Acudir a una estación y que no haya bicicletas disponibles o tratar de devolver la bici y encontrarse con una estación llena son dos de los principales problemas a los que se enfrentan los usuarios del programa de bike share con el que cuenta la ciudad de Filadelfia desde el pasado mes de abril. Consciente de que las probabilidades de enfrentarse a una de estas situaciones varían en función del lugar y la hora, un miembro de la Universidad de Pennsylvania, Randy Olson se ha propuesto elaborar el patrón de conducta de los ciudadanos que disfrutan a diario del sistema público de alquiler de bicicletas.

Para elaborar el modelo, publicado en su blog, Olson se dedicó a analizar el estado cada estación (en intervalos de cinco minutos) durante la primera semana del mes de julio. En base a sus datos catalogó las distintas estaciones en tres grupos: aquellas en la que la gente coge la bici de casa al trabajo, en las que la cogen del trabajo a casa y las que experimentan un volumen más bajo de lo habitual.

Como era de esperar, en torno a las 8 de la mañana comienzan a retirarse de las estaciones de la ciudad las primeras bicicletas, seguido de un periodo de devolución. Y lo mismo sucede, aunque al revés, a las 5 p.m.
Además, Olson también ha elaborado un mapa con las estaciones más solicitadas, tanto durante la recogida, como durante la llegada. Las primeras están situadas a las afueras de Center City; las segundas se extienden a lo largo de Market y las calles paralelas tanto al norte como al sur y de este a oeste.