Aquí esta una idea extraña y fuera de lo común para que el estado de Pensilvania enfrente el déficit de entre $4 mil millones y $5 mil millones de este año: ¿Porqué no subir los impuestos?

El gobernador electo Tom Corbett ha jurado no incrementar los impuestos. Simplemente se pronuncia la palabra y la Legislatura reacciona tal como los residentes de Tokio lo hicieron cuando Godzilla amenazó la ciudad. 

Hay que ser realistas. Lo que vendrá como un alivio en los próximos meses, es la realidad de lo que se debe hacer para balancear el presupuesto estatal 2011-2012, sin ninguna... mejora en los ingresos.

Este año, Pensilvania podría enfrentar un déficit igual a casi el 20 por ciento del presupuesto estatal.  Esto no se podrá aliviar al reducir la flota automotriz del estado o al "lograr eficiencia administrativa" en la burocracia, tal como Corbett lo había sugerido.

El déficit es demasiado grande.

Entonces ¿Cómo sobrevivir a  él?

La manera más sencilla de reducir el déficit sería reducir los gastos de aquellos programas que han sido mantenidos por dinero del estímulo federal. Del presupuesto de este año de $28 mil millones, $2.700 millones son dólares del estímulo provenientes del Congreso y el gobierno Obama. Ese programa está acabando. El dinero se ha terminado.

Tiene sentido decir: Pudimos gastar dinero en estos programas mientras lo tuvimos. Ahora, ya no lo tenemos; así que esos programas tendrán que quedarse con pedazos del dinero federal que reciban. Sí uno de ellos crece demasiado, se podría ahorrar $2.700 millones.

¿Y cuáles son estos programas? la mayoría del dinero del estímulo federal fue gastado en asistencia social y educación.  El subsidio estatal básico de educación, en total $6 mil millones este año, incluye $655 millones  del estímulo federal. Educación Especial obtuvo $214 millones de ese mismo monto. Las escuelas 'charter' recibieron $96 millones y los community colleges $22 millones este año.

 El Departamento de Beneficiencia (Welfare) obtuvo un total de $1.800 millones del estímulo. La mayoría se utilizó para pagar asistencia médica para los pobres, más programas para las personas retardadas o con problemas mentales.

Cualquiera que quiera discutir política fiscal, irremediablemente se tiene que enfrentar con ciertas realidades y mitos.

 El mito es que el gobierno estatal es una burocracia que fácilmente se puede eliminar sin afectar la entrega de servicios. La realidad es que se podría eliminar toda la burocracia estatal sin siquiera estar cerca a eliminar el déficit. Este año, el total del presupuesto para las operaciones generales del gobierno suma $760 millones, alrededor de 2.7 por ciento del total de los gastos del fondo general estatal.

¿A dónde se va el resto de los $28 mil millones? por cada dólar que el estado gasta, 72 centavos se regresan a cada individuo, gobiernos locales y distritos escolares.

No se puede reducir un déficit de dólares multi-millonario sin reducir los 72 centavos.

Ahora, aquí está otra realidad.

Si usted es ciudadano y quiere servicios del gobierno, tiene que pagar por ellos.

Suena como una verdad evidente, pero una de las cuerdas principales de la cultura política estadounidense ha sido la demanda simultánea de más servicios e impuestos más bajos.

El concepto ilusorio tiene tracción en parte porque es aceptado por políticos que se mantienen diciendo que quieren mantener al gobierno fuera de nuestras manos, mientras votan por programas que incrementan los gastos del gobierno.

El miedo a incrementar los impuestos ha sido desde hace mucho tiempo un tipo de neurosis entre las clases elegidas. Últimamente se ha convertido en una psicosis, una manera de evitar la responsabilidad para el gobierno que usted eligió para supervisar.

Aquí está otra realidad. Los índices de impuestos de Pensilvania no son más altos que en otros estados. Nuestra devolución personal de impuestos de 3.07 por ciento es casi la más baja en la nación entre los estados que cobran una tarifa fija. 

Aumentar la devolución de impuestos de 3.07 a 3.7 por ciento traería $2.100 millones adicionales, no lo suficiente para terminar con el déficit, pero suficiente para cubrir la mitad. Tal incremento costaría a los contribuyentes con ingreso de $50.000 al año, un ingreso adicional anual de $313 en devolución de impuestos. Esto suma $6 dólares a la semana. 

¿Acaso hemos delegado nuestro concepto de ciudadanía al punto que no estamos dispuestos a gastar $6 dólares semanales para estabilizar un gobierno tambaleante? Si esto es cierto, es en verdad un idea extraña y poco común.