A pesar de que el gobierno de Donald Trump se empeñe en seguir sancionando a Cuba -los vuelos chárter desde U.S. a nueve aeropuertos cubanos se suspendieron la pasada semana por el apoyo del país al régimen de Maduro, según declaraciones del secretario de Estado, Mike Pompeo-, la colaboración entre Estados Unidos y la isla continúa, al menos en materia científica. Y no es para menos, teniendo en cuenta los grandes avances médicos de los profesionales cubanos en el tratamiento de diversos tipos de cáncer. 

Así lo refleja “Cuba’s Cancer Hope”, un documental de Llew Smith que PBS estrenará el próximo abril y que arroja luz sobre el CimaVax, un revolucionario tratamiento contra el cáncer de pulmón que prolonga la vida a enfermos en etapas muy avanzadas y que el Centro de Inmunología Molecular (CIM) en la Habana ha tardado más de veinte años en desarrollar. 

De hecho, los resultados son tan alentadores que el Roswell Park Comprehensive Cáncer Center de Nueva York no tardó en sumarse al proyecto y será la primera institución estadounidense en realizar un ensayo clínico del medicamento producido en la isla. 

“El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia y de pensamiento, porque precisamente es lo que más estamos sembrando”. Fidel Castro, 1960.

“Lo maravilloso de trabajar con nuestros colegas cubanos es que realmente creen, en lo más profundo de sus corazones, que la atención médica es un derecho humano”, declaró el doctor Kevin Lee, director del departamento de Inmunología de Roswell Park, en un diálogo con la prensa, alabando los avances médicos que se están realizando en Cuba y su “gran potencial para tratar y prevenir cáncer de diversos tipos”.

La biotecnología es una de las ramas de mayor desarrollo de la ciencia cubana, que empezó a impulsarse en 1980, cuando el gobierno de Fidel Castro creó un grupo dedicado a la producción de Interferon, un posible medicamento contra el cáncer, además de impulsar parques científicos.  

Una apuesta por el progreso que el actual presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, le reconoció a Castro con motivo del documental, y que el difunto líder revolucionario ya preconizó en un discurso realizado en 1960, cuando dijo: 

“El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia y de pensamiento, porque precisamente es lo que más estamos sembrando”. 

Pero el CimaVax no es el único hallazgo de los científicos cubanos, cuyos logros pueden rastrearse en la historia de la isla:

En 1881, el científico Carlos Juan Finlay fue el descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla, el mosquito Aedes aegypti, lo que permitió el saneamiento de las zonas invadidas por este agente infeccioso y que, a la postre, ha evitado millones de muertes. 

“Lo maravilloso de trabajar con nuestros colegas cubanos es que realmente creen, en lo más profundo de sus corazones, que la atención médica es un derecho humano”, Dr. Kevin Lee, de Roswell Park.

También en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de Cuba surgió el Heberprot-P, un medicamento único que evita la amputación del pie de los diabéticos al curar las úlceras con el que se han tratado a más de 250.000 pacientes en todo el mundo.

Por si fuera poco, Cuba fue reconocida por la OMS como el primer país del mundo en eliminar la transmisión del VIH de madre a hijo.

En el documental “Cuba’s Cancer Hope” se recogen, asimismo, otras terapias con los que se está experimentando en la isla, en concreto, para el tratamiento de diferentes tipos de cáncer, lo que ratifica una vez más que la salud no entiende de colores y los avances científicos derriban los muros que aparentemente nos separan.