La familia, pieza clave en el tratamiento y la recuperación tras el trauma infantil
Hablamos con el CEO del Children’s Crisis Treatment Center (CCTC) sobre los traumas, cómo afectan a la infancia y el gran papel de la familia en el tratamiento…
Pese a su gran influencia en el desarrollo, la salud y el bienestar de la persona, la salud mental continúa siendo hoy en día un tema tabú; especialmente en caso de los más pequeños, donde el miedo o el desconocimiento dificultan que el menor reciba la ayuda que necesita. Una atención que, desde hace cerca de 40 años, se ha convertido en el principal motor del Children’s Crisis Treatment Center (CCTC), la organización sin ánimo de lucro especializada en ofrecer tratamiento y terapia a niños víctima de trauma o abuso en Filadelfia.
Cada año, unos 2.400 niños y sus familias reciben ayuda en un centro en el que un 30 por ciento del equipo es latino, tal y como explica a AL DÍA News el CEO de CCTC, Antonio Valdés: "Casi el mismo que de pacientes, cerca de un 35 por ciento de niños tan jóvenes como de 18 meses". Junto a ellos trabajan en los hogares, pero también colegios y en su clínica, ubicada en Delaware Av. Todo ello con un enfoque especialmente centrado en el niño y su familia.
"Muchas veces las familias de los niños que están con nosotros necesitan mucha ayuda también. Y estamos ahí para eso. Es difícil trabajar con una familia que está luchando con asuntos de recursos y cómo buscar servicios que necesitan para poder vivir o tener una calidad de vida básica. Y preocuparse de las necesidades que tienen sus hijos. Nosotros tratamos de ayudar a las familias con muchas de las cosas que le están pasando en la vida para que ellos puedan trabajar mejor y tener más capacidad para trabajar con los niños, porque al fin y al cabo, una familia saludable y efectiva es lo mejor que hay para un niño”, explica Valdés.
¿Cuáles son los traumas más comunes en la comunidad latina?
"Lo que nosotros vemos en la comunidad latina son muchas de las cosas que se ven en todas las comunidades. Pero sí, y es una connotación complicada. Se ven muchos problemas de comportamiento, muchas veces lo que encontramos es que los síntomas que están teniendo tienen que ver mucho más con traumas y experiencias que han vivido esos niños. Muchas veces han sido testigos de violencia, violencia domésticas, en el vecindario donde viven, cosas que le han pasado a los mismos niños”.
"Nosotros lo que siempre estamos buscando es cuál es la razón. Todos los comportamientos que observamos, tanto en los niños como en todas las personas, vienen de algo. Entonces es buscar el por qué. Muchas veces la gente se pregunta ‘¿Qué es lo que le pasa a este niño?’, cuando en realidad lo que deberíamos de preguntarnos es ¿Qué fue lo que le pasó a este niño?’. Porque muchas veces cuando uno se fija bien cuál es la historia, cuáles son las experiencias que ha tenido ese niño, cuáles son las cosas que le han pasado que le han pasado a su familia; porque muchas veces la experiencia que han tenido los niños a la mamá le pasó lo mismo. La mamá también ha sufrido muchísimo y ella misma le está pasando cosas que sin darse cuenta ella está sufriendo los mismo problemas que el niño. Buscarle a ese sistema, donde viven esas familias, cuáles son las causas reales que están pasando”.
¿Es la inmigración uno de ellos?
"No necesariamente, cada grupo tiene sus traumas particulares, pero depende de la experiencia. Hay vecindarios en esta ciudad que sabemos que hay mucha más violencia que en otros vecindarios. Y sabemos que hay problemas de violencia domestica, problemas de violencia en la calle. También en los colegios los niños pasan por muchas cosas. También hemos tenido la experiencia en la comunidad mexicana, pero especialmente en la comunidad africana donde muchas personas estaban escapando de guerras. Las cosas difíciles que les han pasado y han visto, ellos traen esos dolores con ellos. Hay que ayudarlos a recuperarse a aprende cómo vivir la vida. Porque cualquier persona a la que le ha pasado una cosa así tiene que aprender a vivir con eso, porque uno nunca se va a olvidar. Si uno se olvida, más daño le hace".
"Si algo le pasa a una persona cuando es joven y lo tapa, que es algo muy natural que la mente hace para protegerse, taparlo. Pero eso le sigue afectando emocionalmente. Cuando ese niño a los 10, 11, 12 años tiene un comportamiento malo o le está yendo mal en el colegio… La gente se olvida, ‘¿te acuerdas lo que le pasó a ese niño cuando era chiquito?’ piensan que hace mucho y que no tiene nada que ver con eso, pero no es así. Y cuanto más jóvenes son, peor es el efecto. Porque un niño a esa edad de 3, 4 o 5 años está en el momento más importante de su desarrollo. Y si le pasa algo feo a esa edad, le puede cambiar la dirección del desarrollo".
La importancia de la lengua y la cultura común
"Poder hablar español es una parte muy importante de esto. Pero lo que nosotros tratamos y luchamos mucho por hacer es que no sea simplemente poder hablar el idioma, sino también la parte cultural. No es solo que a una madre, por ejemplo, una persona le hable en español; también que esta persona que se sienta delante de ella es una persona latina. Eso son cosas que hacen que al principio, cuando se está desarrollando esta situación, la persona se sienta con confianza; y que es una persona que le va a entender. Por ello es una parte muy importante de proveer este tipo de servicios que sean personas que los representen”.
¿Cómo pueden saber unos padres que su hijo necesita ayuda?
