La belleza del camino
Las Águilas han volado más alto que ningún equipo de la Conferencia Nacional en un inmaculado trayecto hasta el Super Tazón LII
Cuentan los amantes de la montaña que Sir Edmund Hillary, el primer hombre que coronó el Monte Everest, pudo estar muy poco tiempo en el pico, porque la climatología indicaba que era importante bajar lo antes posible. A pesar de ello, cuando se le preguntó por este hecho, el filántropo aventurero comentó: “Más que llegar a la cima, lo más hermoso ha sido el camino recorrido hasta ella”…
De la misma manera que el montañero neozelandés, las Águilas de Filadelfia coronaron el pasado domingo la complicada ascensión hasta el título de la Conferencia Nacional, siempre más abrupta que la de la Conferencia Americana. El hecho de que en los últimos diez años la Nacional haya tenido nueve campeones diferentes demuestra lo complicado de la aventura. Sin embargo, como Hillary, el equipo de nuestra ciudad tiene que estar más orgulloso del trayecto recorrido, del aplomo mostrado para afrontar crudas lesiones, de ser dado como favorito para perder en los dos partidos de playoffs a pesar de jugar en el Lincoln Financial Field… porque las grandes gestas se construyen paso a paso, partido a partido.
Muchos expertos evaluaron la clasificación de las Águilas para el Super Tazón como la temporada más sorprendente ejecutada en tiempos recientes por un equipo de la NFL. Pero el enorme éxito de Filadelfia tiene que estar ligado, por encima de todo, a un nombre, Doug Pederson, el entrenador que no solo volvió a su casa, como máximo responsable, para recomponer los desaguisados dejados por su predecesor, Chip Kelly, sino a construir una franquicia ganadora, algo que ha tardado solo dos años en conseguir, una hazaña que ni los más optimistas de lugar hubieran previsto cuando se hizo cargo de las riendas del equipo en la temporada 2016.
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Conocí a Pederson en la Liga Mundial de Fútbol Americano (más tarde NFL Europa). Allí jugó como mariscal de campo de los New York/New Jersey Knights a principios de la década de los noventa y en los Rhein Fire de Dusseldorf, Alemania, a mediados. De allí dio el salto a la NFL y, aunque no triunfó como hicieran otros jugadores de su posición (Kurt Warner principalmente), sí que estuvo en el sitio adecuado para aprender de los mejores, trabajando bajo entrenadores sabios en aspectos ofensivos, especialmente en Green Bay. Pederson siempre fue un gran observador, una esponja que sabía asumir y mejorar los conceptos que le esbozaban. De esta forma, en su primera oportunidad al timón de un club NFL, ha explotado de manera espectacular.
Si te dicen que durante una temporada vas a perder, entre otros, a hombres como tu mejor liniero ofensivo, Jason Peters, tu apoyador central estelar, Jordan Hicks, tu corredor especialista en acciones de pase, Darren Sproles, y sobre todo al mariscal de campo más en forma de toda la liga, el joven Carson Wentz, probablemente te des por vencido. Sin embargo, las Águilas han sabido sobreponerse a todo, mostrando la solidez de su bloque y el gran papel de sus entrenadores. Es cierto, Wentz es muy bueno, pero la emersión de su sustituto, Nick Foles, no ha hecho otra cosa que ratificar el excelente trabajo de Pederson & Co. Su sistema de opción de carrera o pase (RPO), leyendo el interior de la zona media defensiva rival, ha demostrado sencillez y eficacia, siendo ejecutado por Foles a la perfección en los playoffs.
Hemos tenido cinco días sensacionales para disfrutar de las épicas victorias obtenidas en casa ante Halcones y Vikingos. Ahora no vale ninguna otra cosa que centrarse en las potentes huestes comandas por Bill Belichick y Tom Brady. Por supuesto, las Águilas no serán favoritas en esta postemporada una vez más, pero en nuestro foro interno podemos confiar en Pederson y sus muchachos para dar la campanada ante los Patriotas de Nueva Inglaterra y acabar con la maldición de 58 años sin ganar en Filadelfia el título de la NFL.
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