La otra "Guerra de los Mundos" que sembró la tragedia en Ecuador
Una década después del experimento radiofónico de Orson Welles, Radio Quito intentó emular el fake alienígena. Lo que ocurrió supera a la ficción.
En octubre de 1938, el mítico director de cine Orson Welles aterrorizó a U.S. desde el Teatro Mercury con una muy aparente adaptación radiofónica de la novela de H.G. Wells La Guerra de los Mundos, donde se dramatizaba una devastadora invasión alienígena que muchos ciudadanos tomaron en serio. Un experimento, se dijo, tan convincente, a pesar de que se alertase en varias ocasiones que era una recreación, que tuvo que intervenir incluso el ejército por los estallidos de pánico que provocó en la ciudadanía.
En febrero de 1949, más de una década después de la sonada emisión y con muchos menos recursos y preparación de los que contaba Welles, Radio Quito, en Ecuador, decidió emular al maestro y recrear su propio fake de La Guerra de los Mundos. Pero en lugar de provocar un momento “ajá”, cuando no una explosión de miedo entre la ciudadanía, el experimento tuvo un efecto jamás esperado por sus realizadores.
En aquel entonces, Radio Quito, que se ubicaba en las oficinas del diario El Comercio, tenía gran prestigio como un medio informativo serio y confiable. El plan del director de la emisora, Leonardo Páez, era emitir el fake sin que ni siquiera sus propios compañeros lo supieran, excepto el actor chileno Eduardo Alcaraz, que era experto en radionovelas e iba a poner la voz al sonadísimo fake.
Los medios de Radio Quito eran bastante más humildes y el locutor anunciaba la invasión alienígena hablando a través de un vaso.
Mientras se retransmitía en directo una actuación de Benítez y Valencia, ambos cantantes enmudecieron. Saltó la última hora informativa, donde el locutor (Alcaraz) anunciaba que habían divisado un platillo volante en las islas Galápagos y que se acercaba peligrosamente a la ciudad.
El engaño no duró mucho tiempo, apenas unos 20 minutos antes de que la población se enterase de que había sido una broma. Algo, por otro lado, bastante obvio ya que Eduardo Alcaraz hablaba a través de un vaso (los efectos especiales de la época) y su voz se mezclaba con la de otros mandos militares y órdenes de evacuación. “En estos momentos se está esparciendo un gas venenoso mortal”, declamaba el locutor.
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En tanto, otras emisoras cayeron también en el engaño y empezaron a reportar el fake, hasta que la amenaza ya era demasiado grande: ¡Varios OVNIS asediaban Quito! ¿Los veían los vecinos? Estaban sobrevolando el barrio de Cotocollao.
Cuando se supo del experimento, una muchedumbre furiosa rodeó la emisora de radio lanzando piedras y prendiendo fuego a la puerta. Las llamas se extendieron por las pilas de ejemplares de El Comercio amontonadas, esperando el reparto de la noche, y la devastación fue total.
Los periodistas que en aquel momento se encontraban en la redacción pedían socorro, pero la Policía no fue a auxiliarlos pensando que era parte de la broma.
El resultado fue terrible. Personas tratando de saltar de un edificio a otro para huir de las llamas y El Comercio convertido en un esqueleto de hormigón y cenizas.
Cinco personas murieron, varias se suicidaron del susto y los daños fueron incontables.
Radio Quito pasó dos años cerrada y volvió a la batalla en 1951. Eso sí, quedaron bastante escarmentado de andar jugando a emular al mismísimo Orson Welles.
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