En una situación crítica para las minorías en el país, una de las voces más fuertes por la igualdad y la inclusión se ha apagado.

El abogado y activista por los derechos al sufragio, Joaquín Ávila, falleció el pasado viernes a los 69 años de edad, según anunciaba Rick Hasen en su Election Law Blog.  

De ascendencia mexicana, Ávila nació y creció en Compton (California), y dedicó más de dos décadas a la lucha por la igualdad y la inclusión de las minorías en los procesos electorales a través de la Ley de los Derechos al Voto.

Ávila ha sido considerado como el padre de la Ley de Derecho al Voto de California, que fue aprobada en el 2001. Asimismo, sentó un precedente en demandas por derecho al voto y trabajó junto a la Mexican American Legal Defense and Education Fund, (MALDEF), donde llegó a ser presidente y consejero general.

Fue merecedor de premios como la MacArthur Foundation Genius Grant (1996), el State Bar of California Loren Miller Legal Services Award (2001) y el Seattle University School of Law Latino Amicus Award (2012).

Como bien le describe el Rebellious Lawyering Institute, Joaquín Ávila “dedicó su carrera a una visión de defensa por los derechos al voto, sedimentada en la convicción de que un gobierno funciona mejor si refleja y representa todo el espectro de sus votantes”.

Según declaró la National Association of Latino Elected and Appointed Officials (NALEO) en un comunicado de prensa, Ávila “era una brillante mente legal, responsable de la modelación del actual escenario electoral de la nación”.

Pero la única batalla que no pudo ganar este gigante del derecho fue la de un cáncer que finalmente pudo más, y dejó un vacío importante en las filas de quienes luchan por los derechos de las comunidades sin voz.

En un momento donde cada voto cuenta, su legado permanece y con él la firme convicción de todos los que trabajamos por la inclusión de las comunidades hispanas de hacer de este el país que todos merecemos.

Hasta siempre, Joaquín.