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Raúl Berríos, músico y promotor cultural de Puerto Rico desplazado por el huracán María. Foto: Edwin López Moya / AL DÍA News
Raúl Berríos, músico y promotor cultural de Puerto Rico desplazado por el huracán María. Foto: Edwin López Moya / AL DÍA News

Éxodo de Puerto Rico, una historia en Filadelfia

Raúl Berríos es un músico y promotor cultural de Puerto Rico. Él y su hijo fueron de los primeros puertorriqueños que llegaron a Filadelfia tras el paso…

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La Oficina de Manejo de Emergencias de la Alcaldía de Filadelfia acaba de dar a conocer los datos actualizados que dan cuenta de la población puertorriqueña damnificada por el huracán María que ha llegado a la ciudad y que ha sido atendida por el Centro de Servicios de Asistencias de Desastre (DASC, por su sigla en inglés), en el que participan varias entidades públicas federales, estatales y locales, junto con organizaciones cívicas como el Salvation Army y la campaña Unidos Pa' PR.

De acuerdo con el reporte, el DASC de Filadelfia ha atendido –hasta el 17 de noviembre– a 1.284 personas y 586 familias (584 provenientes de Puerto Rico y 2, de las Islas Vírgenes); siendo la semana del 13 de noviembre el período con mayor afluencia de damnificados en busca de ayuda. 

Una de las características de las víctimas del huracán María en Filadelfia es que se trata de personas que llegaron a la ciudad por decisión propia y sin ningún tipo de ayuda estatal dado que Pensilvania no fue declarado por FEMA como estado receptor del éxodo puertorriqueño.

De las personas atendidas por las diferentes organizaciones que conforman el DASC, 507 se registraron como adultos y 287 como niños o adolescentes, la mayoría menores de 12 años. Casi todos presentan la misma urgencia: trabajo y un lugar para vivir en condiciones dignas.

Uno de los primeros casos atendidos por el DASC es el de Raúl Berríos y su hijo Asaf. Raúl es un hombre de 64 años de edad con mucha corriente. Cuenta su historia de vida, junto a la de su hijo de 9 años, antes, durante y después del huracán María.

Oriundo del barrio Obrero (sector de Santurce), en San Juan, este maestro, pensionado, promotor cultural y hasta “embelequero” –como lo llamaba una de sus amistades en la isla– es ante todo un hombre musical. 

El hijo de Luis Berríos, músico profesional que tocó en la orquesta del legendario Arsenio Rodríguez “el ciego maravilloso”, hoy anda tocando puertas en Filadelfia.

Raúl y Asaf llegaron a comienzos de octubre obligados por la situación de la isla, agravada con el paso de María el pasado 20 de septiembre. 

Raúl Berríos y Asaf Berríos, dos de los primeros puertorriqueños que llegaron a Filadelfia tras el paso del huracán María. Foto: Edwin López Moya / AL DÍA News

Raúl Berríos (izq) y Asaf Berríos (der), dos de los primeros puertorriqueños que llegaron a Filadelfia tras el paso del huracán María. Foto: Edwin López Moya / AL DÍA News

Asaf sin escuela y Raúl sin acceso a servicios de salud, tuvieron que dejar su casa al cuidado de un amigo. 

Raúl es paciente sobreviviente de cáncer, sin embargo tiene que seguir su tratamiento y con la mitad de Puerto Rico a oscuras e incomunicado, estaba obligado a salir. 

“Para poder trabajar, yo necesito estar bien de salud. Yo tengo que salvar a este niño, que es mi compañero de viaje”, enfatiza Raúl en la habitación del hotel donde vive temporalmente con su hijo.

Asaf es un niño encantador, lleno de energía como su papá. Es el pana de Raúl y entre los dos hacen un dueto musical poderoso. 

Armados con un tambor de goma y unas baquetas, “jammiamos y tocamos”, dice Raúl. Lo han hecho ya en varias oportunidades, lo hacen cada vez que pueden: para no perder la costumbre ni el ritmo, para acompañarse y concentrarse. Sobre todo para aclarar el horizonte.

La casa no fue lo único que estos dos boricuas dejaron en la isla. Raúl es músico, pero también un promotor cultural con más de 40 años de experiencia y una capacidad de trabajo propia de los artistas caribeños.

En Puerto Rico lideraba varios proyectos, entre ellos el Museo de Santa Cecilia (patrona de los músicos), un proyecto con el que, por medio de la recreación de instrumentos ancestrales, rescataba la conexión entre África y El Caribe.  

También está el Blind Jazz Project, una banda de jazz conformada por músicos no videntes que Raúl ha ayudado a formar. La banda es ampliamente conocida en la isla.

Y, por si fuera poco, está el EcoMusiclaje, un proyecto con el que se ha propuesto matar dos pájaros de un solo tiro: crear consciencia sobre la necesidad de cuidar los recursos naturales de la isla, y seguir promoviendo el aprendizaje musical en la infancia como parte también de la necesidad de preservar la riqueza folclórica boricua.

En Filadelfia, Raúl Berríos ya consiguió una donación para su Museo de Santa Cecilia en Puerto Rico. Foto: Edwin López Moya / AL DÍA News

En Filadelfia, Raúl Berríos ya consiguió una donación para su Museo de Santa Cecilia en Puerto Rico. Foto: Edwin López Moya / AL DÍA News 

Hoy la urgencia de Raúl es no perder el ritmo. Para ello necesita estabilizar su situación: conseguir trabajo y casa. Todo lo que hace lo hace por su hijo, Asaf, que luego de un proceso complejo, logró matricularse en una escuela del sur de Filadelfia.

“Nosotros estamos bien positivos porque con todo lo que dejamos allá, tenemos un comienzo para hacer un montón de cosas más y poder involucrarnos con la comunidad acá”, dice.

Y por muy difíciles que estén las cosas, Raúl no se deja arrugar del todo. El optimismo es una manifestación de la alegría, y la alegría es parte fundamental de su carácter caribeño. 

“Lo que hemos visto (aquí en Filadelfia) es un buen terreno para sembrar lo que allá estuvimos trabajando durante muchas décadas y este es el momento para nosotros”, asegura.

Espere el desarrollo de esta y otras historias del éxodo puertorriqueño hacia Filadelfia a raíz del huracán María.