Philadelphia es la sede del primer mural que se realiza inspirado en el personaje de la novela gráfica, La Borinqueña. Para llevar el cómic al muralismo, el creador de La Borinqueña, Edgardo Miranda-Rodriguez, trabajó junto a un grupo de estudiantes del programa Mural Arts Philadelphia.

El mural está localizado al norte de Philadelphia, específicamente en el barrio Norris Square, uno de los vecindarios con la mayor población de puertorriqueños.

Según explicó a AL DIA la artista y project manager de Mural Arts, Alaina Ewins, el mural mide alrededor de 27 pies de alto y demoró tres años en llevarse a cabo. El mural fue inaugurado el pasado viernes durante un evento abierto al público y a los vecinos de la comunidad. El artista Celso Gonzales y Miranda-Rodriguez ofrecieron una charla en Las Parcelas, en la calle Palethorp.

"Tener un mural que celebre la cultura de la gente que vive allí es increíblemente importante, y para mí es una forma de reconocer a la comunidad y su historia", dijo Ewins.

Sobre 100 personas formaron parte del proceso para hacer posible el mural de La Borinqueña. Entre ellas, participaron personas jóvenes, artistas educadores de Mural Arts y el “ejército de personas” que participaron durante el proceso de pintura.

¿Cómo describiría artísticamente el mural sobre La Borinqueña?

En una entrevista vía correo electrónico, le preguntamos a Ewins cómo describiría artísticamente el mural sobre La Borinqueña. Esto fue lo que nos contestó:

"Este mural es un oasis en medio de una jungla de cemento. Cierra los ojos e imagínate esto: una exuberante paleta de azules y verdes forman el cielo y la tierra que te transporta a Puerto Rico. La Borinqueña se eleva, con una mirada de alegría y orgullo en su rostro y la bandera de Puerto Rico ondea triunfante en el viento. Las iguacas se unen a ella en su vuelo, surcando el aire. 

Las ancestras Pura Belpré, Julia de Burgos, Celestina y Gregoria Cordero Molina, Mariana Bracetti y Lola Rodríguez de Tió la miran con cariño y a ti, el espectador, respaldadas por nubes blancas. 

De repente, te encuentras acurrucado bajo un alto y poderoso árbol de Ceiba de 100 años, lleno de cálidos marrones y verdes oliva; entre sus ramas se asoma un travieso macaco. En primer plano hay vibrantes flores con dos coquí, una de las cuales es la flor de maga, que se representa en un rojo saturado. 

Espero que cuando la gente pase por delante, se detenga un momento y pueda encontrar la paz de transportarse a la isla", concluyó.