Una conferencia de mujeres para empoderamiento, conexiones, y carcajadas: Lo que aprendieron
En la edición del 2016 de la Conferencia para Mujeres en Pensilvania, llevado a cabo en el Centro de Convenciones y producido por las estrategias Hill +…
“Si te llaman (bitchy), ¡algo estás haciendo bien!”, declara victoriosamente la medallista olímpica y Campeona de la Women’s World Cup de la FIFA Abby Wambach, frente a una audiencia destellante de más de nueve mil mujeres (y algunos hombres) de todas las edades y todos los trasfondos, quienes ávidamente asentaban con la cabeza riendo entre dientes, frente a la veracidad de tal afirmación. Entre las nueve mil personas, habían veteranas industriales y orientadoras profesionales, distinguidas oradoras como Anita Hill y Julie Holland, cientos de estudiantes de bachillerato a través del Young Women’s Program y representantes de una multitud de empresas y asociaciones caritativas dirigidas por mujeres.
Y, pueden estar seguros, ellas han sido llamadas (bitchy) en algún momento de sus vidas como mujeres emprendedoras y ambiciosas en el campo de la sicología, consultoría, literatura, atletismo, comedia, empresariado emergente, diseño, academia o maternidad.
Wambach, durante su discurso de almuerzo, urgió fuertemente a aquellas personas en la audiencia (incluyendo cualquier género) a ceder a la incomodidad, a respetar y aceptar las opiniones diferentes en miras del crecimiento personal y a permitirse contemplar las ideas personales que en otras circunstancias no habrían podido considerar por ser “demasiado sensibles” o estar “en el mismo círculo de pensamientos comunes”. Asimismo, alentó a los “milenials” a seguir esperando y demandando más, quejándose siempre de los retos, pues a pesar del rechazo mediático a esta generación, Wambach cree que “todo el maldito objetivo” de los movimientos feministas en la historia y todo lo que las mujeres han logrado desde entonces, es promover entre el colectivo actual el cuestionamiento, la reivindicación y la lucha por aquello en lo que se cree. Wambach ha sido una partidaria activa y potente de la equidad salarial, tanto dentro como fuera del campo, y ha insistido en que quienes se encontraran en la audiencia pelearan por sus pasiones y por sus proyectos creativos, aprovechando la oportunidad de “ser tratadas como iguales en la sala, en la mesa y en el cheque de fin de mes”.
Se mostró particularmente acérrima sobre Title IX y cómo, mientras le ha afectado positivamente su vida y le ha abierto las puertas al estrellato futbolístico apoyando la comunidad LGBTQ a través de su éxito, también está consciente de que la ley requiere modificaciones, y espera que “Title Nine point Two” sea creado precisamente por esos “milenials” constantemente criticados.
Wambach asistió a la Conferencia no sólo para dar un discurso, sino también para realizar una sesión íntima de preguntas y respuestas a tempranas horas de la mañana, así como también una firma de sus memorias Forward sobre las dificultades y lecciones aprendidas al desarrollar una pródiga carrera atlética hasta su retiro.
La segunda oradora durante el almuerzo fue la jocosamente honesta y efervescente Mindy Kaling, una mujer de tez morena, asiática americana que ha probado constantemente que las mujeres, sin importar cómo se vean o quienes sean, pueden tener éxito en el feroz e implacable mundo masculino de Hollywood, particularmente en la comedia y en la dirección de guiones. Kaling sin embargo no se reservó los retos que tuvo que enfrentar, describiéndoselos a su entrevistadora (la distinguida Lesley Jane Seymour), refiriéndose al hecho de ser pionera en la dirección, producción, actuación, autoría, escritura y comedia.
Admitió haber disfrutado más al trabajar con mujeres que con hombres, diciendo: “Quizás esto sea un poco sexista, pero amo trabajar con mujeres y lo prefiero porque volteamos los ojos ante las mismas cosas, hemos estado en el mismo campo de batalla y hemos lidiado con la misma mierda. Y las relaciones que he tenido con mujeres han sido las más nutritivas en mi vida”. Kaling sacó a colación el ejemplo de cómo, aún cuando prefiere trabajar con mujeres, ello también conlleva algunos reveses. Durante la producción de Ocean’s 8, por ejemplo, bromeó sobre cómo nunca pudo gastarle bromas a ninguna de sus co-protagonistas como habría hecho en la trilogía original:
“Si quería gastarle una broma a Rihanna su guardaespaldas sencillamente me habría reprendido sin necesidad. ¡No puedes gastarle bromas a las chicas! Es una triste realidad pero existen altos niveles de preocupación por la seguridad de celebridades femeninas. No puedes jugar con eso. No porque no quieras, ¡pues las bromas son tan divertidas! Sino por las amenazas a las que ellas están sometidas todos los días”.
Kaling también habló cándidamente sobre la cancelación de su propio show “The Mindy Project” por la cadena FOX y su transición a Hulu, su necesidad inmediata de expresar la solidaridad con mujeres que son acosadas por lo que son y por cómo lucen (como Leslie Jones, Simone Biles y Serena Williams) y cómo las mujeres y sus hijas deberían preocuparse más por se llamadas ignorantes que por ser llamadas gordas.
