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Encabezada por su actual presidente Donald B. Taylor, Cabrini ha lanzado un ambicioso plan para incrementar la inscripción de los estudiantes latinos en un 25% durante los próximos años. Foto: Peter Fitzpatrick/AL DÍA News
Encabezada por su actual presidente Donald B. Taylor, Cabrini ha lanzado un ambicioso plan para incrementar la inscripción de los estudiantes latinos en un 25% durante los próximos años. Foto: Peter Fitzpatrick/AL DÍA News

En Cabrini University: Apostándole a los inmigrantes

La institución católica de los suburbios de Filadelfi a tiene un ambicioso plan para incrementar sus estudiantes Latinos a un 25% del total.

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Situada en un barrio acomodado de las afueras de Filadelfia, la universidad Cabrini no ha abandonado su principio fundacional: educar a los inmigrantes de Estados Unidos, con un énfasis especial en los Latinos. 

Hubo un momento en el que la idea de una universidad pequeña y privada traía a la cabeza la imagen de jóvenes blancos, acaudalados, que lograrían tener éxito en carreras prescritas como abogados, pensadores y autores. Mientras este estereotipo permanece en gran medida exacto dentro de los campus en la academia, los cambios demográficos solicitan una aproximación nueva y más inclusiva a la educación superior. La Universidad Cabrini, ubicada a las afueras de Filadelfia en el suburbio tranquilo de Radnor, está implementando estrategias para atraer a más estudiantes de color, especialmente Latinos.

Encabezada por su actual presidente Donald B. Taylor, Cabrini ha lanzado un ambicioso plan para incrementar la inscripción de los estudiantes latinos en un 25% durante los próximos años. Hacer esto en la América de Trump es bastante complicado, debido a las amenazas de deportación y el fervor anti-inmigrante que se ha diseminado por el país. Pero Cabrini, una institución Católica, rinde cuentas a una autoridad superior.

“Es uno de los dogmas de las enseñanzas sociales católicas: dar la bienvenida a diversos aprendices”, dice Taylor, quien se crió como Protestante pero ha abrazado la educación Católica desde sus inicios como profesor de Ciencias. “Es parte de nuestro ADN como institución”.

La Universidad Cabrini está ubicada en una loma rodeada de árboles cerca del Main Line de Filadelfia. La riqueza de los residentes en las cercanías no pasa desapercibida: conjuntos residenciales cerrados con grandes engramados, salpican el paisaje que lleva al tranquilo campus. La pequeña universidad se encuentra escondida de este oasis suburbano, pero las luchas del mundo exterior siguen haciéndose notar a pesar de la avasallante sensación de privacidad.

Varios estudiantes de la Universidad se hallan protegidos bajo la Consideración de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, un programa que pareciera estar destinado a desaparecer bajo la nueva administración presidencial. Los ecos de la plataforma electoral anti-inmigrante de Donald Trump, opacaron los días previos al receso de invierno, mientras las personas se preguntan qué sucederá con sus estatus cuando llegue Enero.

Para aliviar un poco la ansiedad, Taylor ha firmado una carta redactada por la Asociación de Colegios y Universidades Católicas y dirigida al equipo de transición de Trump, prometiendo que no identificarán voluntariamente a ningún estudiante indocumentado. Taylor no irá tan lejos como para llamar a Cabrini una Universidad Santuario, como la Universidad de California por ejemplo, pero sí se rehúsa a exponer a sus estudiantes a la deportación al menos que las fuerzas legales federales le obliguen a hacerlo. Es una delgada línea difícil de transitar en estos tiempos inciertos.

“Este país fue fundado por inmigrantes. Es un crisol cultural que hemos apoyado siempre. Nosotros no excluimos inmigrantes”, dice. “Le hemos solicitado que apoyen la Ley DACA y que no deporten a esos estudiantes desde un punto de vista humano”.

Ocho instituciones de educación superior han firmado la carta, que cita la visita del Papa Francisco a Filadelfia el año pasado. Dice lo siguiente:

“Estudiantes indocumentados necesitan asistencia para enfrentar la incertidumbre legal y financiera, así como para manejar la ansiedad que les acompaña. Rogamos el apoyo a estos estudiantes, a través de los consejeros del campus y el apoyo ministerial, a través de recursos legales de esos campus con escuelas de derecho y clínicas legales, y a través de cualquier otro servicio que podamos poner a su disposición”.

La carta completa puede leerse aquí.

La Madre Francis Cabrini

Esta interpretación de la justicia social no es nueva para Cabrini, que fue fundada en 1957 por una monja de las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús. Francis Cabrini nació en 1850 en el pequeño pueblo de Sant Angelo Lodigiano, cerca de Milan, Italia. Una católica devota desde el nacimiento, Cabrini fundó el Instituto de Las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús en 1880 con otras siete jóvenes. Juntas, la hermandad persiguió donaciones para financiar las expediciones misioneras en esquinas distantes del mundo Oriental. Pero cuando le planteó sus planes al Papa Leo XIII, él le insistió en que fuera “al occidente en vez del oriente”. Ella debía servir a inmigrantes italianos en Nueva York y en otras zonas de los Estados Unidos.

