“Mi identidad como inmigrante dominicano es importante para el progreso de EE. UU.”
Hace poco más de dos años, un latino originario de la República Dominicana dirige una de las entidades clave en la lucha contra la pobreza y el desempleo en la…
Hace poco más de dos años, un latino originario de la República Dominicana dirige una de las entidades clave en la lucha contra la pobreza y el desempleo en la ciudad, la Oficina de Recursos Humanos del Ayuntamiento; un cuerpo que emplea a más de 30.000 personas en los diferentes departamentos de la administración municipal y sus servicios.
Se trata de Pedro Rodríguez, director, padre, cocinero, bailarín, consejero profesional, activista, líder social y hasta poeta. Eso -y me temo que mucho más- es este señor de pelo cenizo y espíritu jovial; un hombre sencillo al que, como buen caribeño que es, le gusta conversar.
Rodríguez es uno de esos millones de inmigrantes americanos que desde que tocaron tierra continental vienen redefiniendo el relato de una nación que hasta hace muy pocas décadas se creyó mayoritariamente blanca.
Para él, ser ambas cosas –inmigrante dominicano y ciudadano estadounidense– es de suma importancia histórica y social porque en ese mestizaje que comparte con millones de personas es precisamente donde radica la mejor oportunidad que tiene el país para progresar.
“Sin el crecimiento de comunidades inmigrantes, Filadelfia estaría sufriendo”
Rodríguez es un testimonio vivo de la riqueza social, política y cultural de Estados Unidos, pero también de los retos que como sociedad tenemos a la hora de combatir y superar la segregación y pobreza que durante siglos han vivido comunidades afroamericanas e inmigrantes en el país y, especialmente, en Filadelfia.
Yo fui un inmigrante renuente, vine porque mis padres ya estaban aquí. Una vez en Nueva York, mientras atendía a la escuela –a finales de las protestas en contra de la Guerra de Vietnam, cuando los ánimos se estaban calmando y la gente empezaba a prestarle atención a otras cosas– teníamos una comunidad latina marginada, afectada por todos los defectos de la sociedad y sin representación política. Nosotros organizamos un buen número de personas en varias escuelas de la ciudad para pelear por algunas cosas en las que creíamos. Una de esas cosas fue, por ejemplo, que los latinos en las secundarias no eran asesorados para que entraran a la universidad, sino para que accedieran a educación vocacional o a un community college; eso no quiere decir que este último sea mala opción, sino que no se nos ofrecía ninguna de esas opciones. Aun con el final de la guerra, había cierta presión para que nos enroláramos en el ejército y lo que nosotros queríamos era tener opciones y que se nos tratara como al resto de la gente.
Creo que esa experiencia fue un gran momento de aprendizaje para mi desarrollo profesional y como inmigrante y latino en Estados Unidos, [porque] se necesita sumergirse en cualquier tipo de lucha y dificultad para entender a profundidad la sociedad y para encontrar un lugar en donde se pueda expresar la opinión y pelear por los derechos.
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[Por un lado] Soy un estadounidense que tiene un pasado y unas referencias culturales distintas a las de los demás. Soy la nueva América, mis hijos son la nueva América.
[Por otro] Mi identidad como inmigrante dominicano es importante para el progreso de Estados Unidos porque, para mí, ser totalmente absorbido por la cultura americana, negar quién soy y de dónde vengo, es una traición no solo a mí mismo o a mi familia o a mi herencia, sino también al potencial de este país.
Creo que los inmigrantes tenemos una larga historia de aportes al desarrollo y progreso de Estados Unidos, especialmente en aquellas ciudades donde son una parte importante de la población como Nueva York, Newark o Filadelfia.
Hay muchas cosas que hacemos. Podemos liderar varios frentes para unir a la ciudad, para brindar perspectivas diferentes sobre cómo solucionar los problemas que tenemos, para hallar respuestas a cuestiones como el acceso a la salud, a la vivienda, a servicios de calidad, a la representación política para crear políticas públicas a nivel estatal y municipal.
Los inmigrantes han empezado a definir la revitalización de aquellos barrios que durante décadas cayeron en decadencia, mediante el repoblamiento de la ciudad. Eso importa para todo el que viva aquí porque los dineros federales se formulan basados en la población total, el número de escaños en los cuerpos legislativos estatales y federales también reflejan el total de la población. Sin el crecimiento de comunidades inmigrantes, Filadelfia estaría sufriendo.
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