Impuesto sobre las sodas. Lo que dicen las encuestas
El controlador Butkovitz hizo pública una encuesta sobre la pérdida de ingresos que genera a las empresas locales el impuesto municipal sobre las bebidas…
A medida que se acerca el fin del año 2017, se cumple también el primer aniversario de la aplicación de la ley del Concejo de Filadelfia No. 160176, capítulo 19-4100, más conocido como el impuesto a las bebidas azucaradas.
Desde su fecha de inicio, el primero de enero de 2017, muchos se han pronunciado a favor y en contra de este impuesto. Una constante oposición al impuesto ha venido del controlador Alan Butkovitz.
En su último informe, el controlador Butkovitz publicó los resultados de una encuesta realizada en toda la ciudad que identificó que más del 60 por ciento de las empresas han notado una pérdida en los ingresos debido al impuesto a las bebidas de Filadelfia.
Para la encuesta, la Oficina del Controladlor Municipal contactó a 1.600 empresas de la ciudad para saber cómo el impuesto ha impactado en sus ventas. Entre las empresas contactadas hay negocios de comidas, tiendas de barrio, restaurantes, bares y otras tiendas minoristas. De esas 1.600 empresas, 650 confirmaron una disminución en los ingresos. De estas últimas empresas, más de 400 atribuyen la pérdida de ingresos al impuesto sobre las bebidas. La mayoría de estas empresas registraron pérdidas de más del 10 por ciento, según un comunicado de prensa emitido por la Contraloría.
“La abrumadora mayoría de las empresas que vende productos sujetos al impuesto a las bebidas de Filadelfia sienten un impacto significativo como resultado del gravamen”, dijo el controlador Butkovitz durante una conferencia de prensa celebrada el 16 de octubre. “El impuesto ha tenido efectos perjudiciales”.
Según la encuesta del controlador Butkovitz, las empresas que reportaron las mayores pérdidas de ingresos fueron las tiendas de comestibles, como ShopRite y ACME, seguidas de las tiendas de cadena como WAWA, y tiendas de barrio y bodegas; después los restaurantes. Muchas de las empresas que participaron en la encuesta mencionaron que debido a las pérdidas de ingresos se verían obligadas a hacer ajustes significativos con el fin de poder permanecer abiertas, de acuerdo con la Oficina del Controlador Municipal.
“El impuesto parece estar afectando el comportamiento y la orientación hacia el futuro”, dijo Butkovitz. “Muchos dueños de negocios parecen recelosos de la viabilidad de sus empresas en el corto y medio plazo”. El controlador también afirmó que “el impuesto a las bebidas ha impactado innecesariamente en negocios específicos en nuestra ciudad”.
La Oficina del Controlador Municipal también proporcionó un desglose detallado por código de área en forma de mapa de la ciudad, en el que se distinguen los barrios que están sufriendo más con el impuesto debido a la caída de los ingresos.
El mapa ha sido codificado por colores para distinguir las áreas más afectadas por el impuesto y aquellas que no se han visto ampliamente afectadas por él.
Las áreas donde las empresas reportaron mayores pérdidas incluyen West Philadelphia a lo largo de Market Street y 52nd Street (código de área 19139), Hunting Park en North Philadelphia (código de área 19140) y Juniata y Frankford (código de área 19124). Si las empresas no pueden hacer frente a estas pérdidas, podrían dejar de operar y, al mismo tiempo, dejar a los residentes sin una fuente de alimentos frescos asequibles y de buena calidad, afirmó el controlador Butkovitz.
“Estos códigos postales incluyen barrios con algunas de las tasas de pobreza más altas de la ciudad”, dijo Butkovitz. “En consecuencia, estas empresas no pueden permitirse una pérdida del uno por ciento del negocio y, mucho menos, de más del 10 por ciento”.
Aunque muchas áreas de la ciudad pueden haber notado la presión del impuesto, otras han tenido la suerte de librarse de su impacto. En los resultados de la encuesta se cita por ejemplo un restaurante del centro que asegura no notar “ningún cambio” y que “los clientes piden lo que quieren. Aceptan el impuesto”.
