El Nobel de la Paz reconoce a dos periodistas
El premio reconoce el trabajo de Maria Ressa y Dmitri Muratov por la libertad de prensa
El Comité Noruego ha anunciado que concede el Nobel de la Paz de este año a Maria Ressa y Dmitri Muratov, ambos periodistas, por su defensa de la libertad de prensa y su denuncia de los abusos de poder en Filipinas y Rusia. El jurado reconoce así su “lucha valiente por defender los derechos humanos y la libertad de expresión”.
La presidenta del Comité, Berit Reiss-Andersen, ha afirmado que los dos premiados representan “a todos los periodistas que defienden esos ideales en un mundo en el que la democracia y la libertad de prensa se enfrentan a condiciones cada vez más difíciles”. Explicaba que el periodismo libre e independiente sirve para proteger contra los abusos del poder.
La última vez que se concedió el Nobel de la Paz a un periodista fue en 1935, cuando se otorgó el galardón al aleman Carl von Ossietzky por sus artículos sobre el rearme secreto de Alemania entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
En una entrevista en el medio de comunicación en el que la periodista trabaja, Ressa ha dicho: “No creo que este premio sea por mí, es por Rappler. Lo he dicho, lo hemos hecho desde 2016: luchar por los hechos.” En un mundo en el que se discuten los hechos, la periodista cree que ejercer el periodismo es una forma de activismo.
Ressa es cofundadora de Rappler, un medio independiente en Filipinas. Sus revelaciones sobre escándalos de la administración del presidente Rodrigo Duterte le han supuesto diez órdenes de detención en solo dos años. Afirma que los hechos son necesarios para que en el mundo haya verdad y confianza. Porque sin ello, no se puede luchar, por ejemplo, ni contra el coronavirus ni contra el cambio climático.
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En 2020, Ressa fue condenada a seis años de cárcel por “difamación cibernética”, un caso que aún está pendiente de apelación. La periodista salió tranquila de los juzgados en esa ocasión y en otras muchas. Cree que el periodismo “nunca ha sido tan importante como ahora, y sin embargo llevar a cabo este trabajo se ha hecho tan difícil”.
El periodista, en declaraciones a la agencia rusa de noticias Tass, ha dicho: “No puedo atribuirme el mérito, que es de Novaya Gazeta. De los que murieron defendiendo el derecho a la libertad de expresión. Ahora que ya no están con nosotros, probablemente (el comité del Nobel) ha decidido que yo debía contárselo a todo el mundo.”
Igor Domnikov, Yura Shchekochikhin, Anna Stepanovna Politkovskaya, Nastya Baburova, Natasha Estemirova o Stas Markelov son algunos de los periodistas asesinados en Rusia en los últimos años por su trabajo y a los que Muratov ha dedicado el Nobel. El galardón supone un toque de atención para el gobierno ruso porque premia a uno de las pocas publicaciones críticas con el Kremlin que quedan en el país.
Novaya Gazeta ha destapado en los últimos años varios casos de corrupción del gobierno y la oligarquía rusas, exclusivas como las fábricas de “troles” en las redes sociales y otras violaciones de derechos humanos. También el uso de mercenarios de empresas privadas como brazo secreto del Kremlin en el exterior o persecuciones a personas LGTB.
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