Una puerta histórica se cierra, otra se abre
En Filadelfia los sitios y edificios históricos que son una parte viva de nuestra vida comunitaria han quedado descuidados y sin marcar. Pero algunos…
Las puertas de madera de La Milagrosa en la calle Spring Garden se cerraron a los feligreses de la iglesia este año, clausurando así un capítulo de una historia de 100 años durante la cual múltiples generaciones de latinos católicos en Filadelfia celebraron ahí su vida a través de bodas, bautizos, funerales y reuniones comunitarias.
Durante los pasados 100 años, se mantuvieron abiertas esas puertas en una ciudad donde muchas otras puertas se les cerraban a los latinos. Durante los pasados 100 años, los residentes de Filadelfia de habla española cruzaban ese umbral para reunirse dentro de paredes que los acogían. Hoy en día, el futuro que queda bajo ese techo está en las manos de su dueño. La pérdida de control del destino de un sitio culturalmente significativo nos deja con preguntas frustrantes: ¿que tanto hay que hacer para preservar la historia de los latinos en Filadelfia? ¿cómo nos podemos asegurar que los puntos de referencia importantes para la comunidad latina no sólo sean reconocidos por su pasado sino por su futuro? ¿Y quién es responsable de la preservación del tejido histórico de nuestra ciudad? ¿Quién es responsable de contar las innumerables historias centenarias que nos han traído hasta el presente?
El pasado
La Ley Nacional de Preservación Histórica de 1966 declaró que "los fundamentos históricos y culturales de la nación deben ser preservados como una parte viva del desarrollo y nuestra vida comunitaria". El gobierno de Estados Unidos reconoce oficialmente la importancia de la preservación de la base cultural dentro de nuestras comunidades cada día. Sin embargo, en una ciudad que apenas logra preservar lo más fundamental en sus vecindarios y en su sistema de educación, ha habido poca inversión en el tipo de preservación patrocinada por el gobierno .
Según una encuesta del 2000 por el Departamento de Licencias e Inspecciones, una de cada diez propiedades en Filadelfia está vacante, y en un vecindario como Fairhill una de cada cuatro propiedades. En una ciudad donde el deterioro urbano es común, las propiedades de importancia histórica habitualmente quedan bajo el radar.
Hay sitios ya perdidos, como la iglesia de San Bonifacio que se alzaba poderosamente sobre Norris Square durante unos cien años, sirviendo primero a los inmigrantes alemanes y luego a los inmigrantes latinos que llegaron en la década de 1920. A San Bonifacio la derrumbaron en 2011 para dar paso a la construcción de viviendas. También esta la antigua Escuela Secundaria Edison, un edificio que se asemejaba a un castillo (y que en el interior tenía un enorme auditorio con balcones y pisos de madera fina) que ahora no es más que una montaña de piedras en una gran parcela de tierra. Los restos del antiguo Northeast High School esperan tranquilamente para que se encuentre algún modo de reutilizarlos, mientras que la primera sede de la escuela bilingüe Julia de Burgos —el lugar donde tantos latinos en Filadelfia estudiaron y aprendieron— está destinado a convertirse en un Save-A-Lot, Burger King y Family Dollar.
Aun cuando el proceso de nominación de la Comisión Histórica es exitoso, el preservar el propósito de la propiedad queda en manos del propietario. El edificio que albergaba a los feligreses de La Milagrosa está dentro de los límites del distrito histórico de Spring Garden, que se extiende de la calle 15 hasta la 24, y entre la calle Spring Garden y la avenida Fairmount. Cualquier cambio en la fachada de un edificio dentro de estos límites, incluso algo tan simple como la sustitución de las puertas de La Milagrosa, debe aprobarse por la Comisión Histórica de Filadelfia. Sin embargo, el interior y el propósito del edificio quedan a la discreción del propietario del edificio.
Del mismo modo, cualquier cambio en las casas con techos de teja roja en la esquina suroeste de las calles 20 y Green se debe consultar con la Comisión Histórica, ya que estas son parte del distrito histórico. Estas originalmente se construyeron como residencias para puertorriqueños a mediados del siglo XX.
