Cómo toda una vida de defensa de los derechos le ha llevado a conseguir logros al más alto nivel
A lo largo de décadas de carrera, Sara Manzano-Díaz ha dejado claro su vocación de servicio a los demás.
Sara Manzano-Díaz creció en Harlem, Nueva York, con dos “padres increíblemente brillantes” de Puerto Rico.
Sin embargo, debido a circunstancias desafortunadas, ninguno de sus progenitores tuvo la oportunidad de recibir una educación ni de aprender a leer o escribir.
Cuando sus padres se trasladaron por primera vez a Estados Unidos, Manzano-Díaz y sus hermanos mayores vivían en una habitación individual con otras familias: “Como mis padres no sabían leer ni escribir, hubo un sacerdote que les ayudó a diligenciar una solicitud y nos seleccionaron para trasladarnos a un proyecto de viviendas subvencionadas”, dijo Manzano-Díaz durante una entrevista.
Admite que su educación fue bastante difícil: “Mi padre se fue de Puerto Rico porque no había trabajo y vino [a Estados Unidos] para mantener a su familia. Sin embargo, no ganaba suficiente dinero”, dijo Manzano-Díaz. Por ello, la familia dependía de la asistencia social y otras ayudas públicas.
Sin embargo, a pesar de las dificultades, siempre mantuvieron una actitud positiva: “Aunque éramos económicamente pobres, éramos ricos de espíritu”, afirma Manzano-Díaz.
Una defensora innata
A pesar de las dificultades, Manzano-Díaz atribuye a sus padres el mérito de haberla sacado adelante, a ella y a sus hermanos: “Aprendí muy pronto que instituciones como la asistencia social, la vivienda, las escuelas y los hospitales tenían un impacto increíble en la calidad de vida de mi familia”, afirma.
Desde muy joven, sirvió de traductora de sus padres, hecho que tuvo un profundo impacto en ella. Fue el catalizador que la ayudó a descubrir la carrera que quería seguir como defensora.
Tras licenciarse en Comunicación y Relaciones Públicas por la Universidad de Boston, Manzano-Díaz decidió estudiar Derecho. Sin embargo, la idea no siempre recibió la respuesta positiva de los demás: “Recuerdo que le decía a la gente que quería ser abogada, y todos se reían porque en aquella época había muy pocas mujeres abogadas y, desde luego, abogadas latinas”, cuenta.
Sin embargo, sus padres creyeron en ella y, debido a que no pudieron acceder a una educación, siempre le inculcaron su importancia: “Cuando miro atrás, pienso que mis hermanos y yo fuimos el verdadero trabajo de mis padres, y creo que a través de mí lograron sus mayores éxitos”, dijo Manzano-Díaz.
Estudiar Derecho y emprender una carrera profesional
Manzano-Díaz se licenció en Derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad de Rutgers.
Aunque fue duro, dada la falta de representación de las mujeres y las latinas en la profesión jurídica, fue capaz de superar los retos gracias a su gran confianza en sí misma.
“Como niña pobre de una vivienda pública, nadie esperaba nada de mí”, afirma. Esa noción fue la que la impulsó a abogar por otras personas cuyos antecedentes se asemejaban a los suyos: “Dediqué mi carrera al servicio público y a la defensa de las minorías, las mujeres, las niñas y los más vulnerables”, explica Manzano-Díaz.
Su primer trabajo al salir de la facultad de Derecho fue en el Poder Judicial del Estado de Nueva York, como una de las primeras abogadas latinas que trabajaban en los tribunales.
Al cabo de un tiempo, la contrataron para trabajar en la Fiscalía General del Estado de Nueva York. Aunque le ofrecieron ubicarse en el centro de la ciudad, pidió trabajar en la oficina regional de Harlem “Porque era de allí y quería devolver algo a mi comunidad”, dijo Manzano-Díaz.
Desde la ventana de su oficina, Manzano-Díaz podía ver el mismo proyecto en el que creció. Era un recordatorio diario de lo lejos que había llegado. Allí llevó a cabo investigaciones y procesó denuncias de fraude al consumidor.
“La posibilidad de utilizar mis conocimientos jurídicos para proteger a mi comunidad del fraude al consumidor fue increíble”, reflexiona.
Manzano-Díaz ha tenido la oportunidad de trabajar para dos presidentes de Estados Unidos: el primero de ellos, Bill Clinton.
