Estados Unidos, una reconciliación de colores
El crecimiento de la población hispana en el país ya no es solo una tendencia. Lo que implican los resultados del último censo.
Estados Unidos no es un país homogéneo. Nunca lo ha sido. En su origen está el fruto de las migraciones y hoy, 245 años después de su fundación, sigue siendo y evolucionando gracias a las migraciones.
Hispanos, latinos, latinx, todos venimos de distintos lugares y nuestros orígenes están tan arraigados a la cultura del continente que ya es imposible negar que también están arraigados en el norte de América.
El censo de 2020, del que todavía se están conociendo los datos, es la evidencia final de lo que ya se intuía. Los Estados Unidos del siglo XXI son un crisol de culturas ya no solo europeas o africanas, sino también latinoamericanas y asiáticas provenientes de todas las latitudes. Y entre todas estas, el peso de la cultura hispana es cada vez más evidente e irreversible.
Las cifras reveladas por el censo son contundentes. De 331 millones de estadounidenses, 63.7 millones se consideran hispanos. Uno de cada cuatro estadounidenses se considera hispano o asiático. Es decir, más del 25% de la población identifica su origen fuera de Estados Unidos. Además, la población hispana aumentó en la última década un 23%, solo superada por los asiáticos que aumentaron un 41%.
La influencia latina ha llegado incluso a lugares tan “blancos” como Dakota. En Dakota del Norte la población hispana aumentó 148% entre 2010 y 2020, mientras que en Dakota del Sur aumentó un 75%.
Los latinos representan el 39% de la población en California y Texas, y el 26% en Florida, una tendencia que se mantiene en el sur del país y que ha permanecido estable desde que se comenzó a contabilizar la población hispana en el país, en 1980.
Pero, y ¿cómo está la población hispana en otras regiones del país? Los datos del censo son concienzudos y están divididos por regiones, estados, condados, incluso se puede saber el origen de los hispanos en cada una de las regiones.
De este modo sabemos, por ejemplo, que en Filadelfia, el 15.6% de la población es hispana, que en su mayoría son puertorriqueños y dominicanos, aunque en las últimas dos décadas han aumentado los mexicanos y centroamericanos.
El mismo fenómeno de Filadelfia se repite en el noreste del país. Mientras en el sur la mayoría de latinos se identifica como de origen mexicano -o cubano en el caso de Florida-, en el norte la tendencias van más por las islas del Caribe, Puerto Rico y República Dominicana, eso sí sin que los mexicanos cedan como la gran mayoría hispana en el país, pues 37.2 millones de hispanos se reconocen como mexicanos.
Según Jeffrey Passel, demógrafo senior del Pew Research Center, uno de los hallazgos más importantes de este último censo es justamente la movilidad de hispanos del sur al norte del país y su crecimiento en estados “blancos”.
Hispano, latino, latinx son las expresiones que se utilizan para hablar de los inmigrantes que vienen de los países de Centro y Sur América y de España. Brasil quedó excluido de esta categoría del censo, pues a pesar de ser latinos, su idioma no es el español.
En 1976, el Congreso aprobó una ley que permitía preguntar el origen de los hispanos en una categoría aparte de la de la raza en el censo. De hecho es la única ley que ordena la recolección y análisis de datos sobre un grupo étnico en específico, aparte de la categoría de la raza.
De este modo, en el censo de 1980 se empezó a hacer la pregunta específica sobre el origen hispano. Desde antes de este mandato, el gobierno ha intentado medir a la población hispana en el país, a través de encuestas sobre el país de origen de las personas, usando como guía los apellidos, los idiomas que hablaban, etc.
La pregunta ha cambiado poco en estos 40 años, y aunque durante el gobierno del presidente Barack Obama, la Oficina del Censo sugirió unir las dos preguntas sobre el origen étnico de los hispanos y la de la raza, el gobierno de Trump, que estuvo a cargo del diseño y elaboración del censo 2020, no lo hizo.
Sin embargo, sí se hizo un cambio en la pregunta sobre la raza. Solo hasta 2020, las personas que se identifican de raza blanca o negra pudieron escribir una descripción sobre su origen. Esto, entre otras cosas, hizo que las personas que se identifican como de origen hispano dentro de las categorías raciales cambiara sustancialmente. Es decir, ya no solamente es hispano, es blanco-hispano, afroamericano-hispano, o incluso multirracial.