Sin embargo, hay casos éxitosos. El Friends Neighborhood Guild ha sido registrado como sitio histórico desde 1962 y sigue practicando activamente su propósito original. Fundado en 1879 como una casa de beneficencia y el centro de barrio, la misión de la cofradía era acoger y servir a la comunidad que la rodea, convirtiéndose en una de las pocas agencias que ayudaba a los puertorriqueños a principios del siglo XX. El edificio de la cofradía se convirtió en sitio de encuentros históricos — desde la primera reunión de Puerto Rican-American Agricultural Labor Union en 1949 hasta reuniones del Latino American Legion Post 840 a mediados de la década de 1950. Hoy en día, la fachada y el propósito se conservan por su designación oficial y con activismo contemporáneo.
El presente
Las propiedades pueden ser protegidas o reconocidas por el gobierno a tres niveles: el registro de lugares históricos de la ciudad, bajo el control de la Comisión Histórica; el programa de marcadores históricos del estado; y el registro de lugares históricos por parte del Servicio de Parques Nacionales.
El Servicio de Parques Nacionales es el responsable de mantener y preservar monumentos nacionales como los de Independence Hall y la Campana de la Libertad. Pero también designan puntos de referencia nacionales para conservación, la forma más alta y más protegida de preservación posible.
Hay 2.540 monumentos designadoshistóricos nacionales repartidos por todo los Estados Unidos, pero no se han realizado estudios para evaluar su importancia por raza, género o etnia. En un artículo del Washington Post, el ex secretario del Interior Ken Salazar dijo, "menos de 3 por ciento de todos los puntos de referencia nacionales que tenemos —la designación más alta que puede recibir como un sitio histórico— son designados así por ser importantes en la historia de las mujeres, los latinos, los afroamericanos u otros miembros de grupos minoritarios". Con base en el cálculo de Salazar, la historia significativa para más de la mitad del país se representa por sólo 80 sitios de los miles que se han designado históricos a nivel nacional.
En respuesta a la falta de diversidad en sitios designados a nivel nacional, el Servicio Nacional de Parques desarrolló la Iniciativa 'American Latino Heritage Initiative' en el 2011, junto con otras iniciativas de diversidad que proporcionarán a mujeres, asiáticoamericanos, afroamericanos, etc, a una mayor representación en el programa nacional de sitios históricos. Entre 2011 y 2012, 10 de 51 nominaciones se consideraron relevantes para la historia de latinos en los Estados Unidos.
Chicano Park en San Diego fue fundado en 1970 cuando los residentes de Barrio Logan ocuparon el espacio del parque que se encontraba amenazado por la reurbanización. Una vez que los planes para construir ahí una subestación de policía fueron abandonados, el espacio se convirtió en un lugar de reunión de la comunidad y en donde los murales de numerosos artistas retratan experiencias chicanas. En 2011, el Parque Chicano fue nominado por el Servicio de Parques Nacionales como un sitio histórico nacional.
Otra nominación para el registro nacional fue la Capilla de San Isidro, en Colorado, un centro social y religioso de Los Fuertes en el siglo XX. Un tercero, Lerma's Nite Club en San Antonio, se designó por originar ahí, desde 1946, la música de conjunto y por la acogida que el club le dio a famosos músicos latinos. Fundado y construido en el siglo XX, el complejo de edificios del Hispanic Society of America en la ciudad de Nueva York también fue nominado para el registro nacional.
Mientras que los 10 sitios propuestos contaron diversas historias de los latinos de todo Estados Unidos, representan menos del 0,4 por ciento de todos los sitios históricos nacionales. Ninguno de los candidatos para 'Latino American History' se encuentra en Pensilvania.
Como parte de su programa de marcadores históricos, Pensilvania ha puesto cientos de signos azules con letras amarillas a través de la ciudad para reconocer los sitios como el Teatro Walnut Street —el teatro más antiguo de América— o el 9th Street Market (el "Italian Market") en el sur de Filadelfia, que fue establecido para hacer frente a la escasez de alimentos durante la Primera Guerra Mundial y ha sobrevivido para servir a una nueva generación de inmigrantes en la actualidad.
