Otro “buen hombre” enfrenta la deportación
Este inmigrante indocumentado, sin récord criminal, deberá volar el 17 de agosto de vuelta a Guatemala, aún cuando sus hijos y su esposa son ciudadanos…
(Esta historia fue originalmente publicada por CNN)
La fatídica promesa del presidente Trump de sacar a todos los “bad hombres” del país podrá destruir a otra familia.
Joel Colindres, de 33 años, huyó de su país natal en el 2004, escapando del narcotráfico y del asesinato de uno de sus familiares. Al cruzar la frontera en Texas, él y sus compañeros de viaje fueron detenidos. Tras entregarse voluntariamente, se le fue otorgado un permiso temporal de estadía.
Colindres empezó una vida de cero en Estados Unidos, se casó con una ciudadana americana y tiene dos hijos que gozan del mismo estatus. Pero, al parecer, perdió una cita de chequeo en una corte en Texas, y una corte federal emitió una orden de remoción en su nombre el mismo año en el que ingresó al país.
Según el inmigrante, los funcionarios de migración no tenían los datos correctos, y tanto su dirección como su nombre estaban mal registrados, por lo que jamás se enteró de la cita en la corte.
Colindres y sus abogados han dedicado más de diez años a intentar legalizar su estatus, pero según el vocero de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) Shawn Neudauer, al inmigrante “se le han negado todos los recursos de alivio de remoción”.
Cuando la familia Colindres asistió a un chequeo de rutina con el ICE en su pueblo de residencia en Connecticut el 20 de julio, la decisión de deportación fue irremediable. “El ICE ha decidido no ponerle bajo arresto, sino ponerle en el programa de monitoreo por GPS”, dijo Neudauer. “Se le han dado instrucciones para que se reporte con el ICE cuando tenga el itinerario de viaje como compromiso de que cumplirá con la orden de remoción”.
A pesar de ser la cabeza de una familia estadounidense, de pagar sus impuestos, ser dueño de su casa, haber trabajado durante más de 12 años en la misma empresa y no poseer récord criminal, este ciudadano deberá separarse de su familia, dejar a su esposa con dos hijos y regresar a un país que ya no reconoce como propio.
“No soy un criminal. Lo único que hice mal fue perder una cita en la corte”, dijo. “No sabía, tenía tan sólo 20 años. Sólo cometí un error. Lo lamento. Creo que es todo lo que puedo decir”.
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Según su abogado, Larry Delgado, el caso de Colindres es la prueba irrefutable de los cambios en los objetivos de deportación. “Este es uno de los casos más convincentes que hemos visto en términos de (aspectos) positivos versus negativos”, dijo el abogado, con la esperanza de que un caso como este debería ser resuelto sin problemas.
Pero la nueva administración, y los múltiples casos que se han presentado en condiciones similares sin obtener la opción de quedarse en el país, demuestran que el escenario para los inmigrantes es ahora completamente diferente.
Según el Senador Demócrata de Connecticut, Richard Blumenthal, son muchos los casos como el de Colindres, en los que “estos individuos contaron con la palabra y la promesa del gobierno estadounidense. Se les permitió estar aquí, se reportaron periódicamente, no se escondieron, no violaron ninguna ley, criaron hijos aquí, ciudadanos estadounidenses, y contribuyeron trabajando arduamente”.
Pero la nueva ley no distingue entre “buenos” y “malos”; para este nuevo gobierno, cualquier excusa es suficiente para expulsar a ciudadanos estigmatizados como “criminales”.
Pero la esposa de Joel, Samantha, ha decidido no ceder en la lucha. Actualmente su caso cuenta con una página web y han decidido recurrir a las redes sociales para hacer pública su situación, con la esperanza de obtener una oportunidad en los últimos 15 días que quedan.
Para apoyar a la familia Colindres visitar: https://www.facebook.com/savejoelcolindres
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