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Two women hold hands during the Madrid Gay Pride Festival in Madrid, Spain. Photo by Gonzalo Arroyo/Getty Images
Dos mujeres de la mano durante el Festival del Orgullo Gay en Madrid, España. Foto por Gonzalo Arroyo/Getty Images

"Me llamo Ana y soy gay"

"El closet era un buen escondite para mis secretos". En esta desgarradora edición de Cuéntame, Ana comparte cómo fue “salir del closet” - una historia llena de…

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Nunca pensé que escribiría esto. La historia de cómo “salí del closet” ante todos en mi vida.

No puedo describir cómo me siento. Lo más cercano es decir que siento como si me hubiesen quitado un gran peso de encima.

Imagina vivir con el miedo de contarle a la gente tu mayor y más oscuro secreto, por temor a que dejen de amarte.

Mi infancia

Desde pequeña supe que era diferente. Me gustaban las niñas, tal vez, desde que tenía cuatro años. Recuerdo decirle a mamá que quería ser niño para poder casarme con una niña. Su reacción… golpearme y decirme que no; que yo era niña y que a las niñas les gustan los niños.

Los maestros en la primaria a menudo me preguntaban por qué elegía jugar con los niños y no con las niñas. Recuerdo que una maestra me dijo: "Si sigues jugando con los chicos, terminarás siendo lesbiana".

Durante años guardé mi secreto. No fue hasta la secundaria que, poco a poco, comencé a decirle a la gente que era gay. Para ese punto, mi hermana ya se había dado cuenta. Ella todavía me amaba y nunca se lo contó a nadie. Guardo mi secreto.

Mi mayor temor era que mis padres se enteraran.

Con el pasar de los años, comencé a abrirme con las personas sobre mi sexualidad, LENTAMENTE. Me tomaba días, meses, llegar a estar preparada para contarles.

Recuerdo una vez, me tomó dos días decirle a Jess -mi mejor amiga- que era gay. No tuve el coraje de decírselo cara a cara, así que le envié un mensaje.

Me respondió: "Ana Banana sigo siendo tu amiga, nada cambiará. Nada nunca cambiará."

Abrirme a ella definitivamente fortaleció nuestra amistad. Por eso, siempre estaré agradecida. Ella era y sigue siendo una de mis mejores amigas -me ayudó a encontrar un poco de “malota” en mí.

Diciendole a mis padres

No fue sino hasta casi un año atrás que oficialmente “salí del closet”, después de ver "Con amor, Simon". Realmente me inspiró a tomar la decisión.

Recuerdo estar limpiando el baño, cuando de repente me vino esta sensación. "Bueno, no es el fin del mundo si les cuento a mis padres y me echan de casa. Tengo gente que me quiere y se preocupa por mí. Sé que puedo quedarme con ellos", pensé.

Terminé de limpiar, fui a la habitación de mi madre y me senté en su alfombra. Le dije que tenía que decirle algo. Mientras ella estaba acostada en su cama, comencé a llorar. Su respuesta fue: "¿Qué necesitas decirme, que te gustan las chicas?"

Llorando dije que sí, me levanté y corrí a abrazarla. Me hizo a un lado y dijo: "tal vez estás simplemente confundida. No entiendo cómo puedes ser así ".

Tenía una mirada de shock en su rostro, mientras seguía diciendo que no me había criado de esta manera.

Traté de decirle que nada de lo que había hecho me hacía ser lo que soy, pero ella no entendía. Estaba realmente molesta conmigo y enojada porque yo era gay.

Recuerdo llorar. Sentirme mínimamente aliviada, pero entristecida de que mi madre no me entendiera.

Mis hermanas tuvieron que saltar en mi defensa. Le dijeron a mi mamá que sabían que le llevaría tiempo entenderme. Pero que ellas, mis hermanas, me querían porque -después de todo- éramos hermanas.

A medida que pasaban las semanas, traté de decirle a mi madre lo sola que me sentía, aunque tenía amigos y hermanas que aún me querían.

Traté de contarle a mamá sobre mis relaciones pasadas. Especialmente mi relación más reciente, con una chica llamada Julia.

Recuerdo que intenté decirle que realmente la necesite cuando Julia y yo terminamos. Las veces que Julia intentó meterse en mi cabeza, toda la mierda que me hizo. Necesitaba que mi madre me aconsejara, pero ella no estaba allí.