Esta misión llevó a la hermandad a una Manhattan subyugada ante la pobreza, donde ayudaron a educar a los recién llegados y proveer recursos para jóvenes huérfanos. Cabrini y sus hermanas rogaron en las calles de la Pequeña Italia para recaudar suficientes fondos para su primer orfanato. Más tarde establecieron varias escuelas y eventualmente llevaron su pasión por la educación hacia Europa y a parte de Centro y Suramérica. Para el momento de su muerte, en 1917, Cabrini había hecho 23 viajes trasatlánticos y había fundado 67 escuelas, hospitales y orfanatos. Su don para adquirir inmuebles de primera categoría contradecía su fragilidad física (ella se describía como flaca y pequeña, con frecuentes brotes de enfermedades de la infancia).

En Julio, la revista TIME describió un encuentro especialmente festivo con rivales profesionales:

“Cuando un grupo de importantes contratistas de Chicago intentaron aprovecharse de las hermanas al remodelar un hotel y transformarlo en un hospital, la pequeña monja italiana los despidió perdiendo el control, arremangándose el hábito y brincando entre andamios durante semanas, mientras dirigía ella misma a los trabajadores. Era una Americana tras el corazón de América”.

Carbini fue canonizada en 1946 y nombrada la patrona de los inmigrantes en 1950. Ella es la primera ciudadana de los Estados Unidos en ser canonizada en la Iglesia Católica.

Puede verse el vídeo de la ceremonia aquí

La devoción de Cabrini a ayudar a los inmigrantes continúa hoy en día en las manos de Taylor, quien se unió a la Universidad en el 2014 tras dedicarse por más de dos décadas a la Universidad Benedictina en Illinois. Su misión de reclutar más estudiantes Latinos va de la mano con la tradición de Cabrini de servir a los inmigrantes no sólo a través de la Fe Cristiana, sino también al infundir una “educación del corazón”. Para compensar el elevado costo de la matrícula, Cabrini ofrece asistencia financiera al 98% de los estudiantes de pregrado.

“Esto no es ninguna forma de aprovecharse de una moda o de llenar plazas” dice Taylor. “Esto es parte de la evolución natural de nuestra institución. Las escuelas que las hermanas abrieron estaban diseñadas para servir a inmigrantes y a poblaciones que quizás no tuvieran acceso a la educación, bien fuere primaria, secundaria o superior”.

Educado en la biología molecular, Taylor adopta una aproximación práctica a la diversificación del cuerpo estudiantil de la universidad. Ha establecido una ruta de campo hacia el 2020 en su primer año como presidente, comprometiéndose a aumentar la inscripción de Latinos, Afroamericanos y otras comunidades marginadas. La Universidad comenzó por organizar la Primera Serie Mundial de Colegiados del Instituto Nacional Hispánico, un programa de cinco días que invita a estudiantes hispano-parlantes de los Estados Unidos, México y República Dominicana, para una mirada interna hacia el proceso competitivo de admisiones a la universidad, asegurando la ayuda financiera y la planificación estratégica para un futuro éxito.

La Universidad Cabrini está ubicada en una loma rodeada de árboles cerca del Main Line de Filadelfia.  Peter Fitzpatrick/AL DÍA News

 

Siempre pragmático, Taylor espera incorporar a más legisladores hablándoles sobre la inmigración desde una perspectiva de desarrollo de la fuerza laboral. No espera que la conversación se articule completamente en las enseñanzas sociales religiosas, sino en lo que se transformaría el país más adelante.

“Es realmente difícil mover la aguja si sólo hablas desde el punto de vista inmigrante, pues el país está sumamente polarizado”, dice. “Peros si logras traer a los legisladores a la sala y hablarles sobre cómo se verá la población graduada en los próximos 10 años, entonces ellos comenzarán a prestar atención”.

Cabrini también se ha asociado con otras instituciones dentro de la red Católica para reclutar estudiantes Latinos alrededor del mundo. Algunos de los estudiantes más cercanos a Filadelfia provienen de los llamados programas alimentadores que esperan ubicar a estudiantes desventajados en la universidad con la esperanza de que algún día puedan ser empleados como profesores o administradores por sus alma maters. Es una manera para que los adultos educados retribuyan a sus comunidades, pero también para hablarle a los estudiantes actuales en un idioma que puedan entender.

Una de estas colaboraciones se gesta con el sistema educativo Norristown para ayudar a estudiantes indocumentados para aplicar a la universidad completar las tareas y recibir los recursos necesarios para sí mismos y para sus familias. En el programa de asesoría, los estudiantes de Cabrini se organizan en parejas con estudiantes de Norristown durante sesiones bilingües de tutoría.

“Muchos de los jóvenes tienen el inglés como idioma secundario”, dijo la directora de educación Brittany Lambert. “Es difícil para ellos, así que para eso estamos aquí. Para ayudar a traducirles”.

Este enfoque en la justicia social por un bien común ha estado dentro de la Universidad Cabrini desde su fundación, y recientemente le ha generado un reconocimiento a la Universidad por parte del Instituto Hispano Nacional como Universidad del año. Taylor dice que la relación de la escuela con este instituto es una unión lógica, y parte de su misión actual es empoderar a estudiantes inmigrantes de Latinoamérica y más allá. El hecho de que el gobierno federal pudiera intervenir desmantelando DACA es una preocupación que tendrá que esperar hasta que el nuevo presidente se juramente. Hasta entonces, Cabrini continuará su misión de proteger y servir a comunidades desfavorecidas.

“Inicialmente, eran inmigrantes italianos e irlandeses y ahora, son mayoritariamente hispanos”, dice Taylor. “La madre Cabrini diría ‘Identifica un área donde hay necesidades primarias, donde hay personas en los márgenes… y ayúdales”.