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Fotos: Martín Martínez y Yesid Vargas/AL DÍA News
Fotos: Martín Martínez y Yesid Vargas/AL DÍA News

Descubriendo Brasil en Filadelfia

Mayormente ubicado en el noreste, la colonia brasileña en Filadelfia tiene raíces fuertes. Aunque sus miembros tienden a mantenerse aislados, su historia es…

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Atner Maia no le tomó mucho tiempo establecer su vida en Filadelfia. Salió de Belo Horizonte, Brasil, al terminar la universidad. Encontró un trabajo, hizo sus conexiones y empezó a vivir de forma cómoda en relativamente poco tiempo.

“Llegamos aquí buscando oportunidades”, dijo. “Realmente de trabajo. La situación en Brasil actualmente no es muy buena. La economía es débil y el gobierno no es el mejor en estos momentos. Así que vine aquí y obtuve mucha ayuda de todos los brasileños que ya vivan aquí”.

La ciudad alberga una fuerte comunidad brasileña que vive principalmente en el noreste. Maia dijo que fue esta presencia brasileña la que hizo que su transición a los EE. UU. fuese aún más fácil.

“Los brasileños que viven en el noreste son muy amigables y todos se ayudan entre sí”, explicó Maia. “Yo hablo inglés pero aquí en la comunidad, uno puede manejárselas bastante bien solo hablando portugués. Existen tiendas y supermercados, y por supuesto restaurantes, brasileños”.

Sin embargo, la comunidad tiende a mantenerse aislada. Adenilson Dos Santos, otro brasileño en Filadelfia, dijo que es un grupo cerrado, pero que se abren mucho entre sí mismos”.

Maia está de acuerdo con Dos Santos.

“Aquí los brasileños están unidos pero entre ellos”, aseguró. “Si uno busca trabajo, lo ayudarán a encontrarlo. Hay muchas personas que lo pueden ayudar a uno”.

Ambos también aceptan que la comunidad brasileña suele ser pasada por alto por la comunidad latina mucho más grande cuando,de hecho, ambas comunidades tienen historias muy similares.

“Tratamos con los mismos problemas y cuestiones”, dijo Dos Santos. 

 

A Comida 

La comida fue mi introducción a la comunidad Brasileña en Filadelfia.

“Los empresarios brasileños vieron un mercado abierto”, dijo Maia. “No había muchos restaurantes que ofrecieran lo que tiene la comida brasileña. Creo que por eso han sido tan exitosos”.

La mayoría de los residentes de Filadelfia pensarán en Fogo de Chao y Chima al hablar de la comida brasileña. Estos restaurantes elegantes ubicados en Center City tomaron el origen humilde del rodizio brasileño y lo convirtieron en un modelo comercial bastante exitoso. Sin embargo, siempre he escuchado hablar de unas cuantas joyas escondidas en el noreste de Filadelfia. Quienes los conocen, tienen fe ciega en estos lugar más pequeños que son más para la familia. 

Tuve la oportunidad de visitar Brasil en 2014 para la Copa Mundial de la FIFA, y fue una experiencia que no olvidaré. A parte de la celebración del hermoso juego que es la Copa Mundial, veinticuatro horas al día. Durante los siete días de la semana, las experiencias más memorables fueron caminar por los diferentes vecindarios de Sao Paulo, donde me estaba alojando, y buscar y probar la comida local. 

Aún recuerdo estar sentado en un restaurante al aire libre cerca de la Avenida Paulista un sábado por la tarde. Era un día hermoso por lo que la gente se encontraba en las calles platicando y bailando. Todo era muy festivo a pesar de que estuve allí durante el invierno brasileño. Mi familia y yo estábamos sentados comiendo feijoada y tomando caipirinhas, el cóctel nacional de Brasil. Feijoada es el nombre brasileño de frijoles negros con arroz y carne de cerdo. Si uno le pregunta a cualquier brasileño sobre su gastronomía, siempre contestarán que la feijoada es la base.  

