillary Clinton había ganado la mayoría del voto popular (47.7%), la decisión final estuvo en manos del Colegio Electoral, especialmente en estados como Florida, que cuenta con 29 votos.
Para entonces, el estado tenía 4,6 millones de votantes registrados como demócratas, 4,4 millones registrados como republicanos y 3 millones como independientes, una diferencia tan cercana que reforzaba su condición de estado péndulo, es decir, impredecible.
Hoy, esa demografía es aún más notable entre la comunidad latina, que tiene una mayoría de cubanos exiliados y puertorriqueños recién llegados después de la tragedia del huracán María.
A medida que avanzan en este campo de batalla, la urgencia de tomar el control del estado es más inminente que nunca para ambos partidos.
Trump no ha olvidado lo que sucedió hace casi cuatro años y ha hecho de Florida su objetivo principal, centrándose en los latinos republicanos, los magnates de los negocios y la robusta maquinaria del Partido Republicano que está profundamente arraigada en el estado.
Tan arraigada, que fue un fenómeno en sí mismo durante las elecciones de mitad de período.
Politico describe las elecciones de noviembre como "descorazonadoras" para el Partido Demócrata, a pesar de que candidatos como Andrew Gillum, un nominado "joven, dinámico, afroamericano" para gobernador, lograron "impulsar la participación de jóvenes y personas de color”.
Sin embargo, y de acuerdo con una nueva encuesta de Quinnipiac, Trump está teniendo dificultades para mantener su puesto privilegiado entre los votantes floridanos, y los candidatos demócratas como Joe Biden y Bernie Sanders están luchando cabeza a cabeza en las listas.
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Con un pequeño margen de 2 puntos a favor de los candidatos azules, las primeras encuestas indican que Trump tendrá que hacer mucho más que mítines con ínfulas de conciertos de rock para ganar estados decisivos.
Los análisis recientes han demostrado que el sentimiento republicano en el estado también está disminuyendo.
Vanity Fair recupera un "editorial abrasador" por el Orlando Sentinel, que tiene una larga historia de respaldo a los republicanos. Justo antes del evento del Presidente, el periódico declaró "planes para respaldar literalmente a cualquiera que no sea Trump en 2020".
"Después de 2 años y medio ya hemos visto suficiente", escribió el comité editorial. "Basta ya del caos, la división, los insultos del patio de la escuela, el autoengrandecimiento, la corrupción y especialmente de las mentiras".
El arma elegida por Trump en estas circunstancias ha sido, una vez más, la línea dura contra la inmigración.
Según el Tampa Bay Times, el problema Nº1 para los partidarios del Partido Republicano durante las elecciones de mitad de período fue la lucha contra la “inmigración ilegal”. No es de extrañar que el Presidente decidiera iniciar su campaña de reelección con la promesa de redadas masivas y deportaciones.
Pero la incapacidad de Trump para cumplir sus promesas de campaña, su consecuente política de "amenaza y conquista", ha cosechado el escepticismo en las líneas más tradicionales del Partido Republicano, destacando la posibilidad de una participación inesperada el próximo año.
De una forma u otra, Florida es el ejemplo perfecto de un estado de mayoría blanca, dividido en ideales y propenso a apoyar lo que mejor se adapte al mantenimiento del statu quo tradicionalista.
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