Aunque las oradoras y las mujeres de renombre que llevaron las discusiones y paneles eran fenomenales y genuinas, no podemos evitar preguntar: ¿Qué logra una mujer común y corriente, esa que no es una autora exitosa del New york Times o un magnate de los medios, con todas las ocurrencias de empoderamiento y logros?
Esto me llevó a conversar con Sophia Vargas (acompañada de Silvia Cavalieri, las dos estudiantes del John W. Hallahan Catholic Girls High School), sobre lo que pudo haber tomado del evento como una joven Latina de 16 años:
“No hay duda de que este es un mundo dominado por hombres, pero la Conferencia me hizo darme cuenta de que las mujeres pueden y lograrán pasar por encima de ello. Necesitaba eso, porque lidio con resultados negativos del patriarcado todo el tiempo. Tengo que cruzarme frecuentemente con grupos de chicos por nuestro barrio, y tienes que escuchar los comentarios que hacen sobre mí sólo por que soy una chica caminando por sus pasillos. Es repugnante. Pero todas las charlas de hoy me hacen pensar ¿Sabes qué? ¡Que se jodan! Me merezco respeto”.
Ambas jóvenes expresaron efusivamente su agradecimiento, en especial a Annie E. Clark, una superviviente al abuso sexual en campus que ha escrito un libro, fundado el grupo “End Rape on Campus” con Andrea L. Pino y ha dirigido un documental basado en sus experiencias. Los estudiantes de The Hallahan resaltaron que “es sencillamente increíble que el hecho de que aún cuando tantas personas hayan pasado por una experiencia tan horrible, esta mujer fue lo suficientemente valiente para hablar públicamente del asunto, alentar a otros y hacerles saber que no están solos”.
Vargas continuó hablando de cómo, siendo una mujer de color y Latina, se ha visto afectada en otros aspectos, pero cómo algunos oradores de la Conferencia le han dado una avasallante carga de Fe en las expectativas de su futuro:
“Tu sabes cómo son los chicos latinos: tan obsesionados con la masculinidad, con el machismo, soy macho, y ha sido difícil crecer rodeada de amigos que tengan esa mentalidad. Por ejemplo, mis amigos siempre dicen ‘voy a ser un jugador profesional de fútbol, voy a ser un profesional en cualquier cosa. Tu no vas a lograrlo, deja de esforzarte tanto’. Y eso siempre me ha afectado, pero entonces escucho a Anita Hill y a Mindy Kaling hablar, ambas mujeres de color que han hecho cosas tan increíbles y que representan la posibilidad de que yo puedo aspirar a mucho más que a los estereotipos que la gente quiere imponernos”.
Raquel Arredondo, una Cubano-Americana de primera generación de South Jersey, una oradora en el evento, y la asistente de la dirección de la oficina de servicios en Drexel university’s LeBow College of Business, hizo eco de muchos de los sentimientos de Vargas al sentirse inspirada por las mujeres, tanto las asistentes como las ponentes, en la Conferencia. De hecho, durante su primer año en el evento, se sintió tan inspirada durante una discusión particular que surgió la idea de empezar su propio grupo de consultoría y asistencia profesional.
Arredondo me explicó cómo la narrativa de ser una primera generación de inmigrantes le había cargado con gran responsabilidad, sabiendo las condiciones de las que su familia había surgido y en las que había vivido, así como la lucha por adaptarse a una nueva cultura. Sus padres trabajaron arduamente para darle a ella y a sus hermanos algo hermoso y que ella ha transformado en los aspectos focales, puntuales y ambiciosos de su personalidad. Recalcó que el hecho de ser mujer, Cubano-Americana e Hispana, le había enorgullecido y que ha formado parte de mucho de lo que es hoy en día; al mismo tiempo está atenta a la ignorancia “micro-agresiva” que suele atraer en la fuerza laboral. Por ejemplo, en su primer trabajo en educación superior, le dieron un tour por el campus de la universidad, y una vez habiendo explicado sus orígenes, le dijeron: “Caramba, ¡seguro creciste comiendo muchos tacos!”
“Eso es lo genial de ver a alguien como Mindy Kaling allá arriba, en el escenario de hoy”, reflexiona Arredondo, "era emocionante verla porque refleja mi experiencia al crecer en una casa con ODD, con hábitos y costumbres que eran tan distintos a los de mis amigos. Crecí en una comunidad en la que no habían muchas Latinas, y ahora trabajo en un campo en el que tampoco hay muchas, y eso siempre fue desolador y frustrante. Viendo a alguien como Mindy entonces, ha sido inspirador porque, en retrospectiva, tu etnicidad y tu raza te hacen quien eres y debes apreciar lo que eso significa, debes entender mejor cómo esas “rarezas” que obtienes por ser multicultural te pueden hacer destacar en tu trabajo y cómo pueden fortalecerte en tu día a día."
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