Una falta total de humanidad. Así se puede describir el accionar del sistema de inmigración de Estados Unidos que, de acuerdo con un informe publicado por BBC Mundo, habría enviado a cientos de niños a Haití, un país con condiciones extremas de pobreza y delincuencia, sin importar el lugar de nacimiento de los menores. 

Argumentando que los padres de los niños son de origen haitiano y amparados en el Título 42, que permite las deportaciones “exprés” como una medida de contención de la pandemia, el gobierno norteamericano, ahora en cabeza del demócrata Joe Biden, no tuvo reparos en enviar a cerca de 800 niños, entre el 19 de septiembre y el 4 de noviembre, a un país altamente convulsionado en el que pueden llegar incluso a ser blanco fácil para las bandas criminales que se dedican al secuestro. 

La mayoría de niños y sus familias habían llegado ilegalmente a Estados Unidos luego de atravesar gran parte del continente y sufriendo las inclemencias, tanto del clima y las condiciones geográficas, como de la fuerte represión de los distintos gobiernos. Asimismo, el componente racial ha salido a relucir en la forma cómo se procesan estos migrantes, dejando ver que los malos tratos han sido una constante ya varias veces denunciada.

Distintas nacionalidades un mismo destino

Y es que aunque los padres de los niños sean haitianos de nacimiento, ellos nunca habían pisado el suelo de este país caribeño hasta el momento de su deportación. De acuerdo con datos de la Organización Internacional para las Migraciones, OIM, al menos 400 niños nacieron en Chile, 84 en Brasil y 6 en Venezuela, así como otros que provenían de Ecuador (1), Panamá (1) y Nicaragua (1).

Esta es la cifra extraída de aquellos ilegales que portaban documentos que los identificaran, por lo que se cree que el número de niños deportados, sin importar su lugar de nacimiento, pueda ser mayor, ya que son muchos los indocumentados que estaban retenidos. En el reporte de la BBC, indican que de acuerdo con los datos de las autoridades panameñas, de 19.000 migrantes menores que cruzaron por su país durante el 2021, al menos 7.000 habían nacido en Chile y otros 4.000 en Brasil.

Haití: ¿un infierno en el Caribe?

Las difíciles condiciones de Haití hacen que muchos de los que intentan escapar de allí consideren al país un infierno al que no quisieran haber regresado. Y es que aunque las familias no fueron separadas y se les deportó en conjunto, muchos activistas de derechos humanos consideran que sus vidas pueden correr peligro por cuenta de la inestabilidad política y la ola de criminalidad y secuestros que allí se vive, en la que los menores pueden ser considerados blancos fáciles para reclamar los ahorros que sus padres pudieron traer del exterior. 

Asimismo, el país caribeño atraviesa una de las etapas más críticas de esta crisis sanitaria, con hospitales colapsados y una campaña de vacunación casi imperceptible que genera una amenaza más contra los niños y sus familias recién llegadas, quienes seguramente intentarán nuevamente emprender el duro viaje hacia Estados Unidos, al considerar que el riesgo es menor al de permanecer allí.

No pasa nada

A pesar de las denuncias, más de un mes después de esta masiva deportación la situación de los niños y sus familias se mantiene inamovible, enviando así un mensaje claro para ellos: que se encuentran solos y que poco o nada se hará para mejorar su situación. Esto se reafirma en el reporte de la BBC, donde ninguna de las instancias diplomáticas de relaciones exteriores ni las agencias a cargo de la migración de los países involucrados dieron algún tipo de declaración.