El fin de las torres de marfil en la educación superior
No muy lejos de las universidades dentro de los límites de la ciudad, se halla una pequeña universidad suburbana con un gran nombre. La Penn State Abington ampara a casi 4000 estudiantes a tiempo parcial y completo y se encuentra en vías de expansión.
No muy lejos de las universidades dentro de los límites de la ciudad, se halla una pequeña universidad suburbana con un gran nombre. La Penn State Abington ampara a casi 4000 estudiantes a tiempo parcial y completo y se encuentra en vías de expansión. Con transporte desde la ciudad al campus y esfuerzos para aumentar su programa de becas, la escuela está en búsqueda de hacer la educación superior asequible a todos.
“Nos enorgullecemos en decir que ofrecemos acceso, asequibilidad y una educación de alto impacto”, dijo el Rector Damián Fernández.
El recién nombrado rector de la universidad, el Dr. Damián J. Fernández, tiene una larga trayectoria en educación superior con especial concentración en la mediación e inclusión de estudiantes con trasfondos diversos en aprendizaje superior.
Construyendo con base en la experiencia que obtuvo en la Fieldston School, el Dr. Fernández encabezó un nuevo plan estratégico enfocado en la integración del STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas, por sus siglas en inglés), mientras se fomenta simultáneamente el manejo de los idiomas mundiales y la educación global.
Durante la entrevista, expresó que se encuentra particularmente entusiasmado con dos programas que la universidad está instaurando. Un primer programa denominado El Lenguaje Heredado, que impulsa el manejo fluido de los idiomas nativos, y un segundo que incita al aprendizaje global durante las clases, en vez de los programas convencionales de estudio en el extranjero.
“Nada te cambia más que el cambio de locación, el cruzar las fronteras, comprendiendo a los otros […] Nos emociona instaurar un nuevo programa donde los estudiantes serán fluentes en sus lenguas nativas, bien sea español, vietnamita, mandarín o árabe, en el mismo tiempo en el que completan sus programas de grado y carreras”, declaró Fernández.
Habiéndose autoproclamado el Félix Adler del campus en la Fieldston School, Fernández compartió que está determinado en continuar la misión de proveer acceso a la educación superior a todos los estudiantes, sin importar su trasfondo en Abington.
“Mi trabajo consiste en cumplir la promesa de Adler en el siglo XXI”, dijo el Dr. Fernández al New York Times. “Soy un Adler con un iPhone, un iPad y un acento latino”.
Habiendo trabajado con Congreso y Aspira por un canal K-16 hacia la educación superior, el Dr. Fernández se ha dedicado a crear espacios que ayuden a los estudiantes de comunidades desplazadas, a obtener acceso a la educación superior en formas en las que normalmente no podrían hacerlo.
En el Ogontz campus, el rector describe exactamente cómo la demografía de la escuela rompe con los estereotipos de las torres de marfil, en los que los estudiantes pueden haber sentido al aplicar a otras universidades: “nosotros ofrecemos un cambio rotundo en la educación superior que trae consigo el nombre de Penn State, con el poder que un título confiere. Además, ofrecemos un campus pequeño, es suburbano y tiene una ubicación hermosa para aprender. Nos distinguimos con el hecho de que el 50% de nuestros estudiantes son estudiantes de color y 50% son estudiantes universitarios de primera generación”, dijo Fernández.
Nacido en Cuba y criado en Puerto Rico, Fernández habla sobre el impacto que su crianza tuvo no sólo en sus metas de educación actual, sino en toda su trayectoria profesional. Su madre trabajó como profesora en Puerto Rico y compartió como su trabajo impactó no sólo en sus estudiantes sino en él mismo y particularmente en su camino en el pregrado como un joven adulto. El rector dio la impresión de ser capaz de identificarse con las experiencias que muchos estudiantes en Abington tienen y ofreció una perspectiva que podría ser capaz de construir una nueva administración basada en la experiencia vivida y observada.
“Nunca sentí que era el ‘otro’ hasta que vine a los Estados Unidos. Y fue un momento interesante en la historia de Princeton y de los Estados Unidos. Era la era posterior a los derechos civiles, pero por primera vez estas instituciones preeminentes estaban atrayendo estudiantes de color en cualquier nivel, y eso era importante”, dijo sobre su época de pregrado.
Su dedicación a la inclusión en el campus y en la educación global fue recalcada en su discurso, y tras hablar del impacto que la administración del Presidente Trump podría tener en una universidad que se enfoca en la educación global, Fernández habló con franqueza sobre las políticas de Trump.
“Es un paso atrás si creemos que vivimos en una fortaleza americana. La noción de una América que protege, separa, rechaza y defiende en vez de una América que lleve la batuta en el liderazgo y como nación de brazos abiertos. Entiendo porqué existen grupos en este país que sienten que se han quedado por fuera en una economía dispar, y mi respuesta a ello es la educación, la recuperación, la reestructuración de herramientas para la nueva economía”, dijo Fernández.
Fernández prosiguió explicando que cualquier política o plataforma que se enfoque en la construcción de muros es precisamente el paso en la dirección contraria y va esencialmente en contra de la fundación de América.
“Pensemos en la guerra México-Estadounidense. Los Estados Unidos incorporaron tras esa guerra, en 1848, tantas comunidades Latinas. Florida era una posesión española inicialmente, así que nosotros estamos interesados en contar la historia de los Estados Unidos desde una perspectiva crítica que incluya otras voces, no sólo las Latinas”, dijo Fernández.
Es este conocimiento fundacional y su instinto lo que ayuda a Fernández a enfocarse en crear líderes diversos para el futuro.
“Me preocupa mucho el liderazgo, la formación de liderazgo. Y un nuevo canal de líderes que ayudarán a formar el futuro de los Estados Unidos, y eso significa que debemos proveer acceso a grupos que tradicionalmente quedaban por fuera de la posibilidad de la educación superior. Percibo esto como un imperativo moral que he sostenido durante mi carrera”, dijo Fernández.
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