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Mexicoamericanas: Dos mundos... nueva generación

Mexicoamericanas: Dos mundos... nueva generación

Con un crecimiento del 150 por ciento entre la comunidad mexicana en la última década y un alto índice de nacimientos, se forja la nueva identidad…

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(De izq. a der.) Leslie Ventura, Ana Isabel Viveros y Annette Ramirez son miembros de la generación más joven de mexicoamericanos en Filadelfia. Samantha Madera/AL DÍA

Entre la experiencia propia por las calles de Filadelfia y el bagaje cultural de sus padres, es que la generación más joven en la comunidad mexicana se encuentra en vías de forjar una identidad propia. 

Estos chicos mexicoamericanos nacidos y criados en la Ciudad del Amor Fraternal saben que han nacido en la cuna de la nación americana, saben quien es su jugador favorito de los Phillies y prefieren a Katy Perry sobre la música de mariachi, que igual no faltan en las celebraciones en casa.

En la escuela, en excursiones por City Hall o en las tardes que pasan en Love Park hablan en su primer idioma, el inglés, pero saben muy bien que en casa se habla español.

"Yo prefiero el inglés porque es mi primer idioma, fue el primero que aprendí. No siento que tenga una identidad dividida y tampoco tengo algo favorito en la cultura mexicana. Creo que lo que más me gusta es la mariposa monarca", dijo Leslie Ventura, estudiante de la escuela Saint Anthony of Padua. Sus padres llegaron hace 11 años a Filadelfia.

Leslie aprendió sobre el fenómeno de las 'monarcas' en la organización que lleva a esta mariposa en su logo. 'Casa Monarca' inició en 2009 bajo la misión de preservar la cultura y tradiciones mexicanas a través de programas educativos en la comunidad mexicana en 'South Philly'.

"Las mariposas monarcas emigran igual que nosotros y dejan su tierra para poder preservar su especie. Es lo que hacemos los mexicanos, dejamos todo lo que tenemos para progresar, volamos a otra cultura, aprendemos otro idioma", declaró Dalia O'Gorman, cofundadora de esta organización.

Aunque Leslie nunca ha emigrado a ningún sitio nuevo sabe muy bien sobre la experiencia de sus padres. Se considera mexicoamericana pero no tiene ningún interés particular por conocer México ni visitar ese país en un futuro próximo.

"Cuando uno llega a Filadelfia comienza una nueva vida, un proceso de adaptación a la ciudad y a la gente. Pero uno no deja atrás sus costumbres, es importante tenerlas presentes para que no se olviden sobretodo en los niños más pequeños que han nacido aquí", dijo la artista e instructora mexicana en Casa Monarca Ana Gisel Palma, quien llegó a Filadelfia en 1999.

La instructora y artista Ana Palma trabaja con la generación más joven de mexicoamericanos en talleres de arte plástico en Casa Monarca, localizada en 'South Philly'. Samantha Madera/AL DÍA

La estudiante Annette Ramírez, de 12 años, estudia en Saint Thomas Aquines junto a estudiantes afroamericanos, vietnamitas y Filipinos. Ella es la única mexicoamericana en su clase y le gustaría que hubiera una mayor cantidad de compañeros de origen mexicano.

"A veces sí me siento dividida porque diferentes características salen de mi dependiendo con quien estoy. Con mi familia tengo que actuar como toda una mexicana y en la escuela simplemente soy una americana, saben que soy de origen mexicano pero mis compañeros me consideran simplemente blanca", explicó Annette.

De entre las celebraciones que le han transmitido sus padres, su favorita es la celebración del Día de los Muertos. "Me gusta porque Halloween está relacionado con cosas de terror, pero para nosotros el Día de los Muertos es algo alegre y en memoria de los seres queridos que ya no están con nosotros".

Su madre, Mirna Ramirez asegura que mudarse a Estados Unidos ha sido una decisión muy buena aunque mantener la herencia cultural a veces es un verdadero reto, sobretodo cuando en ocasiones es vista de forma negativa.

"Otras culturas pueden hacerlos sentir menos porque desconocen qué es lo que somos, y el temor a lo desconocido siempre crea tensión. Mis hijos me han dicho "no quiero celebrar tal cosa porque mis compañeros me dicen que es 'naco', ellos lo que quieren es ser iguales a sus compañeros para no tener diferencias y ese es el reto", dijo Ramírez, quien también es coordinadora de programas en Casa Monarca.

