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El independentismo vuelve a tomar las calles de Barcelona. Foto: Esperanza Escribano
El independentismo vuelve a tomar las calles de Barcelona. Foto: Esperanza Escribano

Disturbios en Barcelona entre independentistas y policía por la reunión del Gobierno

Las calles de Barcelona vuelven a ser el escenario del divisionismo ideológico, después de que el Gobierno Español decidiera celebrar su reunión semanal del…

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BARCELONA .- El independentismo ha vuelto a tomar las calles de Barcelona para protestar por la presencia del Gobierno español, que había decidido celebrar su reunión semanal del Consejo de Ministros en la capital catalana. Las protestas se han saldado con 12 detenidos, entre ellos un joven que llevaba en una mochila materiales explosivos para confeccionar un cóctel molotov. También ha sido herido un periodista de televisión al que un manifestante le ha pegado un puñetazo en la nariz.

La jornada de mobilizaciones comenzó el viernes a las 6 de la mañana cuando los CDR (Comités de Defensa de la República) conseguían cortar el tráfico en 20 puntos diferentes de Cataluña (la región de la que es capital Barcelona). Han bloqueado los accesos principalmente en la frontera con Francia y con otras dos comunidades españolas limítrofes. El corte de la autopista AP7 a la altura de Girona ha empezado a las 7 de la mañana y no se pudo restablecer el tráfico hasta pasada la una del mediodía. Los manifestantes han quemado neumáticos y han encendido hogueras para mantener la protesta a pesar de las bajas temperaturas. También han intentado paralizar la actividad de las principales infraestructuras como el Aeropuerto de Barcelona o el Puerto.

El centro de Barcelona amanecía blindado. La reunión del Gobierno español se celebraba en la Llotja de Mar, un edificio histórico a escasos minutos del barrio gótico y de la playa. La policía catalana y la nacional establecían fuertes cordones de seguridad alrededor del paseo marítimo, desde la famosa estatua de Colón hasta el parque de la Ciutadella. Los momentos más tensos se han vivido en los alrededores del puerto, donde los manifestantes han arrojado pintura y piedras a la policía y han levantado una barricada utilizando los contenedores de basura. Los agentes han intervenido con porras y disparando pelotas de foam.

Según el Servei Català de Trànsit, sólo un 42% de los coches que habitualmente acceden a Barcelona lo lograron durante la mañana. Ante la previsión de problemas de circulación, muchos trabajadores debieron quedarse en casa o sus empresas les han adelantado un día las vacaciones. La Asamblea Nacional Catalana, principal asociación independentista, había convocado por la mañana una caravana lenta de coches a la entrada de la ciudad para bloquear sus carreteras.

En total ha habido 15 heridos, 4 de ellos policías. Un dispositivo policial ha acompañado a los ministros y al Presidente del gobierno hasta el edificio donde celebraban su reunión a las 10 de la mañana, que ha podido desarrollarse con normalidad a pesar de las protestas en las calles de alrededor.

Frente a la Llotja de Mar, en la Estación de Francia, Ómnium cultural, la segunda asociación más grande de independentistas ha convocado un ‘consejo de ministros popular’ con el que ha criticado la presencia del gobierno español. “Desde del franquismo no había vuelto a reunirse un Consejo de Ministros en Barcelona. Lo hacen para demostrarnos su autoridad. Pero ustedes son unos irresponsables que solo buscan provocación” ha dicho en el acto el presidente de la plataforma, Marcel Mauri.

En medio de los disturbios que han trasladado una imagen de Barcelona en estado de guerra, el gobierno español de Pedro Sánchez ha aprobado medidas que buscan suavizar la tensión con Cataluña. El jueves, el presidente se reunía con el gobierno catalán, tras una primera reunión el pasado julio. Sólo un mes antes, los socialistas llegaban al poder después de aprobar una moción de censura contra el gobierno popular de Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados.

Durante la noche del jueves, los dos gobiernos se conjuraron para abrir una vía de diálogo después del enfrentamiento del año pasado por la convocatoria de un referéndum ilegal de independencia. Pero poco ha durado el optimismo. Pedro Sánchez calificaba la reunión  como “muy positiva”, a lo que el gobierno catalán contestaba  que “para tomar acuerdos menores quizás no hacía falta venir”, en boca de su portavoz, Elsa Artadi.

El Gobierno ha anunciado un presupuesto de 112 millones de euros para mejorar las carreteras catalanas y el cambio de nombre del Aeropuerto del Prat (por la población vecina a Barcelona en la que se encuentra) por el de Josep Tarradellas, el primer presidente catalán de la democracia. Sin embargo, el gobierno catalán ha criticado la decisión por haberse tomado “unilateralmente y sin consenso”, mientras el español lo consideraba un gesto de acercamiento. El aeropuerto de Madrid cambió su nombre por el del primer presidente democrático de España, Adolfo Suárez, en 2014.

La oposición ha calificado de “humillación” el encuentro de Pedro Sánchez con el presidente de la Generalitat, Quim Torra. Acusan al presidente de “traicionar al pueblo español” por reunirse con el gobierno catalán que quiere que Cataluña se independice de España. Sin embargo, el gobierno español sigue apostando por el diálogo y ha aprobado revocar la sentencia contra el expresidente catalán Lluís Companys, condenado a muerte por la dictadura franquista en 1940.

A pesar de las declaraciones y los gestos en contra del encuentro, la realidad entre bambalinas es que sí hay un acercamiento entre los dos gobiernos. En público escenifican su distancia, pero en la práctica han tenido gestos mutuos. Los políticos encarcelados por el referéndum ilegal abandonaron ayer su huelga de hambre tras 20 días y el gobierno central se compromete a estudiar un nuevo Estatuto de Autonomía que puedan votar los catalanes.

La jornada terminó con una manifestación unitaria de todos los movimientos independentistas. Bajo el lema “tumbemos el régimen”, los asistentes a la movilización portaban mensajes de “Freedom” y “Peace”.