Durante la administración Clinton, fue asesora general adjunta del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de los Estados Unidos para la región de Nueva York y Nueva Jersey. En este puesto, trabajó para hacer cumplir las leyes de vivienda justa, derechos civiles y antidiscriminación, es decir, para ampliar las oportunidades de vivienda para familias como la suya en todo el país.
Entre sus mayores logros, figura la aplicación de un acuerdo de cumplimiento contra la mayor autoridad de vivienda pública del país, que dio lugar a la creación de 9.000 viviendas para discapacitados, de conformidad con la Ley de Estadounidenses con Discapacidades.
A lo largo de su carrera, Manzano-Díaz ha sido constante en sus objetivos: “Lo que he intentado ha sido encontrar la manera de tener un impacto positivo y de abrir puertas a la gente”, destacó.
Una auténtica mujer de mérito
Otros cargos desempeñados a lo largo de la ilustre carrera de Manzano-Díaz incluyen el de directora gerente del Departamento del Tesoro de Camden, subsecretaria de estado de Pensilvania, directora de la Oficina de la Mujer —nombrada por el Presidente Barack Obama— y muchos otros.
En este último cargo, Manzano-Díaz abogó por las mujeres trabajadoras de todo el país, ayudándolas a alcanzar la seguridad económica.
Más recientemente, en el 2021, fue nombrada comisionada de la Junta de Control del Juego de Pensilvania, que regula la integridad de la industria legalizada del juego.
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En muchas de sus funciones, Manzano-Díaz ha sido la primera o una de las primeras latinas en ser nombrada. También ha sido una de las latinas de más alto rango en el gobierno estatal.
Nunca se ha tomado estas distinciones a la ligera. Al contrario, es algo de lo que se enorgullece y por lo que trabaja para garantizar que más mujeres y latinas tengan la oportunidad de ocupar puestos similares.
“Todos tenemos trayectorias, retos y voces diferentes, y es precisamente eso lo que hace que cualquiera que sea tu empresa sea un lugar mejor porque estás aportando ideas nuevas y frescas”.
Como alguien que ha tenido que navegar por salas en las que era la única mujer —y a menudo la única mujer de color—, Manzano-Díaz ha tenido que comprometerse doblemente a abrir puertas a más mujeres de color. “Y mantener las puertas abiertas”, subraya.
“Una vez que la puerta está abierta, tenemos que mantenerla abierta no solo para la próxima generación, sino para seguir aportando esas grandes ideas, para seguir aportando grandes voces que ayuden a contribuir al resultado final”, añadió Manzano-Díaz.
Como mujer fuerte que procede de una familia de mujeres fuertes, Manzano-Díaz ha querido servir de ejemplo a otras mujeres.
Reflexiones sobre una carrera de servicio público
El 19 de mayo, Manzano-Díaz recibirá el Premio AL DÍA 2023 a la Trayectoria de una Mujer de Mérito.
Como ella lo expresa, es un reconocimiento que recibe con humildad y honor: “Significa mucho para mí porque es un reconocimiento de la propia comunidad”. Sin embargo, va mucho más allá.
“Me he pasado la vida en el servicio público y, en diferentes puestos, he intentado defender los intereses de quienes no tenían voz”, dice Manzano-Díaz. En cada parada, intentaba ayudar a más y más personas, empezando por su familia y su comunidad, para luego llegar a la región, al país y a todo el mundo.
Mientras reflexiona sobre el trabajo que ha realizado y el impacto que ha podido tener, Manzano-Díaz tiene algunos consejos clave para otras mujeres y latinas que están encontrando sus propios caminos.
Todo empieza con el amor: “Cuando te miras en el espejo, tienes que amar a la persona que ves”. Luego (siguiente consejo), hay que creer firmemente en uno mismo.
Cuando Manzano-Díaz dijo por primera vez que quería ser abogada, y la gente se reía de la idea, lo que le permitió seguir adelante fue su convicción de que podía hacerlo, a pesar de las dudas o los miedos.
Además, siempre es importante tener los pies en la tierra y estar orgulloso de quién se es y de dónde se viene. “Eso te proporciona una base sólida porque te permite saber que perteneces a algo y que tu voz importa”, señala.
Para Manzano-Díaz, o estás en la mesa o no lo estás. Para los que están en la mesa, defender a los demás es de vital importancia.
“La diversidad es importante porque nos permite vernos a nosotros mismos, pero también permite a nuestros hijos soñar y no tener que hacerlo por las malas, como me pasó a mí”, concluyó.
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