El programa reconoce la importancia de una fundación y la preservación de esa memoria, pero no de la propia estructura. El proceso de nominación pone un gran peso en las personas, comunidades y organizaciones tales como las sociedades históricas que proporcionen ensayos, cartas de apoyo de expertos y pruebas de lo significativo del sitio. Tan sólo 15 sitios en todo el estado fueron aprobados para los marcadores históricos en 2013.
La antigua iglesia de Old St. Mary's en Spruce Hill, que no se ha añadido al registro histórico de la ciudad, fue aprobada por el estado para una placa que la reconoce como la primera catedral católica, el sitio de un Congreso Continental con Francia y España, y también el sitio de la primera conmemoración religiosa pública de la Declaración de la Independencia. Sin embargo, no fue reconocida como la primera sede de La Milagrosa. Ningúna otra placa en la ciudad reconoce la historia de los latinos en Filadelfia.
La forma más local de conservación —que protege la fachada exterior de un edificio o la ubicación de un sitio— se designa por medio de la Comisión Histórica de la ciudad. Las responsabilidades de la Comisión abordan cuestiones de permisos de construcción de 12.000 viviendas de la ciudad en el registro de lugares históricos de Filadelfia que representan el 2 por ciento de todas las propiedades de la ciudad. También aceptan nominaciones para la designación histórica, mantienen una base de datos del registro y los archivos en el registro nacional y proporcionan información para ayudar a las personas en nominar o mantener las propiedades históricas. Además mantienen información sobre créditos fiscales, y las estructuras de nominación, y lo hacen todo con un personal de seis, una junta directiva de 14 miembros que se reúne dos veces al mes, y un presupuesto que representa el 0,01 por ciento del presupuesto de operaciones de la ciudad.
El presidente de la Comisión de Planificación Urbana, Alan Greenberger es el responsable de supervisar el crecimiento y el desarrollo de Filadelfia a través de una serie de departamentos incluyendo la Comisión Histórica de la ciudad.
"La Comisión Histórica está conformada por cinco o seis personas con una gran cantidad de propiedades que administrar", explicó Greenberger. "Hay muchos sitios históricos en la ciudad que se designan así a base de lo que diga la ciudad, hay muchos barrios históricos que se designan así a base de lo que diga la ciudad, y por lo tanto hay muchas propiedades que, a medida que cambian de propietario, vienen a la comisión para analizar".
Greenberger dijo que la mayor parte del tiempo y los recursos de la comisión son dedicados a revisar solicitudes para realizar cambios en las miles de propiedades en el registro histórico de la ciudad. Los cambios podrían ser cualquier cosa —aun algo tan pequeño como la sustitución de puertas y ventanas, el deseo de agregar medidas de seguridad, o la intención de repintar. Si el departamento de licencias e inspecciones recibe una solicitud de permiso de construcción para una propiedad en el registro histórico también se le refiere a la Comisión Histórica. La acumulación de solicitudes impide llevar a cabo tareas relacionadas con alcance a la comunidad, la organización de una base de datos que sostenga búsquedas del registro histórico, o encargarse de nombrar y preservar, de manera activa, las propiedades deterioradas.
"La Comisión no tiene suficiente personal para ser la entidad que nomina las propiedades para consideración histórica", dijo Greenberger. "Casi todos los candidatos para consideración para sitio histórico vienen de fuera —no sólo fuera de la comisión histórica, pero del gobierno en sí".
La Comisión Histórica creó informes para cinco de las 15 propiedades propuestos este año, dejando el resto a personas con conocimiento de la historia o la conservación, a las sociedades históricas o a la Alianza de Conservación. Dos de las propiedades propuestas incluyen Bethel Burying Ground, un cementerio del siglo XIX afroamericano que fue descubierto debajo de una zona de recreaciónes en Queen Village, y el Centro Comunitario de Chinatown YMCA. Ninguna de las propiedades seleccionadas representa la historia de latinos en la ciudad.
Greenberger sostuvo que las propuestas deben provenir de la comunidad.
"Hay documentación para completar, hay justificaciones, hay normas", explicó Greenberger. "Sin embargo, la cola se crea desde el mundo exterior, no el mundo interior".