Mirna Ramírez, madre de Annette y coordinadora de programas en Casa Monarca.

De acuerdo al Censo del 2000, se calcula que en Filadelfia residían 6.220 mexicanos. Según información de la Oficina del Censo, para el 2003 el número se había doblado a más de 12.000. Se sabe que en los últimos 10 años los latinos son el grupo que más crecimiento tuvo, con 45 por ciento según el Censo del 2010. 

La comunidad mexicana demostró un aumento por demás significativo con un crecimiento del 150 por ciento y sumando 15.531 residentes.

A esto se puede sumar que en Filadelfia el índice de nacimientos entre mujeres latinas es el más alto.

El Departamento de Salud de la ciudad calcula que el índice entre mujeres latinas es de 22,2 nacimientos por cada 1000 mujeres, en comparación a 9,5 nacimientos por cada 1000 mujeres blancas. Los principales países de madres extranjeras en Filadelfia son México (316), República Dominicana (290) seguido por China (278).

El aumento de estos números también se observa en los nuevos eventos culturales mexicanos que han sucedido por primera vez en la ciudad. Si bien la celebración del Grito de Independencia este año cumplió 20 años en Filadelfia, y el Festival de San Mateo Carnavalero ya cumplió siete años, el año pasado se realizó la primera pastorela  navideña pública en South Philly y también fue la primera vez que la tradición de baile de la 'Guelaguetza' llegó a Filadelfia.

O'Gorman, quien ha liderado la misión de Casa Monarca, agregó que entre más años cumpla esta nueva generación el reto de conectarlos a ese mundo desconocido que solo conocen a través de los ojos de sus padres es más grande.

"Tiene gran influencia el tipo de padres que tengan. Existen los que están muy involucrados y están trabajando porque sus niños mantengan el idioma en la casa, ya sea con programas como los que ofrecemos o exponiéndolos a eventos culturales por la ciudad. Tampoco dejando de lado la cultura americana que se ahora su vida y parte de su adaptación".

Para la pequeña de nueve años, Ana Isabel Viveros celebrar las tradiciones mexicanas es  lo que más disfruta de su herencia cultural. "Los carnavales, la música y los trajes típicos es lo que más disfruto de ser mexicoamericana. Creo que es importante mantener el español porque es bueno mantener la cultura de tus padres viva, saber de sus costumbres y celebraciones".

La mayor parte de su familia aun reside en México y a diferencia de Leslie o Annette, ella sí ha podido visitar el país de sus padres. Ana participó en un proyecto de murales que reunió a varios estudiantes latinos, en el cual los chicos delinearon su silueta y escribieron dentro de ella su historia como niños biculturales.

En la parte de su pierna Ana escribió "me gusta más estar en México porque es más cálido, pero también me gusta estar aquí porque puedo bailar la danza azteca con mi papá".

En su visita al país azteca fue que aprendió a leer y escribir en español, pero también se le olvidó un poco el inglés. Le gusta bastante México aunque sabe lo diferente que es a Filadelfia.

"Soy la única latina de mi clase, hay muchos puertorriqueños, árabes, y me gusta tener muchos compañeros. Aunque no hay muchos que hablan igual que yo", concluyó Ana.

El CCATE, localizado en Norristown, utiliza talleres de arte para afirmar de una manera positiva la herencia cultural de los jóvenes inmigrantes en Norristown. Archivo particular

Norristown en vías del poder inmigrante

Así como la población mexicana se ha hecho notar en Filadelfia, los suburbios del área han experimentado el flujo de nuevos recién llegados de diferentes partes de Centro América. La cara de los suburbios también tiene rasgos inmigrantes.

El antropólogo y artista visual Obed Arango ha vivido de primera mano la evolución social y económica que la región de Norristown ha experimentado en los últimos diez años. Según el mexicano del 2003 al 2013 la ciudad pasó de ser una zona de desastre a una pueblo sostenido por las manos de inmigrantes centroamericanos. 