Según Passel, “el formato de la pregunta sobre la raza, que permitía, y yo diría que incluso animaba a la gente a dar respuestas específicas dentro de las categorías raciales”, fue la causa del fenómeno más significativo en los datos del censo 2020, 33.8 millones de personas se reconocieron como pertenecientes a más de una raza, un aumento de más de tres veces, pues 9 millones lo hicieron en 2010, y sólo 6.8 millones se consideraban de más de una raza en 2.000, el primer año en el que se hizo esta pregunta.
Dentro de los hispanos este número también tuvo un incremento significativo, más de 20 millones se identificaron con más de una raza en el censo de 2020, lo que representó un aumento de 17 millones en 10 años.
¿Qué significa que los estadounidenses se identifiquen como multirraciales? ¿Qué significa en particular para los hispanos?
CONTENIDO RELACIONADO
Entre 2010 y 2019, 9,3 millones de bebés hispanos nacieron en los EE.UU, un número similar al total de la década de 2000. En comparación, 3,5 millones de inmigrantes hispanos llegaron al país entre 2010 y 2019, sustancialmente menos que los 6,5 millones que llegaron al comienzo del milenio.
El hecho de que sean más los bebés hispanos nacidos en el país, muchos de estos en familias multirraciales, frente a los nuevos inmigrantes, demuestran la movilidad social, cada vez más personas de diferentes razas y etnias se casan entre sí, tienen hijos que heredan orígenes diversos y estos hijos se identifican con todos sus ancestros.
Este fenómeno responde además al paso del tiempo. Los bebés multirraciales de hace dos o tres décadas hoy ya son adultos jóvenes y tienen puntos de vista más amplios sobre su origen. La multirracialidad en los inmigrantes de segunda o tercera generación, que es lo que se está viendo en esta década comparada con censos anteriores, implica también un cambio en la visión de lo que es ser blanco o multirracial, y cómo los más jóvenes asumen con más naturalidad, e incluso orgullo, sus diversos orígenes.
El sociólogo de la Universidad de Stanford, Tomás Jiménez, señaló a NPR que “a las personas mayores que se criaron a mediados del siglo XX se les enseñó que los hispanos eran blancos y que podría haber un beneficio en reivindicar su blancura”, en contraste, “las personas nacidas en Estados Unidos que ahora responden al censo han sido educadas en una época de política nacional anti-inmigrante y antilatina. Están marcando las casillas del censo con una sensibilidad diferente”.
Pero ser multirraciales también atraviesa otros aspectos de la cultura. En los últimos cincuenta años, por ejemplo, la música latina ha influenciado la cultura y el mercado latino, desde la salsa y el latin jazz en Nueva York, pasando por las figuras del pop como Jennifer Lopez o Shakira, el regional mexicano tan popular en la cultura chicana hasta el reggaeton de la última década. Todos estos ritmos han acercado la cultura latina a la sociedad estadounidense.
Y mientras generaciones escuchan música en español y spanglish, más hispanos hablan inglés, en 2019, 39.8 millones hablaban el inglés de forma fluida, según Pew Research Center. Pero también 42,5 millones de personas hablan español como nativos, 14,9 tienen competencia limitada del idioma y 7,8 millones están estudiando español, según datos del Hispanic Council.
Y ahí no termina la cosa. Estas generaciones de hispanos están tomando la delantera en la creación de nuevas empresas y en el mercado laboral. Los emprendimientos latinos superan de lejos las creadas en los últimos años por los blancos. Los latinos son el grupo que más empresas ha creado en los últimos diez años: 34% frente al 1% de crecimiento general, y contribuye con 2,7 billones de dólares del PIB a la economía del país, por lo que por sí sola sería la octava economía más grande del mundo.
Como dice Janet Murguía, presidenta y CEO de UnidosUS, “la buena noticia es que la mayoría de los estadounidenses reconocen la importancia de los latinos y latinas para nuestra economía y aprecian nuestra ética de trabajo y nuestros valores. La mala noticia es que la mayoría de los estadounidenses también creen en mitos y estereotipos ampliamente inexactos y negativos -perpetuados por las noticias y las redes sociales- sobre nuestro tamaño y situación migratoria que están impidiendo a nuestro país hacer las inversiones y promulgar las políticas que beneficiarán tanto a nuestra comunidad como a nuestra nación”.
El camino está trazado y las proyecciones son positivas. La multirracialidad ya no es un sueño, es una realidad en la que la comunidad latina tiene un lugar tan importante que no se puede esconder.
DEJE UN COMENTARIO:
¡Únete a la discusión! Deja un comentario.