Cualquier persona puede nominar a cualquier propiedad, sitio u objeto en Filadelfia sin el beneplácito del dueño de la propiedad. Sin embargo, ya que los informes deben ser descriptivos y completos, el proceso toma tiempo y la investigación es intensiva. El mayor número de nominaciones se le deja a individuos con conocimiento del proceso o a organizaciones.
La Alianza de Preservación nominó siete de las 15 propiedades de este año para consideración histórica —más propuestas que la propia comisión. Patrick Hauck es el director del Programa de Preservación de Vecindarios, un esfuerzo iniciado en 2005 por la Alianza de Preservación para aumentar la educación y proporcionar herramientas para la conservación comunitaria. Hasta ahora, el programa ha incluido una iniciativa de herencia y preservación afroamericana, pero Hauck dijo que la alianza está tratando de ampliar su alcance hacia la comunidad latina.
"Vemos la preservación como herramienta de desarrollo comunitario", dijo Hauck. "¿Cómo nos aseguramos de que cada comunidad puede contar su propia historia?"
El primer paso, Hauck explicó, es fomentar una cultura de conservación y darle a las personas las herramientas necesarias para identificar y defender los sitios históricos en la comunidad.
Pero la conservación ya está sucediendo en la comunidad, y ha tomado una forma que no tiene que agradecer al gobierno ni a niguna organización.
El futuro
Por los últimos 18 meses el reverendo Dr. Jacinto Benítez ha celebrado servicios religiosos mientras que hace renovaciones en el antiguo Teatro Puertorriqueño en la intersección de las calles 6 y Diamond y la avenida Germantown.
Construido en la década de 1920 y conocido como el Teatro Cohooksink antes de su nombre más popular, Diamond Theatre, la antigua cinemateca fue una de las muchas construcciones altamente ornamentadas que surgieron conforme la popularidad del cine estadounidense creció. A medida que el vecindario cambió, también cambió el teatro y en la década de 1960 se conocía como el Teatro Puertorriqueño, donde se proyectaban películas populares mexicanas antes de que iniciara a concentrarse en exhibir películas más convencionales.
Después de años de permanecer vacante, el teatro se vendió por $40.000 dólares a finales de 1980 y fue renovado para convertirse en la discoteca La Luna. Se dividió el amplio espacio que, en algún momento, había acomodado a casi un millar de personas en sus varios pisos. Sin embargo, la discoteca fue cerrada cuando su propietario fue condenado por cargos de posesión de drogas.
El Rev. Benítez compró el antiguo teatro y discoteca para que él y su esposa, la reverenda María Benítez, lo convirtieran en una iglesia Pentecostés.
"Fue barato", explicó Benítez. "$50.000".
Hoy en día, el piso inclinado del teatro ha sido rellenado y aplanado con cemento, los asientos de tela reemplazados con bancos de iglesia con cupo para menos de la mitad de lo que rendía cuando era teatro. Los restos del teatro original quedan evidentes en la fachada, donde, justo por encima de la vieja carpa, se pueden discernir tenues letras que deletrean "Diamond". Las flores ornamentales y coronas de flores originales que decoraban el exterior han sido pintadas en colores brillantes, vestigios del pasado.
"La gente llama y dice ¿donde está el teatro Puerto Rico? La gente viene. Viene mucha gente", dijo Benítez.
Benítez dijo que tiene planes para completar la restauración del interior en los próximos cinco años para que puedan proveer "clases y estudios bíblicos ... bodas y cumpleaños" en el antiguo teatro.
Así como lo hicieron hace más de cincuenta años, los individuos que llegaban al teatro del barrio y de otras partes de la ciudad — llegan ahora del Bulevar Roosevelt, desde Bristol y Trenton, a celebrar su fe en la iglesia.
Benítez está arreglando el lugar y planificando para el futuro mientras que preserva un pedacito del pasado, una parte de la historia de los latinos en Filadelfia, que fue descuidada este último medio siglo. Mientras que una iglesia, un sitio histórico se cerró en Spring Garden, otro abrió sus puertas en el norte de Filadelfia, listo para una generación encaminada a la celebración del presente y creando su propia historia.
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