La vacunación ha demostrado ser la única solución para frenar las muertes por la covid-19. Sin embargo, como ya sucede en Estados Unidos, en Europa el ritmo de vacunación ha empezado a frenarse. Primeron fueron Alemania y Polonia y después, Italia y Francia. Pero hay una excepción: España pone más vacunas que nunca. 

El objetivo de la Unión Europea (UE) era alcanzar el 70% de población con las dos dosis al final del verano. Pero ahora los expertos señalan que en plena quinta ola de contagios y con la variante delta en auge, quizá sea necesario alcanzar un 80 o 90% para garantizar la llamada inmunidad de rebaño. 

Alemania también está estudiando medidas para que sus ciudadanos se vacunen. De poner 950.000 dosis cada día, ahora apenas llegan a las 600.000. Y mientras el país germano y Francia descartan obligar a la vacunación del personal de residencias de ancianos, Grecia le ha dado a los trabajadores hasta el 1 de septiembre para vacunarse. Quien no lo haga podrá ser despedido. Europa sigue siendo de momento el líder mundial en vacunas, superando a Estados Unidos en las primeras dosis. De hecho, exporta más de la mitad de las vacunas que se producen en su suelo, mientras Estados Unidos se queda con toda su producción. 

En España la población se muestra a favor de las vacunas y el sistema sanitario, público y gratuito -se paga a través de impuestos- se ha organizado para ofrecer las vacunas a toda la ciudadanía en franjas de edad. Por eso no están siendo necesarias medidas para empujar a la vacunación como en Francia o Italia, donde ya se exige el certificado de vacunación para entrar al interior de bares y restaurantes. 

Cada región del país ha ido citando a sus habitantes a través de mensajes de texto según su edad o avisándoles de que ya podía pedir cita online. Ahora mismo, la vacunación ya está disponible para los mayores de 16 años. Incluso en algunos lugares, como Cataluña, se han instalado autobuses que vacunan a todo el que se presente, sin necesidad de documentos que acrediten su identidad. En Alemania, por ejemplo, no se ha organizado así y sus ciudadanos tienen que pedir cita en algunos de los centros de vacunación o en clínicas privadas.  

El movimiento antivacunas no tiene la misma fuerza en España que en otros países. En Italia en 2019 hubo varios brotes de sarampión. El 65,5% de los españoles mayores de 65 años se vacunaron en 2020 de la gripe, mientras en Italia lo hizo el 54% y en Alemania el 39%. Esto se debe a una grave epidemia de polio que hubo en España a finales de los 70 y que frenó el auge de los movimientos contra las vacunas que empezaron a expandirse por otros países europeos. 

El sistema sanitario, además de público, está muy extendido y llega a todos los rincones del país. En cambio, Alemania no tiene un sistema de atención primaria público ni ha digitalizado las historias clínicas de sus pacientes, cosa que sí ha hecho España, donde los ciudadanos pueden consultar a través de una app todos sus informes y diagnósticos.