Cada inicio de año, en los andes centrales de Ecuador, se celebra la “Diablada Pillareña”, una fiesta de baile y colores que reciben el nuevo año. Con rasgos similares al “Carnaval de Oruro” en Bolivia, la “Diablada Pillareña” es “Patrimonio intangible” de Ecuador desde el 2009 y es una tradición que pone de manifiesto el sincretismo cultural y la “resistencia” al colonialismo por parte de los pueblos originarios de los Andes.

La celebración normalmente se lleva a cabo del 1 al 6 de enero de cada año. Sin embargo, este año por segundo año consecutivo, los bailarines decidieron no realizar la tradicional fiesta como medida para evitar el contagio de la covid-19. Según contó Francisco Yanchatipán, alcalde de Píllaro, en una entrevista a Efe, aunque este año se realizará una celebración restringida, se mostró positivo por retomar la tradición el siguiente año.

 “…aspiramos a tener la participación de forma presencial, como en años anteriores”. 

A inicios de 2021, la “Diablada” se efectuó de forma virtual, con una danza representada por unas 30 personas. El registro se difundió  por las redes sociales del Municipio de Píllaro. Para este año, el Ayuntamiento decidió suspender el festejo como una medida  necesaria ante el avance de la enfermedad. 

Esta fiesta es una actividad “que genera muchos recursos para todo el cantón (municipio), para toda la población”, ya que convoca a muchos turistas. Aun así, la decisión tomada por el ayuntamiento se basa en los cuidados colectivos. En uno de los barrios, algunos vecinos se vistieron el pasado martes como algunos de los personajes representativos de la Diablada. 

Sin embargo, no todos los ciudadanos están dispuestos a postergar sus tradiciones. Un intento de fiesta clandestina de la “Diablada Pillareña”, fue intervenido y cancelado por las autoridades el pasado lunes. Este operativo de control continuará hasta el próximo 6 de enero del 2022.