Igualmente importante para la cocina brasileña es la carne. Era asombroso que casi todo brasileño con el que conversé me decía, “a los brasileños les encanta la carne”. Inequívocamente. No había mucho espacio para negociar. Es allí donde entra la churrasquería. Estas churrasquería brasileña (á Fogo/Chima) se ha vuelto muy popular en los Estados Unidos durante la última década

 

 

Para los principiantes, estos restaurantes sirven cortes de carne tradicionales, pollo y cerdo al estilo brasileño. Las carnes, marinadas y sazonadas, se cocinan sobre fuego de madera o carbón. En algunos restaurantes, la comida es servida por meseros itinerantes que llevan los asadores de carnes. Llegan a la mesa y le sirven a uno varias veces hasta que uno siente que comió tanto que no volverá a tener que comer nunca. 

Su recurso vital: un rótulo pequeño que uno puede girar para un lado u otro para decirles “Traigan carne” o “Por favor deténganse”. 

 

Bate-Papo

El hilo común entre la churrasqueria, la feijoada y casi cualquier comida brasileña es que comer es una reunión social. Me dicen que varía entre una región y otra, pero en su mayoría si una familia brasileña lo invita a uno a su mesa, puede esperar comer y conversar durante un largo período de tiempo. Esta idea de “comer a largo plazo” se presta para la costumbre cultural de la churrasqueria. Las familias se reúnen alrededor de la mesa durante horas y comen y comen y comen. 

“A los brasileños les encanta estar con la familia”, dijo Carlos Ferreira. “Y una de las actividades familiares más comunes en Brasil es comer. En aquellos momentos en que nos encontramos juntos y comiendo es cuando compartimos nuestras historias. Pero por eso nos toma tanto tiempo comer, porque nos encanta hablar y estar con nuestra familia”. 

 

 

Ferreira me habla en portugués mientras, detrás de nosotros, los niños practican capoeira en el estudio concurrido de Project Capoeira en la Race Street. Allí, un grupo de brasileños y yo nos sentamos alrededor de la mesa de bebidas para tomar soda Guarana y disfrutar de un “bate-papo”, o charla, sobre la cocina y cultura brasileña.

“Uno está allí por mucho tiempo, por lo que después de hablar, hablar y hablar, uno vuelve a sentir hambre”, dijo Thebora Parsons, quien está sentada a la par de Ferreira. “Por lo que uno quiere que la comida siga llegando a la mesa”.

Parsons es una brasileña expatriada desde hace muchos años. Ella y Ferreira están abriendo su propio restaurante brasileño en Media, Brazuca. Ferreira tiene experiencia culinaria del tiempo que vivió en Sao Paulo.

“Esperamos contar con un plato de cada uno de los estados de Brasil”, dijo Ferreira. “Existen muchos influencias en la comida brasileña”.  

Alemana, italiana, portuguesa, arábiga, la lista de influencias es muy amplia. Los florecientes propietarios de restaurante tienen planes de dar a conocer todo lo que ofrece la cultura culinaria brasileña, sin olvidar los platos básicos, por supuesto. 

“No hay momento en que un amigo o familiar llegue a mi casa y no me pregunte por la barbacoa brasileña”, dice Parsons. “En Baruzca queremos ser lo más auténticos que se pueda. Vamos a comparar una parrilla y equipo de Brasil. Pero lo que yo veo es abrir la cultura para todos”.

Parsons dijo que Brazuca también destacará fuertemente la cultura brasileña: samba, fútbol, baile, tendrá de todo.

“Obtendrán más que una probadita”, dijo ella.

Espere la apertura de Brazuca en marzo.

 

Casa Brazil

“He vivido aquí durante 30 años, antes de que Chima y Fogo siquiera existieran”, reconoció Parsons. “En esos tiempos uno solo contaba con los restaurantes pequeños en el noreste. Creo que son tantos los brasileños que intentan tener una mejor vida, porque la situación en Brasil no está de lo mejor ahora. Así que vienen a los EE.UU. en busca de una mejor vida y ¿qué hacen para tener dinero? Muchos cocinan. Es lo que saben hacer y lo hacen bien”.  

