Durante las primeras horas de la mañana el presidente ha utilizado su cuenta en Twitter para atacar a senadores del partido republicano y los medios en una retórica contra la corrección política.

Desde las 6:19 de esta mañana el presidente atacó a Lindsey Graham, senador de Carolina del Norte por el partido republicano, por su abierta crítica a la manera en la que Trump abordó los eventos de Charlottesville, asegurando que el senador había declarado “falsamente” sobre su retórica de equivalencia moral entre el KKK, los neo-nazis y los supremacistas blancos, buscando publicitarse mediáticamente.

El presidente también sentenció que si los republicanos en el senado no lograban sortear la regla de obstaculización (Filibuster Rule) para conseguir una mayoría del 51%, pocas leyes serían aprobadas, contradiciéndose algunos minutos después al asegurar que su administración ha logrado mucho más que otras durante tan sólo 7 meses en el puesto.

Estos comentarios siguen una tendencia desde el día lunes, cuando el presidente habría atacado a Ken Frazier, director ejecutivo de Merck, quien abandonó el consejo presidencial manufacturero por la ausencia de una condena directa a la supremacía blanca por parte de Trump. Asimismo, durante el día miércoles, el presidente enfocó su ira en la compañía digital Amazon, asegurando que amenazaba la fuerza laboral estadounidense. Para el mandatario, Amazon representa uno de sus archienemigos, después de que su dueño, Jeff Bezos, comprara el Washington Post.

Posteriormente, Trump aseguró que la retirada de la estatua de Robert E. Lee en Virginia sería un paso hacia la “eliminación de la cultura estadounidense”.

“Es triste ver que la historia y la cultura de nuestra gran nación esté siendo destrozada con la retirada de nuestras hermosas estatuas y monumentos”, escribió en Twitter.

La costumbre del (no tan nuevo) presidente de Estados Unidos, y uno de los hombres más poderosos del mundo, de utilizar su cuenta personal en Twitter para gobernar, sentenciar y declarar, supone la necesidad de reafirmación contra las arduas críticas de las que ha sido víctima y que no ha podido despejar a través de su controversial gestión.