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Emma González (I) y Edna Chávez (D), fueron dos de las voces más potentes en la Marcha Por Nuestras Vidas, el pasado sábado 24 de marzo en Washington, D.C. EFE/EPA/JIM LO SCALZO
Emma González (I) y Edna Chávez (D), fueron dos de las voces más potentes en la Marcha Por Nuestras Vidas, el pasado sábado 24 de marzo en Washington, D.C. EFE/EPA/JIM LO SCALZO

Latinas encabezan los discursos más potentes en la #MarchForOurLives

Edna Chávez y Emma González dieron dos de los discursos más inspiradores durante la marcha que congregó a miles de personas en las calles de Washington el…

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La nueva generación de votantes en Estados Unidos se ha transformado en una sólida masa de adolescentes determinados, habilidosos y, fundamentalmente, hastiados de la manera en la que se lleva la política en su país.

Después del fatídico tiroteo en la escuela secundaria Marjorie Stoneman Douglas, el fenómeno de revolución estudiantil conocido como “Never Again” ha puesto sobre la mesa los verdaderos colores de una sociedad que no se ve representada por los debates convencionales.

El pasado sábado, el mundo entero pudo ver sus caras y entender la magnitud de su lucha, cuando entre artistas y cantantes, los verdaderos protagonistas fueron jóvenes de todas las razas, de todos los trasfondos pero con una sola misión: hacer entender a los políticos que “¡Ya Basta!” de violencia por armas de fuego.

Yolanda Renee King (nieta de Martin Luther King Jr.), Mya Middleton (una estudiante de 16 años de Chicago), Cameron Kasky y David Hogg (sobrevivientes de Stoneman Douglas) y Naomi Wadler (estudiante de 11 años que habló en nombre de las mujeres afroamericanas víctimas de la violencia por armas), fueron algunos de los que hicieron vibrar a la audiencia con sus increíbles discursos, según reportaban todos los medios a nivel nacional e internacional.

Pero en un momento político en el que un presidente y su administración insisten en dividir e instaurar mecanismos contra la comunidad inmigrante y de color, fueron dos jóvenes latinas quienes marcaron un hito durante la manifestación.

Emma González, conocida desde el principio como una de las organizadoras y voceras del movimiento estudiantil, tomó el escenario con su apariencia habitual – entre pantalones rotos, su cabeza rapada y una chaqueta que mostraba la bandera cubana - y dijo: “En poco más de seis minutos, 17 de nuestros amigos fueron asesinados, 15 heridos y todos, absolutamente todos en la comunidad Douglas, cambiaron para siempre”.

González dio a entender la brevedad en la que la vida de los jóvenes en el país puede cambiar, en especial cuando se trata de eventos conducidos por la violencia. Haciendo uno de los silencios más largos en discursos públicos en el país, González dejó su punto muy claro.

“Desde el momento en el que salí, han pasado seis minutos y veinte segundos. El atacante ha dejado de disparar y pronto abandonará su rifle, se mezclará con los estudiantes mientras escapan y caminará libremente por una hora, antes de ser arrestado”, concluyó. “Pelea por tu vida, antes de que sea el trabajo de alguien más”.

Asimismo, y según reportó Vox, una joven de 17 años subió al escenario, se hizo la señal de la cruz y dijo en perfecto español: “Hola, buenas tardes”. Se trataba de Edna Lizbeth Chavez, una estudiante de 17 años del sur de Los Angeles, quien habló apasionadamente al público sobre su experiencia.

“Soy una joven líder. Soy una sobreviviente. He vivido en el sur de Los Angeles mi vida entera y he perdido a muchos seres queridos en manos de la violencia armada,” explicó. “Esto es normal. Tan normal que he aprendido a esquivar balas antes de aprender a leer”.

Chávez compartió la historia de su hermano muerto por una herida de arma de fuego, e incluso logró que todo el público coreara su nombre: Ricardo.

En extremos opuestos del territorio nacional, estas dos Latinas se han transformado en líderes y en símbolos de un país que reconoce su heterogeneidad y que se ha unido para marcar el inicio de lo que se prevé como una revolución.

Como escribió Omar Porcayo en su columna para Barrio: “Edna Chávez y Emma González encarnan las peores pesadillas del anquilosado ‘estatus quo’ estadounidense. Son jóvenes, son hispanas y no están dispuestas a ceder un ápice por sus derechos”.