"Yo me mudé al área de Blue Bell (PA) en 2003, y desde ese año hasta el 2010 fue que la población inmigrante de origen mexicano, hondureño, salvadoreño y guatemalteco comenzó a llegar a la ciudad de Norristown" dijo el antropólogo en entrevista telefónica. Agregó que se establecieron familias completas que tuvieron un impacto directo tanto en la economía local como en el Distrito Escolar, el cual no estaba listo para recibir a la población inmigrante. 

"La ciudad tenía mucha delincuencia, con casas y calles destruidas. En aquellos días, de acuerdo a la Oficina del Censo en Norristown el 9 por ciento de la poblacíon era de origen latino. Históricamente por población puertorriqueña y dominicana", dijo Arango, quien realizó un estudio sobre el fenómeno social de la comunidad inmigrante en Norristown para Swarthmore College.

En diez años la población hispana creció del 9 por ciento al 27.8 por ciento. El  rápido crecimiento tuvo un impacto en el idioma, en la cultura, en la economía, en las tradiciones. "Esto generó una transformación en la dinámica del pueblo, un verdadero cambio social y cultural positivo. Norristown se convierte en un imán para la población inmigrante  porque hay una demanda de mano de obra y la renta de las vivienda es económica".

El antropólogo y artista visual mexicano Obed Arango ha residido en el área de Norristown por los últimos diez años.

Para Arango, una de las cuestiones particulares de Norristown es que se ubica en uno de los condados más ricos de EE.UU.: Montgomery County. Norristown que es la ciudad capital es una de las ciudades más pobres. Montco cuenta con una población latina del 2 principalmente concentrada en Norristown.

"La ciudad se convierte en el centro que provee la mano de obra para el sistema de los  centros comerciales y también provee la mano de obra para las empresas de limpieza de los parques corporativos", agregó.

Comienza a haber también un estímulo de la economía local por negocios iniciados por inmigrantes. Poco a poco apareció la taqueria, la tienda de deportes, la tienda de la quiceañera, la tienda de abarrotes, la tortilleria. "El pequeño pueblo latino y su diversidad cambió la cara de tal manera que las tres avenidas principales en Norristown que son Marshall, Main y Markle se comienza a desarrollar como una zona económica activa, donde yo me atrevería a decir que el 90 por ciento de los negocios son y han sido abiertos por inmigrantes", dijo Arango.

Desde su llegada al área, el también periodista originario de la Ciudad de México ha hecho lo posible por mantenerse activo como líder de la comunidad,  ya que tiene una firme creencia en que él no podría avanzar si ve que su propia comunidad no lo hace.

"Me frusta cuando inmigrantes profesionistas avanzan y no se detienen a ver a su propia comunidad. Siempre que tengo oportunidad los insto a apoyar porque nosotros no estamos arriesgando nada y podemos luchar y ser voz por el que no lo puede ser", agregó.

Una de sus prinicpales preocupaciones está relacionada con el éxito académico de la generación más joven en Norristown. Con esto en mente fue que en 2008 inició la visión para inaugurar el Centro de Cultura, Arte, Trabajo y Educación, localizado en 329 East Main Street, en Norristown.

A través del arte, la cultura, la educación y el entrenamiento, CCATE busca empoderar a la comunidad hispana, impulsar el éxicto académico de las nuevas generaciones y afirmar la cultura de origen.

CCATE se convirtió en la segunda organización hispana en Montco, ya que hasta ese momento ACLAMO, fundada en la década de los setenta, era la única organización con servicios para la comunidad hispanohablante.

"Oficialmente abrimos en 2010.  Los estudiantes asisten de 3:00 p.m. a 6:00 p.m. para utilizar el cuarto de tecnología, colaboramos con el Consulado de México  de Filadelfia y apoyamos las celebraciones de la comunidad", dijo Arango.

Su enfoque principal está en jóvenes de secundaria y preparatoria que puedan encaminarse hacia la universidad. También han iniciado una colaboración con el Community College de Norristown que pueda facilitar la transición educativa de los jóvenes.

"Como todo reto social que enfrentan los inmigrantes, la población que recibe no está preparada ni educada para recibir a los nuevos recién llegado. En Norristown sí hubo una percepción de invasión y una tensión social, pero lo particular de aquí es que el inmigrante aquí ejerce una voz con mayor presencia porque proporcionalmente representa un número importante de la población" concluyó Arango.

Para más información sobre las actividades y el desarrollo de CCATE puede visitar su página oficial www.ccate.org