La mayoría de los negocios brasileños se encuentran a lo largo de la Castor Avenue. “Lanchonetes” y “mercados brasileiros” pueden encontrarse sobre la carretera, y muchos dicen “falamos portugués”. 

En la investigación que realicé del churrasco brasileño seguí las recomendaciones, pero una búsqueda rápida de Yelp producirá algunos resultados decentes. La mayoría de ellos se encontrarán sobre la avenida Castor, pero hay muchos por allí. 

 

 

Mi primera parada fue realmente Bustleton Avenue. En Casa Brazil Barbeque.

Casa Brazil, propiedad de Linalva Coelho, se originó en Connecticut. Cuando Coelho llegó por primera vez a los Estados Unidos, hace casi 20 años, su familia empezó vendiendo Marmitas, platos de arroz, frijol, carnes y guarniciones.

“Notamos que había una gran comunidad brasileña en Connecticut, pero no habían restaurantes brasileños o siquiera latinos en ese tiempo”, dijo Adriana Bastardo, gerente de Casa Brazil. “Ese negocio creció de una empresa hecha en casa a un semi-restaurante. Eventualmente, se convirtieron en una churrasqueria estilo buffet que es lo que existe actualmente en Casa Brazil”. 

Casa Brazil abrió hace 7 años, después de que la propietaria se trasladara a Filadelfia. El restaurante cuenta con un buffet en el que se come todo lo que uno pueda, así como con un servicio de estilo rodizio.

“El negocio ha evolucionado con el transcurso de los años”, dijo Bastardo. “Originalmente era solo un buffet pero conforme el churrasco se hizo popular, hemos crecido”.

Originalmente, el restaurante solo era visitado por familias de brasileños que llegaban a comer. Grandes grupos de familias a las que, según Bastardo, les gustaba contar con un lugar para disfrutar de una buena comida.

“Eventualmente nuestra clientela empezó a cambiar”, dijo. “Empezamos a ver más latinos y hasta estadounidenses que querían probar algo nuevo y diferente. Empezaron a mezclar nuestro buffet y las opciones también”. 

El negocio fue lo suficientemente rentable como para abrir un segundo restaurante en Newark, N.J. hace dos años y sus dos nuevas ubicaciones que abrirán este año en Hillside, N.J. y New Haven, Conn. El restaurante cambiará de nombre a Taste of Brazil. 

“El churrasco que hacemos aquí es una receta única que viene el sur de Brasil”, dijo Bastardo. “Son los sabores únicos que atraen a tantas personas, creo yo. Realmente capta la atención de los brasileños quienes vienen, por supuesto, porque es lo que conocen”. 

 

 

Picanha Grill

También visité Picanha Brazilian Steakhouse sobre Castor Avenue. El restaurante fue la idea genial de Amabilis Silva y su hermana. Compraron el restaurante al propietario anterior en 2005 y lo expandieron. Ahora cuenta con un churrasco y un buffet con una gran variedad de platos brasileños. 

Danielly Miranda, hija de Silva, ofreció un cuadro diferente de la comunidad brasileña.

“Cuando llegamos aquí por primera vez, sientí que la comunidad era más brasileña de lo que es actualmente”, dijo. “La comunidad aquí no es tan grande como cuando abrimos la primera vez. La gente volvió cuando la economía empezó a decaer en la zona”.

Como tal, Miranda dijo que Picanha ha empezado a ver a más clientes llegar de fuera de la comunidad. Esto se parece a lo que sucede en Casa Brazil, pero Miranda cree que es por un motivo diferente.

“Aún vemos a nuestros clientes tradicionales”, dijo. “Usted sabe, los brasileños aún conservan la tradición de reunirse y comer una gran comida el domingo, pero sin duda no es tanto como solía ser”.

