Reinventando a los Redskins: ¿Cuál será su futuro nombre?
La corrección política ha llegado al campo de juego con la petición de los líderes nativos americanos de que el equipo de Washington cambie su nombre y su logo…
El dueño de los Redskins de Washington, Dan Snyder, un “rostro pálido”, vive un verdadero dilema estos días.
El lunes más de una docena de organizaciones nativas americanas enviaron una carta al comisionado de la NFL, Roger Goodell, para que obligase a Snyder a cambiar el nombre del mítico equipo de fútbol.
La carta también exigía, informó AP, que el equipo dejase de utilizar la imagen de los nativos en su logo y cualquier merchandising, algo en lo que parecen estar más que de acuerdo no sólo el propio Goodell sino varios de sus patrocinadores, lo que ha hecho que Dan Snyder empiece a considerarlo. Sobre todo, porque en plena campaña para borrar los símbolos racistas del país, que son tanto parte de su vergüenza como de su historia, negarse puede llevar a los Redskins a una estrepitosa caída en desgracia.
Según la carta, los líderes “esperan que la NFL se comprometa en un proceso de reconciliación sólido y significativo con los líderes de los movimientos, tribus y organizaciones nativas americanas para reparar las décadas de violencia emocional y otros graves daños que este nombre de equipo racista ha causado a los pueblos nativos".
No ha ayudado demasiado que el presidente Trump, muy dado a meterse en jardines donde no le invitan -y pisotear sus plantas-, mostrase su rechazo a cualquier cambio de nombre alegando que tanto a los Redskins como a los Cleveland Indians -otro equipo que también está en revisión- se los conoce así “por su fuerza, no por su debilidad”.
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Mientras que personalidades como el ex golfista del PGA Tour Notah Begay, la fundadora de IllumiNative Crystal, Echo Hawk, y varios autores y profesores firmantes de la carta, apelan a este cambio "para asegurar que el daño continuo no sea perpetuado por nadie".
Ahora bien, el dilema no es baladí, igual que tampoco lo es el derrocamiento de las estatuas de conquistadores y esclavistas por todo el país.
Por un lado, debemos enmendar el pasado, introducir en los libros de texto y en nuestras calles esa parte de la historia oculta o incluso la ominosa, la que arrastramos hoy en día en forma de prejuicios, traumas y desigualdades que vienen de muy lejos. Por el otro, corremos el peligro de que, al suprimir en lugar de recontextualizar, vayamos a olvidar aquello que fue y todavía permanece labrado en nuestras pieles o en la abismales diferencias sociales y económicas que existen para unos y otros.
¿Cómo deberían rebautizarse los Redskins? ¿Como los Northwest cowboys? ¿Les ocurrirá como le sucedió a Prince, que se los conozca como los “anteriormente-llamados-Redskins”? Un equipo cuyo nuevo nombre apenas logramos recordar.
¿Y si los Redskins, en lugar de evitar todo conflicto y el temor a ser señalados, reescribieran su emblema y la lacra racista e imperialista que arrastra el apelativo “piel roja” y dedicasen parte de sus cuantiosos recursos y su visibilidad a dar a conocer de verdad la historia y el valor de los nativos americanos en este país que fue suyo antes que de nadie más?
Eso sí sería un touchdown de los que no se olvidan.
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