El Día de Acción de Gracias es un día en el que las personas se reúnen alrededor de la mesa para celebrar y agradecer todo lo bueno (o no tan bueno) que ocurrió en el año. Esta celebración generalmente está rodeada de ciertos platillos típicos, en su mayoría son mezclas dulces y saladas con aromas especiados que dan esa sensación de que el otoño está en su apogeo.

 

Para conocer porque estos platos son los que se suelen ver siempre para estas fechas, primero hay que entender un poco de la historia detrás de este día. 

 

En 1621, los peregrinos ingleses invitaron a los indios autóctonos de Plymouth (hoy Massachusetts) a celebrar la cosecha de otoño. Estos querian agradecerles su ayuda, pues sin ellos, el trabajo no hubiera sido posible. Esta cena trascendió en la historia como un momento en el que independientemente de la raza, las personas se sentaron en paz a compartir la mesa.

 

Sin embargo, aunque la cena de Acción de Gracias tal y como la conocemos hoy en día tiene sus raíces en este evento, no se comenzó a hacer tradición hasta el siglo 19.

 

Ahora sí, esta es la historia detrás de los platillos más representativos de la festividad: 

Este plato tradicional, que se ha convertido en un infaltable de la cena de Acción de Gracias,  comenzó a presentarse debido a que la cacería de este animal que es endémico de la región aumenta en la época de noviembre.

 

Aunque cada familia suele cocinarlo a su manera, en general su preparación consiste en hornearlo por horas hasta que la piel quede dorada y la carne muy jugosa.

 

Tradicionalmente, el pavo se rellena con pan duro, cebolla, apio, perejil, romero, salvia, mantequilla y fondo de pavo.

Entre los vegetales que cosecharon aquellos indios nativos de 1621 habían varias raíces y tubérculos entre los cuales se quedó como favorito el camote.

 

Este tubérculo suele acompañar al pavo como puré, mezclado con jugo de naranja y un poco de canela para dar un sabor más otoñal. El camote se cuece en leche, esto para que adquiera una textura cremosa, se rompan más fácil las fibras y adquiera un sabor lácteo que corta con los sabores cítricos de su mezcla. 

El puré de papas es por mucho el plato más popular de Acción de Gracias, y hay una buena razón para ello. 

 

Este tubérculo también formaba parte de los productos cultivados en Plymouth cuando sucedió la primera cena de Acción de Gracias, motivo por el cual se sigue utilizando hasta el día de hoy en honor a esos primeros indios que compartieron el platillo.