“Sin embargo, está volviendo a crecer”, aseguró Miranda. Ella cree que la gente está volviendo porque se acostumbró a vivir en los Estados Unidos.

“Es difícil”, dijo. “Uno no puede sencillamente acostumbrarse a la vida allá luego de vivir aquí durante tanto tiempo. Creo que verán a muchos de ellos regresar”.

 

Bate-Papo Parte Dois

En el estudio de capoeira sobre  Race Street, mi conversación con Dos Santos, mejor conocido como Mestre Doutor, se torna seria.

Dos Santos es el instructor principal en Project Capoeira; también es el director ejecutivo de Brazilian Day Philadelphia, un evento que celebra el día de la independencia brasileña. Como tal, Dos Santos interactúa con frecuencia con la comunidad.

“Hay probablemente alrededor de 48.000 brasileños en Filadelfia, la mayoría de ellos de Minas Gerais”, dijo Dos Santos. “Lo que intentamos hacer con el Día Brasileño aquí es que participen todas esas personas”. 

 

 

Reciben a multitudes de hasta 8.000 personas en el evento. Muchos de ellos provienen de fuera de Filadelfia. Dos Santos dijo que desearía que más brasileños de Filadelfia participaran, pero es más difícil de lo que parece.

La mayoría de ellos son indocumentados, nos dijo. “Están asustados, como cualquier otra comunidad de inmigrantes. Temen venir a Center City o dejar la comunidad”.

Dos Santos dice que los brasileños llegan por trabajo. Trabajar en la construcción, salones, restaurantes. Llegan a través de México o del Caribe. 

“Hacen su dinero y luego ayudan a traer al resto de su familia o quizá a sus amigos”, dijo. “El ciclo continúa y continúa y la comunidad crece y crece. Es mucho mejor aquí que en Brasil. Aún con la situación de inmigración que existe aquí, vale la pena venir aquí a trabajar”.

Aparte de ser el “maestro” de capoeira en Filadelfia, Dos Santos también trabaja como un especie de embajador cultural de la comunidad brasileña en la ciudad.

“Tratamos de ayudar siempre que tenemos la oportunidad”, dijo. “Con las redadas y todo, la gente teme hasta llegar a Center City, por lo que muchas veces nosotros tenemos que ir allá. Sin embargo,  siempre he ofrecido este espacio como un lugar para que la gente se conozca y pueda obtener los servicios que necesita. Por ejemplo, una vez me coordiné con el consulado de Brasil en Nueva York para realizar renovaciones de pasaportes, y cosas así”.

Actualmente, el plan, según Dos Santos, es ayudar a crear la comunidad. Con el consulado en Nueva York, Dos Santos intenta ayudar a muchos brasileños a finalizar su educación básica, algo que muchos no completaron al dejar su país. 

“Con educación, uno puede obtener un mejor trabajo y con un mejor trabajo uno puede tener una mejor oportunidad para obtener una tarjeta de residencia permanente (Green card)”, dijo. “También llevamos abogados, necesitamos ayudar a educar a los brasileños sobre lo que deben hacer en cuanto a inmigración y algunas veces hasta atención médica. El problema principal es que no saben qué hacer. Tienen muy poca información”.

Mientras tantos, Dos Santos intenta mantener viva la cultura brasileña en Filadelfia. A través de Project Capoeira y la enorme celebración del Brazilian Day Philadelphia, él quiere asegurarse que las futuras generaciones recuerden de dónde vienen. 

“Sí, trabajamos con la comunidad, pero siempre la cultura esta primero. Saben, cuando muchos se fueron de Brasil, dejaron mucho allí”, dijo Dos Santos. “Eso incluye nuestra música y nuestra cultura. La generación más joven no tiene la misma exposición que yo o cualquiera de nosotros los mayores tuvimos. Queremos asegurarnos que nadie pierda eso”