"Es difícil, sinceramente hoy en día se habla tanto de salud mental, que a veces viene un padre con un niño que tiene problemas del comportamiento y nosotros le ayudamos a entender que no es algo serio, que es parte del desarrollo normal de un niño. Muchas veces los padres se sienten mal, piensan que el niño no se está portando bien. Es normal que un niño empuje los límites a cierta edad. Ahora, cuando un niño se está haciendo daño o no sabe como socializar con los demás niños o siempre está peleando o discutiendo, o hay una distracción muy grande, que el niño se queda separado de los demás. Eso son cosas, no para preocuparse, pero no hay nada malo en llamar a una persona, hacer una pregunta”.
"Se puede hacer una evaluación y dejarle saber si necesita ayuda o no. Muchas veces en la familia tienen miedo a pedir esa ayuda porque no quieren que le pongan un diagnóstico a un niño sin necesidad. Y sí, hay padres que tienen que proteger a sus niños y tienen que estar seguros de que ese niño recibe los servicios apropiados. […] Es fácil ir y pedir ayuda y preguntarle a una persona, un psicólogo, un trabajador social, una persona que se especialice en tratamientos de niños su opinión. Ahora, servicios sin necesidad o medicina sin necesidad obviamente no es algo que se recomienda. Eso es algo que cada persona tiene que asegurarse, como padre, tú eres el que está en control de los servicios de tu niño y nunca dejarte llevar completamente de lo que te digan los demás; incluyendo los mismos profesionales".
Los primeros síntomas, dos meses después del trauma
"Los niños que han pasado por traumas, cuando están en esa época (2,3,4 o 5 años de edad) y hasta más mayores, porque el desarrollo crítico de una persona continúa hasta los primeros 25 años de vida. Pero en esos primeros 6 o 7 años es una época muy muy crítica para un niño. Entonces, si un niño ha pasado por un trauma, lo más pronto posible que ese niño pueda volver a un camino de desarrollo más normal, es menor el efecto que ese trastorno va a tener en su vida. Por ello es importante no perder tiempo. Una cosa que mucha gente no sabe es que si una persona pasa por un trauma, típicamente los síntomas no se ven hasta seis u ocho semanas después. Lo normal sería que a los dos meses se empiece a ver un comportamiento distinto, y la gente que no lo sabe no lo asocia".
¿Cuál es el tratamiento o tratamientos ante un trauma?
"El tratamiento principal es terapia, pero mucha de esa terapia es familiar. Precisamente con los niños jóvenes porque es importante ayudar a la familias a entender el efecto que el trauma ha tenido, no solamente en el niño, también en la familia entera. Muchas veces, con traumas que ocurren dentro de una familia, la familia ni cuenta se da que empieza a funcionar de una manera nueva. Y esa manera nueva ocurrió para ajustarse al trauma de esa familia, pero después de que el trauma pasase. Si se quedan con ese comportamiento ese comportamiento no va a funcionar bien cuando todo vuelva a su normalidad, entonces la familia si no es consciente puede resultar perjudicada. Por ello, hay que buscar esa conversación y abrir la puerta para poder hablar sobre cómo este trauma me ha afectado diferente al resto. Con esto se puede cambiar el comportamiento, ayudarse y respaldarse".
¿Son los niños más sensibles ante una experiencia traumática?
"Son más sensibles porque como están en una parte más crítica del desarrollo les puede afectar más. No es que el trauma no afecte a una persona de 40 o 50 años, porque obviamente sí. Pero esa persona ya está formada, no es igual que en el caso de un niño que está dentro de su desarrollo".
La pérdida de esperanza, un problema y un síntoma
"Lo triste de los efectos de la violencia y del trauma es que la primera cosa que se pierde es el sentido de esperanza y futuro. Y eso es un síntoma de trauma. La familia a veces no se da cuenta de que han sido afectados por el trauma. Y si un grupo de personas empieza a perder la esperanza de futuro y el creer que sí se puede... El efecto negativo que ello puede tener, no solamente en la recuperación de ese niño, también en esa familia. Es una de las cosas poderosas y muy negativas del efecto que tiene la violencia y el trauma, pierden su sentido de que sí se puede, de que hay algo por lo que luchar, que el mañana importa… Hay un patrón en personas que han vivido muchas dificultades, que se esfuerzan mucho en sobrevivir y no tanto en vivir".
¿Cuál es el tiempo medio de curación?
"La palabra cura es difícil en este mundo porque uno nunca se escapa completamente del trauma. Si una persona fue violada cuando tenía 6 o 7 años, esas son cosas que se quedan como parte de la vida y uno aprende como vivir con eso. El tratamiento formal, típicamente puede ser de 9 meses a 15 o 18 meses. Los niños pasan por distintas épocas de desarrollo, por ello muchas veces explicamos a la familia que no es algo raro, que si un niño estuvo en tratamiento por algo que le pasó; cuando tenga 12 o 13 años y se esté acercando a la adolescencia, lo que le pasó cuando era niño le puede afectar de una manera nueva. Y eso no es algo malo, si no que hay que estar preparado para eso y cuando llegue a esa edad y quiera hablar sobre ello otra vez y necesite ayuda o terapia que esa puerta se mantenga abierta y no lo vea como algo negativo".
¿Es la salud mental todavía un tema tabú en la sociedad?
"Sigue teniendo su tabú, lo bueno es que en los último 20 años, obviamente se ha abierto mucho. Pero no hemos llegado donde queremos llegar. Yo quisiera que llegara el día en el que se hablara de la salud mental de la forma que hoy en día se habla del cáncer. Hace 20 o 25 años del cáncer no se hablaba. Si una persona tenía cáncer era un gran secreto. Espero que un día lleguemos al punto, porque es muy natural de decir, ‘sí, voy a terapia porque necesito ayuda con un problema que tengo’”.
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