Mamá tenía tanta ira. Ella no quería escucharlo.

Me recordaba que no quería que yo fuera uno de "esos gays" que se pavonean en redes sociales, orgullosos de ser gay. Dijo que no quería que la gente hablara de ella o de mi papá, y que mis decisiones los afectan.

Dijo que "a veces desearía que nunca me lo hubieras dicho, y te lo hubieras guardado para ti. Además, preferiría que estuvieras muerta a que seas gay ”. Escuchar esas cosas de la dama a la que más amaba...me rompió el corazón en un millón de pedacitos.

Mis secretos

Estar “en el closet” era un escondite para mis secretos. Hay cosas que nunca le conté a nadie porque tenía miedo.

Nunca le dije a nadie que salí con un chico, para ver si tal vez estaba confundida. El tipo me emborrachó y luego me violó.

Nunca le dije a nadie. Hasta ahora.

Estar en el closet es oscuro. Vuelve tu corazón y tus emociones sombrías.

Nunca lo entendí.

Hubo un par de veces en que mis propios pensamientos y las palabras de otras personas cavaron muy profundo. Deje que llegaran a mi cabeza y me absorbieran en un profundo agujero negro.

Intenté suicidarme un par de veces, tomando tantas pastillas como pude. Con la esperanza de no despertar nunca más y que el dolor que sentía desaparezca.

Mientras lloraba en la cama, tantas veces, le supliqué a Dios que me perdonara por hacer esto. Le supliqué a Dios que cuidara de mi familia y a mis amigos.

Cuando me despertaba, estaba tan enojada porque las pastillas no habían funcionado. Me enojaba con Dios por no dejarme morir. Me preguntaba a mí misma: "¿por qué no me lleva, esque a caso no puede ver mi dolor?"

Amándome a mi misma

Seguí así. Un día camino a mi trabajo -sintiéndome densa-, un amigo me envió un enlace a un podcast de un predicador religioso.

Lo escuché y nunca olvidaré lo que ella dijo.

"Dios te ama. Él realmente, realmente te ama (...) Te ama si eres gay, gordo, delgado, con ojos marrones o negros. A Dios no le importa. Él te ama".

Desde ese día, las cosas cambiaron para mí. He aprendido a amarme a mí mismo, a ser feliz.

Amo a Dios, amo a todos y todo lo que me rodea. Ahora soy más feliz, y se lo debo todo a mis amigos, por ayudarme a seguir adelante.

Casi un año después, pronto cumplire 27 [años]. ¡Finalmente puedo respirar, y decir que SOY GAY! Ya no tengo que odiarme por ser yo.

Las personas que ya han podido salir están en otro nivel de valentía. Son geniales! ¡Son jodidamente chingones!

Sé que habrá gente que me ame. Pero también estoy consciente de que habrá gente que no me quiera. He aprendido que está bien ser gay.

Los verdaderos amigos siempre estarán ahí para mí, como yo siempre estaré allí para ellos. Confía en mí, he aprendido!

A mis amigos que se enteraron y se quedaron conmigo: Jess, Colleen, Lauren, Kaiti, Ryan, Adem, Becca, por nombrar algunos, gracias. Gracias por reírse conmigo, abrazarme y llorar conmigo cuando les conté, ¡GRACIAS! No saben cuánto significa para mí.

Mi familia ha estado y está intentando adaptarse, desde el día que les conté. Sigue siendo un tema delicado, pero sé que eventualmente, todo estará bien. Finalmente puedo respirar, finalmente soy feliz.

Aprendí que la aprobación que realmente buscaba era la de mi madre. La aceptación de nadie más me importaba, más que la suya. Por eso siempre sentí que faltaba algo.

Aunque ahora comprendo que tomará tiempo, sé que mi mamá me ama.

El amor es sobre ser libre. Es sobre difundir amor y  bondad. Es hacer que alguien se sienta especial, compartir carcajadas y sonrisas. Después de todo, es lo que hace del mundo un lugar mejor, mucho mejor.

No debería importar a quién elegimos amar. Estoy, realmente, muy feliz en este momento de la vida. Estoy feliz con la persona que soy, por lo amable, trabajadora y resistente que soy.

Todavía es un trabajo en progreso, pero estoy un paso más cerca de ser capaz de amarme y aceptarme por completo. Abierta y feliz.

Por ahora, lo que puedo decir es: Me llamo Ana…y soy gay.