El arte ‘punk’ de Shizu Saldamando: La experiencia latina es algo más que trauma
Los retratos de la chicana Shizu Saldamando pueden verse en la galería Oxy Arts de Highland Park (Los Ángeles), donde es artista en residencia.
Dice Shizu Saldamando que es “como un unicornio”. Nacida en una familia de padre chicano y madre asiático-americana, la artista de San Francisco lleva el mestizaje tan en vena como la música y la cultura ‘underground’ de la que se alimentó desde niña, escuchando a The Bansheens, o en libros y series como “Teen Angels” y “The Gangland”, que cimentaron en ella cierto gusto por el arte callejero y carcelario.
Aunque ahora sus retratos son otros, más pausados, de artistas que se han hecho “adultos” y pertenecen a su círculo de amigos -Saldamando tiene 41 años y un hijo de tres-, a sus veinte y treinta vivió y sobrevivió a la escena musical de LA y la convirtió en parte de su obra.
Donde las crestas, los cigarrillos, el alcohol, los piercings y, en suma, el ‘punk salvaje de finales de los 90’ y los antros latinos se entremezclan con sus raíces chicanas y orientales, intentando integrar esta identidad mestiza en más de un sentido y, de paso, dar un giro a la narrativa.
"Cuando empecé a hacer retratos en la escuela de arte era hiperconsciente de los problemas de exotización por ser una mujer asiática", le dice a LA Times. "No estoy tratando de hacer algo de Larry Clark en plan 'mira a estos niños'."
Para Shizu, la experiencia de ser latina y racializada es compleja. Sus obras son instantáneas de su vida que van creciendo con ella a medida que se buscan en otros rostros de “gente hecha a sí misma”, que “ya es como el arte”, y lo hace con un estilo que baila entre el pop, el arte chicano figurativo y el minimalismo.
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¿Es el arte latino siempre político? Es más, ¿necesitamos más obras sobre la lucha migrante?, se pregunta la artista, y se responde: “La experiencia Latinx es más que trauma”.
Si bien la música y los clubes Los Ángeles son el mejor antídoto para muchos males:
"La música es gente que se une y conecta y se vuelve loca y libera el trauma. Es una cosa comunitaria - emborracharse y liberar la tensión”.
Saldamando se dio a conocer en 2008 en la exposición "Avistamientos Fantasmales": Arte después del movimiento chicano", que se inauguró en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles. Entonces ya destacó por el uso de símbolos cholos y chicanos, imágenes aztecas y arte carcelario y callejero.
Ahora también se ha iniciado en el tatuaje y realiza cursos en donde enseña artesanía japonesa como las coronas de flores de papel que sustituían a las de verdad en los entierros celebrados los campos de internamiento para japoneses en Estados Unidos -sus abuelos maternos estuvieron presos durante la Segunda Guerra Mundial y “aún lidian con el trauma”, recuerda-.
Para aparecer en sus retratos solo hay un requisito…
"No tienen que ser personas excepcionales de color. No tienen que ser organizadores. No tienen que estar muertos. No tienen que ser mártires. Sólo tienen que ser afines", concluye.
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