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(Foto por PACDC)

Cómo contrarrestar el aburguesamiento

En esa lucha, la victoria no involucra solo tomar la iniciativa, la lucha contra el aburguesamiento es una cuestión de jugar a la defensiva.

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A primera vista, las casas modulares con paneles solares en Sheridan Street en el norte de Filadelfia podrían parecer como una prima lejana de los apartamentos ascendentes de estudiantes situados en la orilla del campus en constante expansión de la Universidad de Temple, situados a unas pocas cuadras de distancia. Pero las urbanizaciones más recientes de la APM (Asocación Puertorriqueños en marcha) –las casas de Sheridan Street  y el edificio de apartamentos Passeo Verde, con certificación de Liderazgo en energía y diseño medioambiental (LEED por sus siglas en inglés) para personas de ingresos mixtos, situado en 9th Street—difieren no con respecto a su diseño sino en quienes viven dentro de sus paredes.

El vecindario que rodea Sheridan Street se encuentra atrapado en un fuego cruzado de aburguesamiento conforme la vivienda para estudiantes se mueve poco a poco hacia el este y la urbanización en Fishtown y Kensington avanza lentamente hacia el oeste. Es el punto de explosión en una batalla por mantener la identidad latina del área. En esa lucha, la victoria no involucra solo tomar la iniciativa –ya sea desarrollando viviendas para personas de ingresos mixtos para asegurar la diversidad socioeconómica, ofrecer mejoras para la vivienda a residentes de largo plazo para aumentar los derechos de propiedad, o trabajar con los vecindarios para decidir qué tipo de desarrollo se necesita y qué viene después. La lucha contra el aburguesamiento es una cuestión de jugar a la defensiva.

Eso, en la opinión de Angel Rodriguez, Vicepresidente de Desarrollo comunitario y económica de la APM. La organización a desarrollado áreas anteriormente privadas de inversión –un lote de tierra por aquí, un lote abandonado por allá—creando un mercado para los compradores que buscan un hogar asequible fuera de las área aburguesadas como Spring Garden o Fairmount. Pero el desarrollo exitoso es tan solo la mitad de la batalla, dijo Rodriguez.

“Los urbanizadores provienen de fuera. No viven en los vecindarios, no entienden lo que sucede en los vecindarios. Le dirán a una persona mayor de edad o propietario de casa confiado que quizá necesite efectivo, “Le daré $20,000 o $50,0000 y le comprará su casa”, dijo Rodríguez.  “La casa realmente vale $150,000”.    

Cinco propietarios de casa en el vecindario vendieron sus casas sobre la base de escrituras de traspaso de propiedad. Rodriguez dijo que las asociaciones locales, ya sea las organizaciones comunitarias registradas (RCO por sus siglas en inglés) o comités de asesoría de vecindario (NAC por sus siglas en inglés), son responsables de educar a los residentes sobre la urbanización en los vecindarios.

Como residente de Grays Ferry durante 13 años, Rodriguez ha visto bastante aburguesamiento. La historia es similar a lo largo de la ciudad –compradores jóvenes, en su mayoría blancos, remodelan o construyen nuevas viviendas en un área asequible con el incentivo de la desgravación fiscal durante 10 años; los desarrolladores compran la tierra; los arrendatarios se ven obligados a salir por el aumento de la renta; y los residentes de largo plazo observan mientras sus impuestos aumentan y la identidad del vecindario cambia contra su voluntad.

“Nuestro problema es si cuando usted llega al vecindario, intenta integrarse al tejido del vecindario, o intenta tratar a las personas como que fueran extraños en su propio hogar”, dijo Rodriguez.

Esa es precisamente la razón por la que Sara Watts y Antonio Romero, eligieron vivir en Sheridan Street. La pareja asistía a la Universidad de Temple antes de mudarse al Sur de Filadelfia en las calles Broad y Tasker. Aunque les encantaba el área, era un lugar demasiado caro para comprar una casa.

“Luchábamos por encontrar una casa de calidad en un vecindario seguro”, dijo Watts.

En una restaurante local, una familia le dijo a la pareja que habían comprado su casa de Northern Liberties hacía una década y habían pagado $75,000. Su casa ahora valía $700,000.

“Antonio tomó la información con seriedad e investigó” los vecindarios en la cúspide del desarrollo, dijo Watts. “ Nos atrajo APM por una razón principal: su meta no era aburguesar el vecindario, sino ayudar a los miembros de la comunidad de mejorar su calidad de vida”.

La pareja a vivido en la calle de lazos muy estrechos desde el mes de febrero.

Del otro lado del campus universitario, en la comunidad de Cecil B. Moore, los residentes luchan con la llegada de viviendas para estudiantes.

“He escuchado muchas discusiones entre los miembros de la comunidad sobre sus preocupaciones respecto a las viviendas de Temple que se expanden dentro de nuestro vecindario”, dijo Watts. “Aunque esto podría resultar en muchas cosas buenas: más seguridad, más lugares locales para comer e ir de compras, etc., también saca a los miembros actuales de la comunidad, daña a las empresas pequeñas, y cambia la cultura del vecindario”.

El Presidente del consejo municipal, Darrell Clarke, está introduciendo una propuesta de ley para designar el área alrededor de Temple como “Distrito para viviendo educacional”, de forma similar a los vecindarios alrededor de las universidades de La Salle y St. Joseph. La designación significa que los arrendadores serán responsables por la conducta de los estudiantes en el vecindario, desde asegurar que la basura se coloque correctamente sobre el bordillo de la acera hasta de seguir las ordenanzas respecto al ruido.

Para los residentes que viven en vecindarios que ya están aburguesados, la municipalidad ofrece algunos recursos. El Programa “Longtime Owner-Occupants” (Propietarios-Inquilinos desde hace mucho tiempo) ofrece desgravación fiscal para aquellos cuyas casas fueron valoradas por un valor de 300 por ciento más después de la Iniciativa de Valor Real de la municipalidad. Las Exenciones para granjas (Homestead Exemptions) de un golpe quitan $30,000 de la porción gravable del avaluó de la propiedad del propietario de casa para quienes no cuentan con desgravación fiscal durante un plazo de 10 años.

Para los residentes que quieren conservar la identidad de su vecindario, Rodriguez dijo que mediante el voto, la utilización de recursos como el 311, llegar a conocer a los miembros del consejo y las NAC y RCO locales, así como la asistencia a las audiencias y reuniones con los urbanizadores potenciales son formas para asegurar que los vecindarios sean desarrollados en beneficio de todos los residentes.

“Esas corporaciones de desarrollo comunitario (CDC por sus siglas en inglés) ponen atención cuando tienen ciudadanos interesados”, dijo Rodriguez. “El ciudadano interesado es una acción”.