Otras áreas de la ciudad que parecen sobrevivir a pesar del impuesto incluyen The Navy Yard (código de área 19112), Somerton (código de área 19116), Bridesburg, (código de área 19137), Stenton (código de área 19150) y Manayunk ( código de área 19127).
El controlador Butkovitz calificó el impuesto como “un cebo y un cambio innecesarios” y afirmó que el impuesto a la renta de la ciudad podría haber financiado fácilmente muchos de los programas que prometió el impuesto a las bebidas. Sin embargo, en julio de 2017, la autoridad municipal redujo el impuesto salarial con la esperanza de hacer más competitiva la ciudad respecto a otras ciudades más grandes. El objetivo de la administración Kenney es reducir sustancialmente el impuesto salarial para 2022. De acuerdo con el controlador Butkovitz, sin embargo, si el impuesto salarial se mantuviera a su tasa actual, no se necesitaría el impuesto a las bebidas.
En respuesta a la encuesta del controlador, el alcalde Jim Kenney defendió el impuesto declarando que ha ayudado a crear puestos de trabajo, y afirmando que el estudio puede ser parcial debido a que el controlador está abiertamente en contra del impuesto.
“Aunque agradecería cualquier encuesta imparcial sobre el impacto económico del impuesto a las bebidas, una que tome en cuenta la creación de más de 250 empleos en educación preescolar y los 75 residentes conectados a empleos a través de escuelas comunitarias, soy escéptico sobre si el estudio es imparcial”, dijo el alcalde Kenney.
“El controlador ha sido muy abierto a la hora de exponer que su intención es destinar los meses de servicio público que le quedan por delante para asociarse con la industria de bebidas para pintar una luz negativa sobre el impuesto y avanzar en su propia carrera política”.
El lanzamiento de esta encuesta sigue a la derogación de un impuesto de centavo por onza en bebidas azucaradas en el condado de Cook, Illinois. El condado de Cook, donde se encuentra Chicago, es la jurisdicción más grande en implementar un impuesto de este tipo; sin embargo, su duración fue de poco más de 2 meses, desde su puesta en marcha oficial, el 2 de agosto de 2017.
Un día después de que el controlador Butkovitz publicase la información de la encuesta, el alcalde Kenney, junto a varios ciudadanos de Filadelfia, testificó en favor del impuesto frente a una audiencia del comité de gobierno local de Harribsburg (el 17 de octubre). El objetivo era mostrar el apoyo continuado al impuesto ante el estrepitoso fracaso de la tasa en Cook County.
El presidente del Concejo Municipal, Darrell L. Clarke, declaró que el impuesto era la “opción de financiación más amplia y más justa”, en lo que respecta a recaudar el dinero para financiar lo que se prometió que haría el Impuesto a las Bebidas.
Robert Inman, profesor de Finanzas, Economía y Políticas Públicas de la Universidad de Pensilvania, dijo en defensa del impuesto que “desde la perspectiva del impuesto menos costoso y la mejor asignación para los ingresos tributarios, la decisión de la ciudad de usar un impuesto a las bebidas para financiar la educación preescolar es un uso prudente y sabio de los recursos de los ciudadanos”.
Jonathan Kirch, director de Defensa Estatal de la American Heart Association, pidió a los legisladores “respetar la innovadora propuesta de resolución de problemas que los legisladores electos de Filadelfia se comprometieron para dar una solución local a una necesidad local”.
Desde su implementación, en enero de 2017, 2.000 niños han podido acceder a educación preescolar gratuita, según la alcaldía. Aún y así, los fondos que se esperaba recaudar con el impuesto se quedaron cortos en los primeros meses. Todavía hay que esperar para ver si el impuesto de las bebidas en Filadelfia es un éxito total o un fracaso. A medida que avanza la batalla para mantenerlo o eliminarlo, ambas partes seguramente continuarán reuniendo todo lo que puedan encontrar para respaldar su causa: a favor o en contra de la tasa.n
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